ESCAFANDRA Cuando perdemos la brújula | Blanca Vázquez


Las fronteras no son el este o el oeste, el norte o el sur, sino allí donde el ser humano se enfrenta a un hecho.
Henry D. Thoreau

Quienes han creado las fronteras lo han hecho con la idea de conformar territorios y delimitar propiedades; muchas veces ese sistema lleva de la mano odios, resentimientos y hasta guerras. Y cuando hablo de guerras éstas no sólo se dan en el campo de batalla sino también en las mentes e ideologías de quienes habitamos este planeta.

Hay en Seatle, Washington una organización llamada WAGRO que une en sus siglas a un estado norteamericano y un estado mexicano, ambos habitados por una mujer guerrerense, Julieta Altamirano Crosbi. Ella ha buscado que sus imaginarios mexicanos nos se pierdan en los imaginarios del vecino del norte.

En ese estado donde ha nacido Starbucks, donde se fabrican los Boeing 747 y vio la luz el fantástico Jimi Hendrix, esta mujer procura que los latinos, pero sobre todo los mexicanos, no pierdan el contacto con su lengua y sus costumbres; labor nada fácil y sí apoteósica. Aquí habitan una fuerte cantidad de seres humanos guerrerenses, el Sur ha venido al Norte y con él los tacos, el pozole y algunos casos el maíz morado. Pero en ese mismo contexto ha llegado el coraje, la desazón y desencanto que nuestro México o nuestro Guerrero querido nos ha ido heredando. En qué momento perdimos el amor por esa tierra tan prodigiosa y noble, cuándo dejamos de vernos de tú a tú; sé que pensarán que todo es heredado por el sistema capitalista y neoliberal que E.U.A ha creado, pero ¿en verdad nosotros no hemos sido capaces de construirnos desde nuestros valores y nuestro proceder?

WAGRO realiza programas de empoderamiento para mujeres latinas, brinda capacitación a organizaciones que trabajan  con personas de capacidades diferentes y las llevan a Guerrero para que se retroalimenten y compartan la labor. Y muchas veces tengo que decirlo se encuentran con las puertas cerradas porque los mexicanos hemos dejado de creer, se nos ha vuelto costumbre ver la deslealtad, pero yo aún creo existimos muchas personas que creemos en el otro. Hoy que estoy de este lado me doy cuenta que las fronteras las hemos construido desde nuestros razonamientos y con mucha pena desde nuestros espacios emocionales. Acá con mi inglés en ciernes he recibido sin que me conozcan un apoyo de los individuos que habitan este país de inmigrantes.

Recuperarnos desde el Sur no sólo debe ser un discurso, sino una acción donde nos sintamos orgullosos de venir de nuestros territorios y sabernos parte de y no fuera de… sé que pensarán que soy utópica y que quizá sea mi primer viaje, no es así. Lo que sucede es que venimos arrastrando la cobija del estado proteccionista, del chinga si puedo, del agandalle, la envidia y la corrupción. Sí, lo he visto de éste y del otro lado. Hay tanto por hacer, lo sé. WAGRO trabaja en Seatle, pero no basta con sus propósitos, necesitamos resetear nuestro cerebro para dejar de sentirnos humillados y perdedores, porque no lo somos, o sí, pero por elegir a nuestros gobernantes o a esos gobernantes a los que les importamos un pepino.

El amor a la patria no conoce fronteras ajenas decía Stanislaw Lec. ¿En dónde perdimos la brújula? ¿Cuándo nos sentimos superiores o inferiores? ¿Por qué culpamos a otros de nuestros males? ¿Cómo nos conformamos como seres humanos y no masas corpóreas que habitan sin habitar? ¿Quiénes nos ayudarán a sentirnos orgullosos si nosotros mismos no sabemos quienes somos o lo que es peor desconocemos al que está a nuestro lado?

La formación académica debería fortalecernos, pero aún más los valores que hemos ido abrevando, saber que los y las que vienen después de mí tomarán la estafeta, así que debo compartir mis saberes y mis experiencias, sino, como nos decía un ser humano dedicado a la investigación universitaria, el conocimiento se pudre dentro de nosotros mismos. La generación de redes podrían evitar un sinfín de desacuerdos, guerras y hasta muertes.

Nosotros somos los culpables de nuestras propias experiencias, saben de lo que hablo, lo saben. Seguiré transitando este imaginario cultural y urbano, seguiré recorriendo los saberes traídos a este país y continuaré creyendo en aquello que ha escrito Paul Auster. Nuestras vidas realmente no nos pertenecen, pertenecen al mundo, y a pesar de nuestros esfuerzos por darle un sentido a éste, el mundo es un lugar que va más allá de nuestro entendimiento; entonces ¿por qué razón nos invisibilizamos?

Para escuchar

Somos anormales. Residente
La jaula de oro. Tigres del norte
La raíz de mi tierra. Lila Downs

Itasavi1@hotmail.com
Facebook: Blanca Vázquez

Imagen | Paulo Ceric

0 Comentarios