Ilustración de Helena Pérez García |
El nombre de Virginia Woolf (Londres, 25 de enero de 1882-Lewes, Sussex,
28 de marzo de 1941), escritora británica, figura junto con el de James Joyce,
Thomas Mann o Franz Kafka entre los grandes renovadores de la novela moderna.
Experimentando con la estructura temporal y espacial de la narración;
perfeccionó en sus novelas el monólogo interior, procedimiento por el que
intenta representar los pensamientos de un personaje en su forma primigenia, en
su fluir inconsciente, tal y como surgen en la mente. Algunas de sus obras más
famosas como La señora Dalloway
(1925), Al faro (1927) y Las olas (1931), ejemplifican este
recurso mediante un poderoso lenguaje narrativo en el que se equilibran
perfectamente el mundo racional y el irracional.
En este ensayo nos acercaremos a La Señora Dalloway (1925), uno de los
libros más importantes de Woolf. Identificaremos los recursos literarios
empleados, el manejo de los personajes, así como las técnicas del monólogo
interior y el fluir de la consciencia. De paso, mencionaremos su postura en
torno al feminismo.
Virginia nace casi al finalizar la época
victoriana, pero esto no significó que los valores y la forma de pensar de
aquella sociedad iban a cambiar de un día para otro, las costumbres crueles e
inamovibles proseguirían durante el inicio del periodo eduardiano, en donde
poco a poco la libertad y la participación de las mujeres en los aspectos
laborales iban a convertirse en cambios radicales dentro de la sociedad. Este
periodo se extendería al finalizar la Primera Guerra Mundial, la cual también
traería muchos cambios en la vida del hombre, principalmente en la concepción
del análisis psicológico y de la consciencia, los cuales Virginia se encargaría
de desarrollar y explicar por medio de sus personajes. Fue así que estos dos
periodos, por sus respectivos contextos, y de la mano de su familia, permitieron
otorgar las condiciones adecuadas para que la joven Virginia fuera creciendo y
creando su propio juicio y sus propias ideas acerca de la vida.
Su gran obra, La
señora Dalloway, ha sido reconocida dentro de los clásicos del siglo XX y
también ha sido llevada a la pantalla grande en diversas adaptaciones. En este
ensayo nos referiremos a la película hecha en 1997 por la directora feminista
holandesa Marleen Gorris. La novela se desarrolla en un solo día y la trama
gira alrededor de dos cuestiones: la primera, en la fiesta que Clarissa
Dalloway está organizando; y la segunda, en la trágica vida de Septimus, un
hombre que ha sido afectado mentalmente por los estragos de la guerra. Lo que
convierte a esta novela en una obra grandiosa e innovadora es la forma en que
se narran los hechos: desde la mente de los personajes. A partir de aquí
comenzaremos con nuestro análisis.
Los recursos literarios más valiosos que Virginia emplea dentro de esta
obra son el monólogo interior y el flujo de conciencia, porque permiten
mostrarnos algo que ni las mismas palabras pueden enseñarnos: el deseo, el
estado genuino, los pensamientos, los anhelos y la verdadera postura del
personaje ante una situación. El monólogo interior y el flujo de conciencia son
confesiones que el personaje nos hace saber mientras nadie más lo sabe y mientras
está ocurriendo otra circunstancia. Por ejemplo, en este fragmento de la novela,
en la charla donde Clarissa recibe a Peter inesperadamente, podemos darnos
cuenta de ello:
— ¡A la que no te invitaré, mi querido Peter!
Pero fue delicioso oírle decir aquello: ¡mi querido Peter! En realidad, todo era delicioso: la plata, las sillas… ¡todo era tan delicioso!
¿Y por qué no iba a invitarle a la fiesta?, preguntó.
Desde luego, pensó Clarissa, ¡es encantador! ¡Totalmente encantador! Ahora recuerdo lo dificilísimo que fue tomar la decisión. ¿Y por qué tomé la decisión de no casarme con él, aquel verano?, se preguntó…
Como podemos ver, el monólogo interior y el flujo de conciencia son llave
que nos permiten abrir la mismísima puerta hacia la consciencia de los
personajes. Además, para el lector es una interacción única ya que le es
posible observar la realidad de la historia, que es general, y al mismo tiempo
puede observar la realidad y el mundo del personaje, lo cual es particular.
Casi al finalizar la película de la novela, nos damos cuenta
de lo anterior cuando Clarissa recibe a cada uno de los invitados. Cualquier
audiencia puede inferir que Clarissa disfruta de la fiesta. No obstante, Clarissa
se cuestiona si verdaderamente es lo que quiere, si siquiera en verdad lo
disfruta. Estos recursos, monólogo interior y el flujo de conciencia, se vuelven
piezas clave durante toda la narración de la historia.
