BEDUINO
Recorre con tus dedos,
la superficie de arena de mi piel
y haz que de ella surjan flores color violeta,
frutos de exótico sabor.
Dame la vida que se perdió en otro cuento.
Convierte mis noches,
en ese intercambio prohibido, lascivo.
Creado para ambos
en la parte de la luna que no podemos ver.
Hunde tu lengua en el arco de mi espalda.
Lámelo cada noche. Paladéalo.
Saborea la inocencia y perversión de mi oasis.
Avasállame hurgando en las ruinas
que el enemigo de otra era dejó.
Libera a besos, la salina humedad
que brota de entre las columnas
que sostienen mi ser,
dulce hombre del desierto.
PRINCESA
Tu dulce humedad en mi boca,
jugo de amor prohibido que surge de tu selva
y baja lentamente por la curva de tus hermosas nalgas.
Aprisiono mis piernas a tus muslos,
pues quiero conservarte cerca por un momento más.
Me permito asir mi lengua a tu pecho,
para que me alimente y me de vida.
Tu cabello de dóciles serpientes se enreda en mis dedos,
acariciándolos con deseo.
Y te celebro. Tu vida en mi ser.
Tu risa iridiscente.
El amor que me profesas.
Sueño de amor que comparto
con el hijo del militar que vive en medio de terremotos.
Deseo de piel con piel contigo, hermosa, llena eres de Gracia,
princesa bailarina del medio oriente.
HORUS
Te busco en el mitológico instante antiguo que nos une
y ansío sentir cerca los colores que surgen de tus manos.
Esos que cambiarán el arcoíris del blancogrisnegro de mi ser
y me llenarán la piel de entes de legendaria estirpe.
Mi persona tiembla tan solo verte.
Y es que te deseo jugando en mi entrepierna,
como nadie antes te deseó, dulce Horus.
Señor obscuro, hedonista.
Dios que corrompe mis sensaciones dormidas.
Cierro los ojos y lo roto de tu nombre,
plasmado en el papiro,
se convierte en eso que me lleva al éxtasis.
Al suave gemido que escapa de mis labios,
cuando por las madrugadas,
tomas mi sexo subrepticiamente,
en el sueño perfecto en el que solo existimos tú y yo.
Aunque tus caricias regresen siempre al territorio de la mujer leopardo.
TU LENGUA
Tu lengua que juega, busca en mi interior.
La que me produce espasmos que me recorren
y llegan a esa, la región finita de espacio
en la que concentro la energía
de los pasados 746 instantes negros.
Tu lengua,
que se abre paso con la punta,
gentilmente,
para saciarse en el río que mana de la selva
que cubre el paraíso de entre mis piernas.
Tu lengua, que me besa profunda,
profusamente.
Explorándome sin censura ni pudor.
Moviéndose a ese ritmo secreto que me anega
me rebasa; me conduce al místico regocijo.
ALINA VELAZCO-RAMOS. Escritora nacida en México D.F. (1973). Estudió el Diplomado en Creación Literaria del INBA y ha participado en lecturas en diversos foros de México. Miembro de la REMES y del Movimiento Poetas del Mundo. Participó en el XXII y XXIII Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el País de las Nubes, Oaxaca, México; en el I Encuentro de Escritores (Entre Paréntesis) en la ruta del vino, Chile; en el VI Encuentro Poetas en Carnaval, Colombia y en el encuentro El Mundo Literario Contemporáneo en Brasil. Mención de honor en el género Poesía del XLIV Concurso Internacional “Voces de Hoy 2015” Argentina. Ha publicado en México, Chile, Rumania, País Vasco, República Dominicana, España, Perú, Argentina, Cuba, Estados Unidos, Bolivia, Italia y Brasil.
Ilustración | Apollonia Saintclair
0 Comentarios
Recordamos a nuestros lectores que todo mensaje de crítica, opinión o cuestionamiento sobre notas publicadas en la revista, debe estar firmado e identificado con su nombre completo, correo electrónico o enlace a redes sociales. NO PERMITIMOS MENSAJES ANÓNIMOS. ¡Queremos saber quién eres! Todos los comentarios se moderan y luego se publican. Gracias.