CALEIDOSCOPIO Sobre el filósofo y el poeta | Wilberth Alejandro Rejón Huchin


“El poeta ha sabido desde siempre lo que el filósofo ha ignorado, esto es, que no es posible poseerse a sí mismo, en sí mismo. Sería menester ser más que uno mismo; poseerse desde alguna otra cosa más allá, desde algo que pueda realmente contenernos. Y este algo ya no soy yo mismo.” (María Zambrano). 
La filosofía a lo largo de la historia ha tenido distintas definiciones dependiendo de los autores y la época, si bien, no puedo aludir a una concepción propia de veracidad por los espejos de mi percepción, puedo inferir que la interpretación más universal sobre la misma se da en la búsqueda o el acercamiento hacia la verdad.

El poeta es alguien que muchas veces a la hora de buscar una conceptualización unívoca o formal rompe con cualquier afuera decantándose a otros terrenos o más bien siendo inasequible en denotar algo intrínseco sobre él. El lenguaje como diría el filósofo alemán Martin Heidegger es la “casa del ser”, esto significa que el ser es pastor del lenguaje y se desenvuelve utilizándolo como isla. Quizás lo dicho puede tener mejor significación si tomamos al lenguaje como una herramienta en la cual el ser se desvela así mismo; esta intuición de Heidegger nos lleva a dilucidar una diferencia muy amplia entre el filósofo y el poeta que reside en que el primero busca obtener en cierto punto la verdad o algo que le dé una certeza, mientras que el segundo sólo pone en una pantalla el cumulo de imágenes que dan con el advenimiento de un “ser-otro” que se revela implícitamente en la cartografía de la realidad.

La poesía desde el lenguaje que utilice, ya sea cotidiano o abstracto, tiene el carácter de mostrar lo que al ser le acaece, es decir, toda esa saturación de estímulos que llegan a dar cuenta de que no nos podemos rebasar de nosotros mismos, sino que simplemente somos en el sentido amplio de la palabra. Lo anterior nos pone ante un medio de trascendencia frente a lo que no podemos contener cognoscitivamente, sino que nos contiene, de ahí que la hermenéutica, la traducción de lo que nos es revelado a través del lenguaje deba ser con humildad a sabiendas de que “no es posible poseerse a sí mismo”.

Creo firmemente desde mi ignorancia inicial que lo que nos refieren María Zambrano y otros filósofos inmersos en los tópicos modernos de la fenomenología, la ontología, la hermenéutica y la percepción, es la idea de abrir un horizonte hacia la epifanía de algo que no podemos contener por completo advirtiendo también que el hombre es un animal racional que si bien no puede apropiarse de sí mismo, algo tiene que conocer de él, de ahí que podamos hacer esbozo sobre el trabajo del filósofo y el poeta.



Wilberth Alejandro Rejón Huchin (Mérida, Yucatán, México 1997). Ganador del primer lugar en el X y XI concurso estatal de poesía de los colegios de bachilleres de Yucatán, participó en el XXIII encuentro académico de jóvenes escritores realizado en la ciudad de Huatulco en el 2014 y fue ponente en el primer encuentro literario del sureste realizado en la ciudad de Mérida en el 2015. Ha publicado en las revistas digitales: Cinosargo, Morbìfica, Bistró, Literatura y poesía, Hijos de marzo, Revista sin fin, Experimental lunch, El grito literario, Mal de ojo, Letrina, Monolito, entre otras. Dirige el sitio de difusión poética “Marcapiel”. Actualmente está a punto de terminar el taller “Grandes poetas del siglo XX” impartido por el escritor José Díaz Cervera.

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