En la sala de terapia intensiva
un hombre en coma estalló dentro de mi oído
él a la orilla de las nueve,
abandonado dentro de su cuerpo
con los brazos caídos sobre agujas
siempre silenciosas
pero un quejido
como si por primera vez un quejido
en los labios del que moría
se abría como libro apenas dibujado.
Pensé en ir hasta su cama cada noche
aprender su nombre
y luego hacérselo sonar,
hablarle de un niño que buscó sombra
bajo un árbol en medio de la calle
y se quedó estacionado
esperando la caída
de los primeros frutos.
Olvidé así mi vida
un lunes de septiembre
y al buscar en su expediente
encontré que llevaba en ese estado
trece años
trece años y un padre muerto.
Yo no imaginaba así la eternidad ni la tristeza
revisé sus signos, estables todos
y salí del cuarto.
Por la madrugada
sobre una camilla vacía
soñé con un árbol viejo que lloraba.
Tomado del libro Los árboles arrancan su cuerpo de la sombra (Bitácora de vuelos ediciones, 2015).
MERARI LUGO OCAÑA (Hermosillo, Sonora. 1990). Poeta y Médico Interno de Pregrado. En 2014 obtuvo 2do y 3er lugar en el Certamen de Literatura Joven de la UANL. Ha colaborado con poemas y fotografía en diversos medios electrónicos e impresos y exposiciones colectivas. Actualmente se interesa en la neuroestética y la convergencia entre arte y psicoanálisis. Reside en Monterrey.
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