Al decir casa pretendo expresar que casa suelo llamar al
refugio que yo entiendo que el alma debe habitar.
Pita Amor. Yo soy mi casa
Dada mi formación original en el quehacer de la arquitectura y
mi tránsito como docente en esa área, siempre he tenido una curiosidad de gato
por todos los libros que se refieran a estos temas, no importando si su ámbito
de gestación es el de la política, la sociología, la historia, el arte y desde
luego la literatura; por default los libros de arquitectura son abundantes en
mi haber.
Hace unos días, fisgoneando en los libreros
de Ana Karina, mi mujer, me detuve en un espacio donde abundaban los libros
viejos, amarillentos y ácidos, como ella les llama cuando huelen diferente y
están manchados; algunos de ellos, regalados por su abuelo el desaparecido médico
Don Andrés Gómez Enciso, bibliófilo del Grullo Jalisco.
En ese espacio, encontré un libro para mí desconocido
de la gran Guadalupe Amor, o Pita amor. El título: Yo soy mi casa y pertenece a la primera edición de la colección Letras
mexicanas del Fondo de Cultura Económica, marcado con el número 35, allá por
1957, aunque parece que hubo una anterior, en 1946, correspondiente a la
editorial “Alcancía”. El tema del título me atrapó.
Al leer el libro me llevé tres sorpresas: 1) considerar
equivocadamente que Pita Amor había escrito solo poesía y nada de narrativa. 2.
Pita Amor escribió dos libros de narrativa. 3. Me llenó de asombro y placer que
el libro Yo soy mi casa, aborde un
tema de la arquitectura; en él describe la gran casona de su familia en la calle
de Abraham González 66 en la ciudad de México, desde su percepción y con su
acostumbrada primera persona para narrar las cosas. El otro libro que escribió
fue Galería de Títeres, publicado dos
años después, en 1959.
En Yo soy
mi casa, la sonetista describe los señoriales y aristocráticos espacios y
objetos de una casona de fachada tablerada, construida por Charles Johnson
según Beatriz Espejo, quiero suponer en el siglo XIX, donde vivió su infancia
hasta los catorce años, y que ahora es un centro cultural. En este texto, Pita Amor
toca el tema sin que se haga ninguna descripción arquitectónica ortodoxa, más
bien es una descripción personal de los diferentes espacios y objetos de la
casa, que según se cuenta tenía seiscientos metros cuadrados de construcción y en
palabras de ella misma cuarenta habitaciones.
Esta descripción es muy particular y
autobiográfica ya que narra la interacción con su casa, desde su soledad, desde
su alma, con los frustrantes estados de ánimo que ésta le provocaba al
habitarla. Podríamos imaginar que una casona de estas dimensiones y con esta
cantidad de espacios fuese una casa de bellos recuerdos, pero estos existen muy
poco, casi nada; al describirla, afloran el miedo y la soledad; cuando sale de
ella y mira desde afuera su fachada enuncia: “¡Detrás de esa fachada no había
nada, absolutamente nada! Ni familia, ni humanidad, ni cariño. Yo no dejaba
atrás sino un jardín sin plantas y una casa vacía. Una casa sin besos, sin
oídos, sin voces, ni esperanzas”.
RAMÓN VENTURA ESQUEDA (Colima 1955). Arquitecto de formación por la
Universidad Autónoma del Estado de México. Miembro de los talleres literarios
de la Casa de la Cultura coordinados por Víctor Manuel Cárdenas 1981/82.
Museógrafo diplomado en Arte Mexicano, con un master en Diseño Bioclimático. Ha
publicado en los periódicos colimenses Diario de Colima, Ecos de la Costa, El Comentario y la revista Palapa en su primera época. Coautor en el libro Carlos Mijares Bracho Maestro
Universitario distinguido, en los volúmenes I, II, III y IV de la colección Puntal. Ha
participado con crónica en los volúmenes II, III, IV y VI de los coloquios
regionales de Crónica, historia y narrativa. Actualmente publica en el
suplemento “El Comentario Semanal” del periódico el Comentario de la Universidad
de Colima, la columna “De ocio y arquitectura”.
Imagen | CCEMX
1 Comentarios
Un enorme satisfacción decir que quien escribe esto es mi amigo y fue quien me enseño a leer (libros)
ResponderEliminarRecordamos a nuestros lectores que todo mensaje de crítica, opinión o cuestionamiento sobre notas publicadas en la revista, debe estar firmado e identificado con su nombre completo, correo electrónico o enlace a redes sociales. NO PERMITIMOS MENSAJES ANÓNIMOS. ¡Queremos saber quién eres! Todos los comentarios se moderan y luego se publican. Gracias.