El frío carboniza la palabra.
El agua mental se hace piedra, la carne
deseada revive con la muerte
del banquete ebúrneo –Cristo hermosamente muerto–
del anhelo oscuro de Cellini.
En la demencia nocturna del Tiziano
que agasaja la plancha del mártir
se atisban las luces mentidas
del
Reino de Dios en la Tierra
que sólo el silencio derrocará:
romería de osario incandescente.
Y tú, Felipe, aún agónico en tu cama
donde pierden el alma los turistas,
endureces el aire, encostras
el absurdo recuerdo de un adjetivo
que dio de comer a una legión de alucinados,
o tu sombra de alabastro
que humedece el mausoleo del futuro
y acaricia la trémula piel de la roca palpitante
de los infantes muertos sin la boca sepultada.
En la capital durmiente del imperio,
en el cetro de lenguas disecadas,
un siniestro coloso de penurias
para vencer al dios humano: oh, silencio
del sepulcro celestial
en su terruño de tapiz y oro líquido,
oh, silencio, salvación flamígera
en el glaciar que aboveda el infinito.
Todo es mentira. Aquí
el Verbo no se hizo carne, aquí
el silencio se hizo piedra. Y aquí
es todo el universo, ese retablo, ese grutesco
son el escenario diurno de las pesadillas enjauladas,
aquí somos los monjes
del culto afásico: el verbo penitente
que conoce el silencio y el vacío del silencio
y desconoce la nada de su lenguaje de verdad.
Ni el dorado latín de la biblioteca,
ni los dédalos ajardinados,
ni siquiera las cumbres armadas de cristal,
el ocaso sempiterno de los cirios
con las pústulas sagradas del acólito,
nada
podrá rellenar el vacío
que
germina como encina embrujada
en la
garganta muda del pudridero,
nada podrá adornar en pureza
–ninguna matemática voz–
las reliquias de la Nada
donde las ascuas bíblicas siguen quemando,
donde las palabras son pavesas frías,
donde la roca inmortal es polvo de gritos.
Nada
engendra Nada,
Todo se
nombra debajo de los muertos,
y sólo
queda el sueño
del rey
en su torvo paraíso.
PEDRO
MARTÍN AGUILAR (Madrid, 1991). Es
licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM y maestro en Letras
españolas por la misma institución. Se dedica a la investigación de la poesía
de Luis de Góngora y de la lírica española de la segunda mitad del siglo XX. Es
profesor de poesía en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ha colaborado
en Nueva Revista de Filología Hispánica, Transatlántica, Mexicanísimo,
Bitácora de Vuelos y La Liebre de fuego. Visita su Facebook.
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