Al posesionar a sus personajes a partir del
monólogo y el flujo de conciencia, podemos sentir que estamos leyendo un libro
y a la vez, dentro del mismo, estamos leyendo otros más, debido a que el interior
del personaje se expresa como “un libro abierto’’. Sucede lo mismo para quienes
han visto la película, es como si estuviéramos apreciando una historia en donde
hay muchas otras historias.
Otro recurso que Virginia utiliza es la lejana
relación, pero que al final resulta ser muy estrecha, que hay entre Clarissa y
Septimus. Al inicio de la película, dentro de la epifanía que Clarissa tiene con
Septimus en la florería, es como si Virginia nos estuviera dando un mensaje que
nos dice: ¡Presten mucha atención a ello! Porque al final los hilos conductores
se van a unir. El rostro amedrentado de Septimus que le provoca los
estruendosos sonidos de los automóviles, y que le recuerdan la guerra, resulta ser
el rostro de Clarissa al final de la película, en donde luego de escuchar la
noticia del suicidio de Septimus, las risas, las pláticas, la música y el ruido
de la fiesta en sí le aturden de tal manera que sube hacia un balcón y comienza
a reflexionar sobre la vida. Es ahí donde Clarissa encuentra la acción de
Septimus como un acto de valentía, el cual le inspira a sentirse mejor, con
menos miedo. Es esta una de las partes en donde también podemos observar clara
y detalladamente el flujo de conciencia y el monólogo interior.
Virginia ha sido capaz de llevar sus escritos a
otro nivel gracias al uso de todos estos recursos literarios. Además de ser
catalogada como única en su época, Virginia fue un personaje importante en aras
del feminismo. La sociedad en la que vivía estaba concluyendo uno de los
periodos en donde a la mujer solo se le consideraba un objeto para embellecer
al hombre y un instrumento para mantener los hogares en buenas condiciones: hablamos
de la época victoriana. Virginia escribió Un
cuarto propio (1929) en donde sale en defensa del género femenino y en
donde claramente hace referencia al maltrato que por tanto tiempo sufrieron las
mujeres: “Durante todos estos siglos, las mujeres han servido de espejos
dotados del mágico y delicioso poder de reflejar la figura del hombre al doble
de su tamaño”. El tema central de la obra, como su nombre lo dice, es evidente:
Virginia argumenta que la mujer necesita un espacio propio, que le permita
aislarse de sus tareas familiares, para así poder escribir con libertad, vivir
con libertad.
Este apoyo a la sociedad feminista hizo que los
rumores sobre su presunta homosexualidad se difundieran aún más y se le llegara
a relacionar con otras escritoras y mujeres aristócratas. Posteriormente se confirmaría
el amor y los sentimientos que tenía por otras mujeres, pero a la vez, el día
de su muerte con la carta dedicada a su marido, se afirmaría el gran amor y
aprecio que ella sintió a lo largo de su relación con él.
Virginia Woolf fue una mujer que sin dudas cambió y revolucionó el universo literario. Pese a su bipolaridad (durante su vida, sufrió una enfermedad mental hoy conocida como trastorno bipolar. Después de acabar el manuscrito de una última novela, publicada póstumamente, Entre actos, Woolf padeció una depresión parecida a la que había tenido anteriormente. El estallido de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa de Londres durante el Blitz y la fría acogida que tuvo su biografía sobre su amigo Roger Fry empeoraron su condición hasta que se vio incapaz de trabajar), Virginia fue una mujer consciente y con los pies sobre la tierra incluso hasta el día de su suicidio. Su obra, que la coloca como la más grande novelista en idioma inglés, es prueba de ello.
Referencias bibliográficas
1. Gorris, Marleen (Dir) 1997. ‘’La
señora Dalloway’’. [Alemania].
Película (1 hora 37 minutos). Color. Disponible en: https://goo.gl/phzAtw
2. Woolf, Virginia. (1925). ‘’La
señora Dalloway’’. Epublibre.com México. Págs. 110
3. Woolf, Virginia. (1929). ‘’Un
cuarto propio’’. Epublibre.com México.
4. Rodrigo, Martín. (2015). ‘’La
biografía definitiva de Virginia Woolf’’. En ABC. Consultado el 20 de
febrero del 2016. Disponible en: http://goo.gl/YqabKV
5. Martínez, Pilar. (2014). Virginia
Woolf, la autora del movimiento feminista’’. En Culturamas. Consultado el
20 de febrero del 2016. Disponible en: http://goo.gl/2RHm3a
Pablo Alejandro Amaya Fuentes. Alumno de la Licenciatura en Idiomas (UANE,
Campus Torreón).
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