#SISMOMÉXICO2017 Hace tres décadas | Uriel Martínez


Hace 32 años, al día siguiente del terremoto, esperaba en casa el "mensaje" del Presidente. No había agua ni luz; yo tenía un radio de pilas, echado en el sofá, cuando de pronto vi que la lámpara del techo penduleaba. Era una réplica. Nunca hubo mensaje de Miguel de la Madrid Hurtado. Por suerte ya RIP. En la calle, el pánico y la incertidumbre se multiplicaban "ad infinitum".

LA NIÑA TERREMOTO

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En estos días de desgracia vuelven imágenes del pasado. Sería el año 92 del siglo anterior cuando conocí a "la niña terremoto", llamada así porque llegó de otra galaxia el mismo 19 de septiembre de 1985 —hace 32 años—; se había ganado ese apodo límite porque nadie ejercía control ni autoridad sobre ella. Quizá al llamarla "la niña terremoto" fue un acto de comprensión, piedad o ironía. Era una mocosa insoportable.

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¿Qué fue de ella? me preguntaba el miércoles, luego de asimilar la tragedia del día anterior, de ver edificios pandos, caídos; de ver a la sociedad civil que nunca se atiene a la inercia de la burocracia gobernante. "Quizá ya es madre", me decía a mí mismo, "acaso vive y trabaja en el extranjero; o en estos momentos brinda orientación terapéutica en algún punto de la ciudad. Quizá..."

3
Pero no creo lleve el nombre de Frida Sofía pues ésta no existe.


URIEL MARTÍNEZ (Zacatecas, 1950). Estudió Letras Españolas en UNAM, ha ejercido el periodismo cultural en diarios capitalinos, de Monterrey, Xalapa, Torreón, Durango y en revistas impresas extranjeras de Colombia, Puerto Rico, España y en algunos blogs. Mantiene vivos desde 2010 los espacios electrónicos Mi saliva todo locura y Los Lavaderos con poetas del mundo. Es autor de Tres de José Alfredo (teatro) y de los poemarios Vengan copas y La noche de Hugo.

Imagen | Proceso.com

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