El
domingo 5 de junio de 2016, tras los primeros resultados de la elección de
gobernador de Quintana Roo, un ambiente de júbilo se propagó por todo el
estado. Una de las administraciones estatales más nefastas de los últimos
tiempos en México había llegado a su fin. Era el principio del fin para Roberto
Borge, pues con un candidato excluido de su mismo partido, le habían arrebatado
la gubernatura al PRI, por primera vez, en la corta historia del estado.
¿Por qué comienzo con este acontecimiento? Porque Quintana
Roo, y en especial Cancún, vivieron durante el borgismo una época de
oscurantismo en lo referente a «prensa libre», maniatada, amenazada —y muchas
veces pagada— en una simbiosis de censura sistemática y dependencia económica que
se agigantaría con el paso de los años. Por ende, la cultura fue rebajada al
mínimo institucional: en 2012 la Secretaría de Cultura, sin el mínimo reparo de
la opinión pública e intelectual, se convirtió en Subsecretaría de Cultura, dependiente de la Secretaría de Educación.
No hubo señalamientos ni críticas, consecuencia de la censura de la que
previamente he hablado. Y es comprensible; en aquellos tiempos, hablar contra
el gobierno borgista era sinónimo de arriesgar el pellejo.
Aunque
tras el derrocamiento de Borge la libertad de prensa fue «restaurada» de cierto
modo, hoy las cosas no son tan diferentes del oscurantismo cultural del periodo
borgista: en julio de 2017 la Subsecretaría fue disuelta finalmente y
convertida en Instituto de Cultura y las Artes (ICA)[1]. Su sitio web se siente
vacío: pocas opciones y a duras penas asoma la literatura en el área de «Productos culturales» en su menú, en donde sí
figuran musicales y «espectáculos genéricos» que pueden figurar sin ningún
problema en actos políticos de cualquier índole.
Esto indica que el aparato estatal, a pesar de unas
elecciones esperanzadoras, sigue sin tener mucho interés en la literatura y su
desarrollo.
Preguntando
con amigos muy cercanos de las altas esferas políticas y culturales en
Chetumal, me indicaron dos cosas: no hay dinero, «Borge lo dilapidó y vació las
arcas» y como dije, el periodo oscurantista engulló sin compasión este rubro.
La segunda cosa es que la gran mayoría de burócratas continuaron con la misma
inercia detrás de sus escritorios: prácticamente son los mismos del sexenio (o
incluso sexenios) pasados. Prueba de eso es que algunos periodistas hoy siguen
siendo blanco de amenazas por funcionarios criticados por su trabajo[2]. Muchas de las personas
que trabajan en las dependencias de Cultura juegan al burócrata ilustrado e
intentan sobrellevar una administración cultural que no se ha cansado de llevar
ese mismo rol a lo largo de los mandatos.
Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo, fue capturado en Panamá, el 31 de de mayo de 2017. Se le acusó por delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita. |
¿CÓMO SE COME LA CULTURA EN CANCÚN?
Ahora
desentendámonos de las cuestiones políticas. Entremos por un momento en el
mundillo engañoso y frío de las encuestas y gráficos. En 2015, Casa del Libro
México realizó una encuesta de acceso a la lectura[3] donde Quintana Roo se
sitúa en buena posición: el 86 % de la población tiene acceso a los libros en
cualquiera de sus formatos, papel o digital. Lamentablemente, para 2015 la
Encuesta Nacional de Lectura levantada por Conaculta no toma muestras por
estados, pero ciñéndonos a la anterior inmediata (2010), en enero de 2014, se
publicó en la prensa local que en Quintana Roo que el promedio de lectura anual
era de 1.3 libros por año[4]. Aquí algo no anda bien,
86 % podemos tomar un libro, pero solo leemos poco más de uno completo al año.
¿Qué pasa?
Este
curioso fenómeno solo puede ser comprendido desde adentro. Salir a comprar un
libro en Cancún no es complicado. Como en cualquier urbe, existen en las plazas
comerciales librerías cuyas franquicias son conocidas a nivel regional y
nacional, y aún perviven dos librerías de
viejo en el centro de la ciudad. Cada que visitaba estas librerías en
particular, sentía ese aire de soledad al que terminé acostumbrándome mientras
recorría las estanterías llenas de polvo y páginas amarillentas. «Mi clientela
es muy selecta, viene la misma gente a comprar y preguntar por algún libro hoy
inconseguible o edición tal» me decía amablemente la dependiente de una de
ellas.
Las presentaciones de libros en Cancún generalmente suceden
en los límites de la clandestinidad, y es en las librerías de viejo donde
suelen recalar estas ediciones únicas de autores locales o regionales. Eventos
culturales en universidades se quedan al margen del habitante promedio, y hay
que estar muy atento de las invitaciones que sueltan por las redes sociales,
porque no hay mayor difusión. Pondré un ejemplo: en 2015 —en el apogeo del
borgismo—, la Universidad del Caribe organizó una presentación de autores
chinos con traducción simultánea. Entre estos autores estaba Zhang Jie, una
icónica escritora y bandera feminista de su país, cuyo nombre suele sonar para
el Nobel. No hubo cobertura alguna en la prensa local ni en columna cultural
alguna (a excepción de la columna que llevaba en un periódico local donde
señalé precisamente la poca atención).
