659
86 10 32 es el número de un teléfono de emergencia. De emergencia
sí, pero no llames si buscas un médico porque te ha dado un ataque
de algo, no llames si buscas a la Guardia Urbana porque han entrado
en tu casa y se han llevado el portátil, no llames si tienes una
inundación porque el vecino de arriba se ha dejado la bañera
abierta y se ha ido de fin de semana. Llama cuando tengas mono de
poesía, cuando necesites esa dosis intravenosa de versos y a alguien
que te los recite, cuando desees oír algo inesperado por el maldito
teléfono ese que utilizamos sin descanso.
Esta
es una iniciativa que Edu Bernal (gestor cultural de profesión) y
Fede Nieto (fotógrafo entre otras cosas) llevan a cabo desde hace
unos siete meses y su objetivo es “reivindicar y acercar la poesía”
a todos los ciudadanos y que no la sientan como una cosa extraña y
ajena. También gestionan la programación del espacio cultural
L’Horiginal, donde se reúnen todos los miércoles con los
voluntarios del proyecto.
Porque
en “Poesía de emergencia” son los voluntarios los que se hacen
cargo de contestar al teléfono cuando alguien llama y de recitarle
un poema cuando así es requerido. Cada semana un nuevo voluntario
releva al anterior y cuida del teléfono y de ofrecer un flyer o un
póster del proyecto para publicitarlo en su librería preferida.
Esta iniciativa no tiene página web, ni Facebook, ni WhatsApp y no
lo tiene porque sus ideólogos así lo han querido. Han querido que
sea un proyecto nómada, un tanto anárquico, que vaya y venga, que
se pierda y se reencuentre pero que crezca y arraigue persona a
persona, de tú a tú, con la voz como protagonista. Si lo necesitas,
si lo deseas, si estás al borde de un ataque de nervios: llama.
Llama ahora, ya, rápido: 659 86 10 32, Poesía de emergencia.
FERRAN DESTEMPLE. Es un amante confeso de la cultura basura (el último refugio de la modernidad y de lo sublime) y únicamente se siente cómodo cuando pasa totalmente desapercibido. Le gustan los martes, por ser el día de la semana más anodino, y disfruta de un silencio que solo puede conseguir mediante el ruido más absoluto. Sus actividades gravitan alrededor de una poesía que, si debemos denominarla de alguna manera llamaremos expandida, pues se acerca a lo conceptual y a la acción pero también a una tradición escrita próxima al hermetismo. Educado en la filología y en el arte contemporáneo intenta olvidar todo lo aprendido, cosa que no consigue con facilidad, pero en la que se aplica con afán. Detesta el sentimentalismo y la ñoñería y no cree en el arte con mayúsculas.
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