La hojarasca se cuela hasta mi sien
evitando las filas mentales,
y su crujido,
naciente de mi prisa y el pavimento,
me obliga a frenar mi inercia un instante
– quizás dos –
ahí, en donde el tiempo no corre,
para estamparme
cara a cara
contra aquella reminiscencia:
tus huellas digitales impresas en los
toppers,
la danza de un holograma que se llama
a sí mismo pintura,
el eterno ritual de compartirnos el
pan
(y
el espagueti, y los nopales con queso)
y la llovizna
que
rasga con puntas de afecto
y
un sabor a ausencia
mi
supuesta armonía.
EL DELITO DE LOS
SOLES
Me acusan de cursi
porque yo gusto de esos minúsculos placeres
que el viento trae entre los dedos
como una palabra con pequeñas alas en los talones
que suavemente se postra en la memoria de la piel.
Se me tacha de muy cursi
porque aún anhelo esos ligeros detalles,
donde un chasquido labial desciende en curvas
como una pelusa que trae la semilla
a plantar cariño en la médula.
Quizás es una enfermedad de los nervios
donde se encuentra la escalinata
que conduce al vientre de las cosas reales
a sus perfumes, a sus cantos
a sus colores,
y no a las cosas efímeras
pesadas,
que succionan de la vida
para rellenar su huecura
porque no tienen vientre
ni piel, ni huesos;
o quizás sólo soy culpable:
mi delito es ser insensible a la escarcha,
a sus sombras y a su indiferencia.
GABRIELA M. GUIDO (Edo. de México, 1991).
Artista escénica, escritora, profesora, terapeuta y creadora
multidisciplinaria. Egresada de la Licenciatura en Artes Escénicas con línea
terminal en Danza Contemporánea por la Universidad Autónoma de Querétaro, ha
participado en compañías como 7 danza, Danza del Sol y Maat –Sharia como
creadora e intérprete. Con la creación de la corriente multidisciplinaria Profetistas: el arte como profecía en el
año 2015, busca intervenir espacios, mentes y espíritus para generar
consciencia social a través del arte que se crea a sí mismo por medio del
vehículo llamado artista.
1 Comentarios
Maravilloso Gaby!
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