Sí, las opciones están ahí: la noble e inclusiva Casa
de la Cultura y sus talleres de escritura, artes plásticas, dramáticas y danza;
el planetario Ka’yok’ junto a esta
misma Casa ofrece proyecciones y actividades relacionadas con la astronomía y
la naturaleza. Hay un Instituto de Cultura que alberga Bienales de Artes
Visuales, exposiciones y teatro. Micrófonos abiertos a la cultura, también los
hay en la radio local, con personas realmente interesadas en su difusión en
casi todas las difusoras. Revistas culturales como Gaceta del pensamiento y Tropo
a la uña continúan publicándose en papel. Los colectivos culturales se
reúnen, autopublican, organizan eventos en hoteles, bares y en casas
particulares, y extienden invitaciones por las redes sociales. La cultura
bulle, pero no se establece, y a lo largo de la historia de la ciudad ha
sufrido muchas irregularidades que, como ya vimos, a nivel de instituciones, no
ha presentado ni presenta actualmente muchas bases a las cuales asirse.
«CADA QUIEN POR SU LADO»
En
eso hay que ser enfáticos, la producción de cultura en esta ciudad —y a buen
seguro en la mayor parte de Quintana Roo— tiene su mayor mérito en esfuerzos
independientes y en exclusiva del impulso que pueda darles el artista o
colectivo en turno.
Como podemos comprobar hoy, a pesar de sus encomiables
misiones, muchos de estos esfuerzos han sido conducidos a la ruina. Eso también
parte del poco interés en una historia, en una sociedad que no se puede
identificar, y que no se inquieta por su propia cultura.
Muchos
se marchan cuando llega el hastío y aburrimiento, se termina el contrato
laboral, la temporada baja de ocupación turística es demasiado cruda o los
asustan las rachas del primer huracán. Quintana Roo, en especial su zona norte,
está construida sobre una población flotante y en constante migración, y ese es
uno de los principales factores por los que las encuestas y estudios no cuadran.
El último estudio editorial de Cancún lo realizó la
revista del Centro de Creatividad Literaria Tropo
a la uña[5]:
en un lustro, de 2009 a 2013, solo hubo 28 libros publicados en Cancún. Hoy no disponemos
de datos exactos, porque, fuera de Tropo,
simplemente no hay interés para hacerlo.
Derivado
del importante lastre institucional, no existe un fondo editorial efectivo en
Quintana Roo, y al menos a nivel municipal, la respuesta repetitiva es que no
hay recursos para editar un libro. El periodo oscurantista también acabó con
una Casa del Escritor que existió en Cancún desde fines de los 90 hasta
mediados de la década de 2000.
Si pensamos como un consumidor cultural, actualmente
en Cancún, no hay tiempo para sumergirse en la memoria. Hay que atender,
asistir, transportar, alimentar, entretener al turista y cargar sus maletas,
confortarlo y darle palmaditas con la mejor sonrisa; ir con el presente, correr
antes de que este nos deje atrás. Al final del día, el cancunense tiene que
pagar las facturas y convivir con la soledad y la extrañeza. Y alternar el
paraíso con la añoranza de la tierra distante de donde uno provenga.
La historia de Cancún es breve pero compleja: un
experimento que nació en los laboratorios del Banco de México a finales de los
sesenta, y que, junto con otras ciudades, fue creada casi de la nada con un
objetivo: abrir nuestro país al mundo; y debo decir que no solo ha sido
exitoso, sino que ha rebasado con creces números y estadísticas, aunque hoy se
encuentre en franco declive frente a la Riviera Maya. En cuando a la cultura, ¿qué
perspectiva puede haber? A final de cuentas, en este Cancún donde nací, eso que
llamamos cultura se sostiene hoy en día precariamente como una carpa que
amenaza con caerse a cada momento, y cuando el último artista, pintor, escritor
o aspirante a serlo se canse de sostenerla, caerá en definitiva y ya no habrá
rescate posible. Todos habremos ya emigrado.
MAURO BAREA (Cancún, 1981). Estudió la Maestría en Creación y Apreciación Literaria
en el IEU Puebla. Finalista en el I Premio Hispania de Novela Histórica de
Madrid y consultor del documental sobre Gonzalo Guerrero Entre dos
mundos; publicado en la antología infantil Mi mejor
amigo (Editorial Verbum, Madrid, 2015). Fue articulista para la
Revista Pioneros, publicación historiográfica de Quintana Roo (2011-2015).
Estuvo a cargo de la columna Desde Ninguna Parte para el periódico Quintana
Roo Hoy, con temas culturales y sociopolíticos (2015-2016).
Finalista y antologado en el Certamen Relats d' amor del
Adjuntament de Constantí (Tarragona, 2017) y finalista del V Concurso de
Microrrelatos del Ateneo de Mairena (Sevilla, 2017).
______________
[1] https://www.icaqroo.com/es/
[2] http://www.periodistasquintanaroo.com/principales/amenazan-a-reportero-y-senalan-al-director-de-cultura-en-chetumal/
[3] http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/2015/acceso-a-la-lectura-en-mexico-1092741.html
[4] http://sipse.com/novedades/los-quintanarroenses-no-son-adictos-a-la-lectura-71179.html
[5] Cancún, una literatura
invisible, p.12. http://issuu.com/tropoalauna/docs/tropo_1_electr__nica
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