RESEÑA Hay algo, algo urgente que te tengo que decir, homenaje a William Carlos Williams || Enrique Dimas

Foto tomada de Medusa Editores

Esta obra es fundamentalmente un homenaje William Carlos Williams, poeta norteamericano cuya influencia se extiende a través del espacio y del tiempo hacia muchísimos escritores. Hay algo, algo urgente que te tengo que decir, a cargo de Medusa Editores, reúne a más de sesenta escritores e ilustradores para dar forma a una obra dinámica y diversa en estilos que se manifiestan en torno al legado de Williams.

En lo que se refiere a la estructura, el libro consta de cuatro secciones: Capítulo 19 Not ideas but in things; Capítulo 19 El blanco, dulce mayo, otra vez; Recreo Capítulo XIII; Capítulo 2 Las últimas palabras de mi abuela inglesa. En cada uno de ellos se desplaza la poesía notable de escritores que han bebido de Williams, que han sido tocados y traspasados por completo, y que desde su propia perspectiva aportan y enriquecen el libro. 

“No hay ideas sino en las cosas”, uno de los temas más vinculados con Williams, se hace presente los poemas de este libro, pues a pesar de los distintos temas abordados, y de que cada autor posee un estilo particular, se mantiene esta premisa de escribir la realidad desde la mirada propia o ajena, inmóvil o inquieta, que atestigua y entonces traza el poema como quien vigila el mundo para presentarlo ante quienes no lo han conocido. Algunos poetas escriben, reescriben, reinterpretan la obra de Williams y es clara la influencia ejercida por el doctor; en otros apenas resulta notable la relación con el poeta, y así cada uno muestra sus cartas más altas para dar forma al homenaje.

Sin embargo, la obra de Carlos no es solamente Not ideas but in things, sino que su poesía va mucho más profundo y presenta una construcción sencilla pero bien elaborada; de esta misma forma, los poemas incluidos en el homenaje retoman esa sencillez que caracteriza a Williams, pero al mismo tiempo muestran la fuerza poética con las imágenes que atisban desde su mirada.
 
La fría noche
 
Hace frío. La Luna blanca
está allá arriba entre sus estrellas dispersas
como los muslos desnudos de
la esposa del Sargento de la Policía —entre
sus cinco hijos…
No hay respuesta. Sombras pálidas yacen
sobre el pasto escarchado. Una respuesta:
es medianoche, ¡todo está quieto
y hace frío…! (página 46)
 
El libro se abre con algunos comentarios acerca de Williams y de los aspectos más relevantes de su obra, que invitan a leerlo desde la inocencia para comprenderlo como es realmente, sin ideas anticipadas que polaricen lo que ha de encontrar el lector. De la mano de Adán Brand se presenta un análisis que toca la mitificación y la mistificación de los artistas, así como las consecuencias derivadas de ello.
 
En la primera parte del libro se incluyen también algunos de los poemas más memorables de Williams, tales como La fría noche, La carretilla roja, Retrato de una dama, los cuales sirven también para introducir al lector a la obra del poeta. A partir de allí se desplazan exquisitos textos que evidencian la enorme calidad de los poetas reunidos en el homenaje; algunos de ellos con largas y sólidas trayectorias literarias, mientras que otros todavía con pasos más sutiles, pero con una gran potencia que no pasa desapercibida. Esta sinergia dota al libro de una frescura admirable que persiste hasta el final, ya que cada uno de los autores muestra una manera distinta de rendir homenaje al poeta, dejando que los versos se deslicen libres por las páginas y formen un nuevo universo.
 
Además de todo esto, la tercera sección reúne textos de Williams reinterpretados por niños, lo que pone en evidencia varias cosas: primero, el gran alcance de William Carlos Williams que llega hasta los más pequeños; además, la increíble capacidad de los niños para apreciar la literatura y ser ellos mismos creadores de textos impresionantes; y por último, también es importante apreciar el esfuerzo y dedicación de los docentes que contribuyeron a este ejercicio.
 
Ana
Parque
 
Estaba en el verde fresco
parque y olía a madreselvas
    y a gotas de rocío. Luego me recosté
             en el pasto suave y
             miré las blancas
 
                      esponjosas nubes. (página 234).

Pero mucho más allá del sentido original, que es la construcción poética en torno a la obra de un escritor tan relevante como Williams, el libro adquiere un valor mucho mayor al abrigar a un número tan amplio de escritores. A través de sus versos se reescribe la carretilla roja que va y viene sin descanso, se llena y se vacía junto a las blancas, frescas, nobles gallinas. Todos ellos, sin excepción, enriquecen la obra con su talento; el lector se ve de pronto ante una granada cayendo del árbol, ante los transeúntes o un automóvil viejo y abandonado. No hay después mayor poema que este, las páginas manchadas de tinta, con las rojas gallinas marcando el final de un verso.

Indudablemente, “Hay algo, algo urgente que te tengo que decir” nace ya como una obra impresionante, sobre todo para aquellos que disfrutan de la poesía de William Carlos Williams, ya que en el libro se encontrarán con muchos otros a quienes el poeta ha influenciado de alguna manera, y que más allá todavía, han tenido la oportunidad de formar parte de esta colección que, seguramente, servirá en gran medida para promover todavía más el acercamiento a la literatura.

El esfuerzo de Édgar Trevizo como responsable del proyecto se ve coronado con el logro de un diseño encantador que concuerda perfectamente con la esencia de la poesía de Williams, lo cual resulta un acierto visual, literario y hasta social, por la colaboración de todos los que en ella coinciden.

ENRIQUE DIMAS es originario del ejido Calabacillas, Bustamante, y Contador Público por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Ha publicado libros de poesía La luz siempre regresa (ITCA, 2019) e Inventario (Cofradía de Coyotes, 2022), en formato impreso, así como Perder las apuestas (Editorial 3k, 2020) y Eterno retorno (Bitácora de Vuelos, 2020), en formato digital. En 2017 obtuvo el premio Juan José Amador, en la categoría de poesía. además, desde el 2017 se desempeña como profesor en la universidad ICEST, en Ciudad Victoria, Tamaulipas.


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