Jorge Jaramillo Villarruel obtuvo el Premio Bitácora de vuelos
2018, en la categoría de cuento. En el siguiente texto, aborda cómo se acercó a
la minificción [que dio como resultado el libro Cruz y ficción (y
otras fábulas) que en próximas semanas verá la luz bajo el sello de
esta casa editora. Así mismo, hace un recuento sobre lo que para él significa
la lectura y la escritura.
Jorge Jaramillo Villarruel (Ciudad de México). Escribe narrativa en los géneros del
realismo y la fantasía. Ha publicado la novela dadaísta Los elefantes
son contagiosos, ganadora del premio René Avilés Fabila, y los libros de
cuentos El país de noviembre (traducido al inglés como The
Country of November & Its Fantastic Tales) y Amor y cohetes.
Recibió una mención honorífica en la Primera antología de cuento Fondo
Blanco. Forma parte de las antologías The best of spanish steampunk, Alebrije
de palabras, El fulgor de la estrella negra, y otras.
I
Tengo una relación de amor y
odio con la minificción. Al igual que la poesía, es muy fácil de escribir, pero
muy difícil de escribirla bien. Cualquiera puede poner dos ideas juntas y decir
que es una minificción, y quizá lo es; cualquiera puede poner dos imágenes
juntas y decir que es un poema, pero probablemente no lo sea. Un buen poema y
una buena minificción no son el producto de dos o más ideas o imágenes bellas o
ingeniosas. Dejé la poesía cuando me di cuenta de que era una farsa, pero con
la minificción todavía no llego a la conclusión de que lo sea. Probablemente
no, después de todo, mi primer cuento publicado era una minificción, y este
género me ha dado varios premios y reconocimientos, en tanto que nadie dio
nunca un centavo por mis poemas. Además, la enorme poeta Nadia Escalante me
dijo un día, hace más de tres lustros, que debería dedicarme por completo a la
narrativa, pues ahí es donde está mi habilidad.
II
El cuento en la forma que a mí
me interesa, es un comentario breve y preferentemente satírico sobre la
realidad. No es que tenga preferencia por el realismo, este género y la
fantasía son igualmente válidos y para mí, igualmente queridos. Pero si la
fantasía o el realismo no están motivados por una crítica social o política,
pierden mucho de su valor.
III
[Los dinosaurios y los planetas]
Mis primeros libros eran de
ciencia, cuando era niño, quería saber todo sobre los dinosaurios, los planetas
y las células, y lo aprendí en los libros. Ahí me di cuenta de que la lectura
es no solo importante, también fundamental para vivir.
IV
Cuando leí los Cuentos de amor de
locura y de muerte, de Horacio Quiroga, supe que yo quería hacer lo mismo
que él, con la palabra escrita: causar angustia y desasosiego en los lectores,
pero una angustia y un desasosiego que incitaran a la acción, a cambiar la
realidad. Ése es el fondo social o político del que hablo. ¿Nos causa tristeza
la tragedia de un hombre que pierde a su hijo en el monte? Cambiemos el mundo
para que ese niño no tenga que ir a ganarse el sustento con un rifle al hombro.
Mi primera publicación fue un microrrelato que envié a un periódico de Sonora,
para un concurso, en el que obtuve uno de los primeros lugares; haber sido
publicado junto a otros autores con una trayectoria reconocida, me dio la
seguridad de que ése era el camino que quería seguir.
V
Tengo un horario de trabajo
terrible, estoy de 13 a 15 horas fuera de casa, contando transporte y tiempo de
oficina; por la noche llego rendido y no tengo energía para escribir, así que
lo hago en la oficina, alternando mi trabajo como corrector de estilo y
articulista, con mi oficio de escritor. Nunca trabajo en un proyecto concreto,
sólo escribo lo que puedo y cuando tengo un buen cuento, trato de publicarlo en
algún medio, y cuando tengo un buen conjunto de relatos, trato de reunirlos
como libro. Me he percatado de que si trabajo con una idea específica, termino
por aburrirme (a causa de mi lentitud) y la abandono.
VI
[Epílogo]
Tenemos que apoyar la producción
literaria nacional. Si queremos tener un México de artistas, si queremos
recuperar la vieja grandeza mexicana de la época de Elena Garro o de Salvador
Novo, o si queremos crear una nueva grandeza, necesitamos mirar un poco menos
al exterior y un poco más al interior.
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