Nada es
igual con todo y permanencia
Víctor
Manuel Cárdenas
Cuando
un poeta deja este mundo, es lamentable, cierto. Sin embargo, cuando tú
partiste, el vacío alcanzó lo imprevisto. Ahí estábamos, incrédulos, entre
flores e interrogantes. Quienes tuvimos la fortuna de atestiguar tu canto,
poderoso y terrestre, nos impregnamos del rumor de tu voz. Un rumor que nos
trasladaba de pronto al mar, de pronto a la tierra. El destino era claro:
Colima, Chiapas, tus seres y poetas amados; la existencia, los dolores y los
deleites, fumar era para ti uno de ellos.
Agosto nos ha convocado a
escribirte, registrar el recuento de ciertas ocasiones. Nunca hubiésemos querido
hacerlo, no por el motivo de tu ausencia. Mas como reza el poema náhuatl, “aunque
sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra”. El árbol de tu
poesía perdura, de él tomaremos los frutos del arte verdadero, como también
tomaremos la certeza que sembraste: la poesía es de todos.
De ti supe cuando estudiaba la
preparatoria. En esos tiempos de decisiones vitales, apuntaba a las letras, a conocer
los caminos de la poesía. Tu nombre era lo que se dice “obligado”, luego supe
el porqué. No habría imaginado que, años después, estaríamos en un café a
propósito del manuscrito que te entregué para la colección de poesía “Parota de
sal” que generosamente coordinaste.
Sólo
un par de veces asistí al taller que impartías en el CAM, luego me tocó ser
invitada, como todos los integrantes, a una cena en tu bella casa donde pude
apreciarte de cerca. Tuve la impresión de que, para ti, la poesía hace familia
y propiciaste entre los jóvenes poetas, quizá sin quererlo, una suerte de
entramado lírico: nos escuchaste. Pudimos compartir contigo. Actitud extraña en
estos tiempos donde la poesía parece ser el pretexto para la competencia feroz.
Tu
don poético va de la mano con la memoria que de ti conservan tus amigos.
Coinciden en la gallardía de tu voz, en la elocuencia, en la experiencia
profunda al oírte leer a Vallejo, por ejemplo, o a tantas voces magníficas que
en tu intensidad lectora alcanzaron mayor relieve. Víctor, para ti toda nuestra
gratitud, nuestra poesía, nuestra geografía que te amará por siempre.
KRISHNA NARANJO ZAVALA (Colima, Col. 1984). Maestra en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Colima. Es profesora de tiempo completo en la Licenciatura en Letras Hispanoamericanas de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima. Actualmente cursa el Doctorado en Estudios Mexicanos que oferta el Archivo Histórico del Municipio de Colima. Ha publicado artículos y ensayos en revistas y libros de la especialidad. Es autora de los poemarios: Batalla de la aurora, Tierra de cada día, Tal vez el bosque. krish@ucol.mx
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