Dulce bien,
¿cómo acordarse para no herir?
¿a qué costado?
Las ventanas
se vuelven un coloquio.
Las paredes escuchan.
No acierto a contemplarme.
Y aquí estoy
guardando de nuevo las reliquias.
Soy una tejedora que urde y trama
a su solo deseo,
la guirnalda, la música,
las joyas, el fruto, el asta erguida,
el espejo vacío:
el sol de los amantes.
Y aquí estoy
guardando de nuevo las reliquias.
Soy una tejedora que urde y trama
a su solo deseo,
la guirnalda, la música,
las joyas, el fruto, el asta erguida,
el espejo vacío:
el sol de los amantes.
0 Comentarios
Recordamos a nuestros lectores que todo mensaje de crítica, opinión o cuestionamiento sobre notas publicadas en la revista, debe estar firmado e identificado con su nombre completo, correo electrónico o enlace a redes sociales. NO PERMITIMOS MENSAJES ANÓNIMOS. ¡Queremos saber quién eres! Todos los comentarios se moderan y luego se publican. Gracias.