POESÍA En la pupila del sol | Diego Illescas



DESPUÉS DE LAS 6 PM 
la tarde es un funesto mar
de interrogantes
que nos lanza las redes
de ayer y mañana

ver caer el sol
como una yema
desparramada
en el sartén.

nos hace sentir el frigorífico
de la noche

y preguntarnos
que tan cerca
o lejos
se está de la vida.

La tarde es un lenguaje de cadáveres
que nos recuerda
la cercanía de la muerte
   
Moscas que nos hablan
en sus trayectorias
de lo que hemos dejado.

Ver un sol
morir cada tarde
en un tejado
y recordar
que nosotros
también somos solitarios
que nosotros
también somos soles

quizá sea
lo que nos atormenta

o tal vez
la angustia de saber
que nosotros
tras terminar el ocaso
no seremos soles

Sino
preguntas
recuerdos
lenguaje y sus bordes

cascaron siempre a punto de cuartearse.


ALTAR A LO QUE AÚN NO DEFINO PERO EXISTE 

sus trenzas siguen amarradas
a mi pecho,

no la quiero sacar del todo
de ese rincón
que le he guardado,

abundan los viejos recuerdos
en mi memoria
pedazos sin vida,

le he dedicado un altar
al fondo de mi boca,
hay palabras
que nunca salieron de mi saliva

y mis dedos todavía sienten
su presencia,

al hundirme en la almohada
sus pétalos
se aferran a mi boca
la impregnan de su canto

en las lágrimas
hay estrellas que soñé podrían florecer
y ahora son supernovas
en mis manos,

queda
solo el fétido olor
del amor caducado
como una meseta que atraviesa
mi garganta,
de donde a veces brotan aves
o sólo gárgolas,

no la quiero sacar del todo
temo morir en un  abismo,
morir
más que de costumbre,

no creo en cuentos de hadas,
el pasado fue un aleteo
arrebatado, despedazado
en mis labios,

donde aún te amo,
y amor es una palabra
sin definición en mi vocabulario,
del que conozco su sabor.
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Amor, fría rosa.
eleva y en la punta
te desploma cielo arriba,
se abre el cosmos
y su horrorosa belleza.
Cierro las puertas.
No hay entradas ni salidas.


MI NOVIA EL SUBSUELO

Jamás aceptaré que he pecado.
Que me avergüenzo de lo hecho.
Que noche a noche
hay una alcoba de alaridos esperándome
con puños cerrados y látigo en mano.
No hallaré cielo en esto, lo sé

pero asfixiarse
un poco,
a veces,
demasiado
puede llegar a ser placentero.

Se encuentran diminutas partículas de aire
que se creían extintas
en pulmones de hierro.

Mirar la oscuridad del sótano
ahogarse en su humedad
también
puede ser agradable

uno haya pequeños fragmentos
de astros y lunas
que nunca se dejan ver en la pupila del sol.

Sol hiriente cuando no lo busco.
Que quiere implotar en mi ser
y no lo dejo.
Por si la mañana
posee astillas
y sólo es actuación.

Jamás aceptaré que he pecado.
La cálida putrefacción de las lombrices
la negrura del agua estancada
es una cobija para mí

el subsuelo
        mi novia perfecta.


DIEGO ILLESCAS (Guadalajara, 1997). Ha participado en declamaciones y slam poetrys y  colaborado en revistas como Poesía Referencial, Nocturnario, El grito Literario, entre otras. Actualmente estudia arquitectura y disfruta mucho de la fotografía pero como hobby.

Imagen | Pinterest

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