Selma Ancira (Ciudad de México, 1956) coloca la literatura griega y rusa al alcance del lector en español; Juan Villoro, por su parte, lo hace con las letras en alemán y, como ellos, otros realizan traducciones de las diversas lenguas en que se escribe alrededor del mundo.
—En mi caso, estoy al tanto de lo que sucedió en el pasado, de lo que sucede hoy en la literatura rusa y de lo que está sucediendo en este momento en la literatura griega. Tengo la suerte de elegir a los autores cuya obra me interesa que llegue a las manos del lector en español—, sostiene Ancira en entrevista con Notimex.
Traductora de Dostoievski, Bunin, Bulgákov, Pushkin y Pasternak, entre otros autores, sabe que en ocasiones sucede algo muy peculiar: el lector ignora quién lo tiene atrapado, si el autor que escribió en su lengua materna o el traductor, quien trasladó el escrito a otro idioma.
—“Estoy convencida que debemos tener confianza en quien traduce. Yo no hablo alemán y hay autores alemanes que me encantan; sólo he podido conocerlos a través de sus traductores”, añade.
Ella, quien ha traducido también a Seferis, Kampanelis y María Iordanidu, asegura que confía en el arte de sus colegas, pues lo realizan con pasión, esmero y amor; ello le granjea el acceso a la literatura en otros idiomas como el japonés, el cual descubrió no hace mucho tiempo a través de las traducciones que halló en librerías.
—¿Quién nos atrapa? ¿El argumento que es fundamental? ¿El poema? ¿Lo que el autor escribió? ¿Aquello que el traductor pone al alcance de nuestras manos a través de la propia lengua del lector? El autor escribe y el traductor lo toma, retoma, recrea y hace suyo para llevarlo a otro idioma— destaca la escritora.
Traducir Loxandra al español —de la griega María Iordanidu (Constantinopla 1897- Atenas 1989)— es una de las experiencias más satisfactorias de mi vida profesional, porque es una novela que había que reescribir; traducirla sí, pero reescribirlo de tal manera que al leerla un hispanoparlante sienta lo mismo que siente el lector griego".
Ancira explica en qué consiste ese proceso de reescritura y no sólo traducción.
—Hice un experimento muy interesante, jugar con dos tipos de español, porque el texto original está escrito en dos griegos distintos: el griego de Asia menor y el griego del Continente Europeo. Así como un lector griego de pronto no conoce una palabra en el libro porque es una voz usada en Asia Menor, utilicé el español de España y el español de México para crear el mismo efecto que el autor genera en el lector griego— abunda en sus declaraciones.
CADA TRADUCCIÓN ES UN DESAFÍO
A Selma Ancira se debe, entre otras hazañas literarias, haber proporcionado al lector en español la obra de la prosista y poeta rusa Marina Tsvietáieva (Moscú 1892-Yelábuga 1941), de quien ha traducido prácticamente toda su prosa.
—Cada libro que decido traducir es un desafío. Al iniciar cada trabajo ignoro si voy a poder terminarlo (bien) o no. Hasta que no veo el resultado final es una lucha constante, entre tomar decisiones, usar las palabras adecuadas y sobre todo, lograr en mis lectores (desde México hasta Argentina, y en España) el efecto que en Loxandra propició la autora griega— dice la ganadora de la Medalla Pushkin (2008), máximo galardón que Rusia otorga a los artistas extranjeros.
Ahí, ella descubrió elementos que pudieran parecer extraños a quien lee en español, tal como un postre cuyo principal ingrediente es una pechuga de pollo. Si la traducción es literal, seguramente el lector pensará que la traductora se equivocó o algo resultó erróneo en el proceso de cambiar la novela a otro idioma, estima Ancira.
—Viajé varias veces a Constantinopla para conocer ese y otros detalles que al cabo me permitieron recrear adecuadamente la novela. Es importante que los traductores tengamos el conocimiento de lo que estamos describiendo. Puedo describir a ciegas, pero las palabras tienen muchos significados y para darle el significado correcto debo saber de qué estoy hablando. También me trasladé a otras ciudades, porque voy persiguiendo los argumentos, a los autores y a los personajes.
"Mucho del lenguaje del personaje Loxandra, la matrona, viene de mi abuelita, porque es un vocabulario que ha quedado en el pasado pero que mi abuelita usaba y en este momento a los griegos les resulta pasado de moda", subraya al comentar sus procesos creativos.
Radicada en Barcelona desde el año de 1988, estima que el traductor es cada vez más reconocido y valorado en el mundo editorial. La conciencia de lo que significa el trabajo del traductor crece día a día y —de acuerdo con ella— a diferencia de hace algunos años, hoy sí se acredita en cada edición el nombre del traductor. En su biblioteca personal ella posee libros de autores en idiomas distintos al español, verdaderas obras literarias y, sin embargo, desconoce quién es el traductor o traductora.
Selma Ancira entre sus galardones cuenta con el XII Premio de Traducción Ángel Crespo (2009), esto por su traducción de Viva voz de vida, autoría de Marina Tsvietáieva; el Premio de Literatura Marina Tsvietáieva (2010) por sus traducciones de dicha poeta; el Premio Nacional de Traducción por el conjunto de su obra (2011); el Premio de Traducción Literaria Tomás Segovia (2012) y el Premio Read Russia a la mejor traducción (2016).
Ahora se encuentra en México para presentar su libro Aforismos de Lev Tolstói, una serie de textos que ella seleccionó y tradujo. Mañana miércoles 14 de agosto a las 19:00 horas en la Librería Rosario Castellanos, se llevará a cabo dicha presentanción con las glosas y comentarios de Adolfo Castañón, Rodrigo Martínez y Alejandra Atala.
El 23 de agosto impartirá una charla sobre Loxandra de María Iordanidu y Zorba el griego, de Nikos Kazantzakis; esto en la Librería del Ermitaño de San Pedro de los Pinos; a su vez, del 26 al 31 de este mes estará en el Festival de Teatro “Emilio Carballido”, donde dictará una conferencia sobre Ismene, de Yannis Ritsos.
Foto de la autora: Excelsior
NTX
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