En la relación amorosa se fundan los poemas. Entrevista con Daniel Medina


Daniel Medina (Mérida, 1996) es egresado del Centro de Educación Artísica “Ermilo Abreu Gómez” con especialidad en Literatura, actualmente cursa estudios de licenciatura en Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán. Premio INBA-CEDART de Poesía 100 años de letras mexicanas y Premio Nacional de Poesía Joven Jorge Lara, ambos en 2014. Mención Honorífica del Premio Internacional Caribe-Isla de Poesía 2015. Es autor de la plaquette Mímesis para gusanos (LCE, 2015). Dirige la editorial digital de poesía Ediciones O y podemos leerlo en su blog: Ensayo primitivo. BV Ediciones, agradece a Daniel Medina, haber aceptado hacer esta entrevista. Los invitamos a comentar y compartir.

En la poesía, una buena dosis de misterio

Definir la Poesía, no puedo, y creo que nadie puede hacerlo de manera concreta. Hace no mucho tiempo leí, a través de las redes sociales, a una poeta que decía que es absurdo no poder definir la poesía, que eso está “pasado de moda”; por supuesto que ella no la definió. Y qué bueno. Puedo decir, sí, que creo en cierta forma de la poesía, creo en su utilidad humanizadora, en su capacidad –como bien dijo Bonnefoy– de hacernos notar que hay otros hombres cerca de nosotros. Fuera de eso, supongo que no hay más. La poesía es esa cosa de la que siempre hablamos y escribimos, pero que no sabemos sus adentros. Siempre hay, en mayor o menor medida, una buena dosis de misterio.

 Leí mucho a Neruda –y lo sigo haciendo–

Comencé a leer constantemente en la preparatoria. Durante ese primer año de lectura no tuve ni un poeta guía ni una persona guía que me fuera indicando por dónde ir. Leí mucho a Neruda –y lo sigo haciendo–, a Sabines, Aramis Quintero, Luis Lorente… Fundamentalmente poesía en lengua española. Seguido a eso, gracias a que estudié el Bachillerato en Artes y Humanidades del CEDART Mérida con especialidad en Literatura, llegué a otros puntos importantes: Paz, López Velarde, Vallejo, Rimbaud, José Ángel Valente y muchos otros; esto gracias a los maestros de dicha institución a quienes agradezco y admiro: Alfredo Tapia, Elina Romero, Juan Ramón Góngora, Will Rodríguez, Yamile Castro y Mario Barajas, especialmente.

Leer, inquietarse y tratar de responder

Mis primeros poemas, como una buena parte de los poemas del mundo, eran una imitación sin pretensiones. Al inicio, uno no tiene idea de publicar, de ganar premios o becas, uno es, digamos, más honesto en ese sentido. A los 17 años comencé a escribir Templo de la fiebre, un libro pequeño con 30 poemas en el que  lancé todo lo que conocía hasta el momento. Unos años después de eso, el proceso sigue siendo el mismo: leer, inquietarse y tratar de responder.
Por otro lado, el primero de mis poemas publicados salió en Argentina, en la revista Vagón de Ostra, y debo decir que fue increíble; ir apareciendo en estas publicaciones ayuda a confirmar un tanto el oficio. Posteriormente, salió Mímesis para gusanos, una plaquette que editó La Cosa Escrita, de Veracruz. Todos estos momentos son, para mí, siempre una confirmación de los esfuerzos, un pequeño fruto.

Escribir en cualquier parte

No creo en la escritura calendarizada, menos si se trata de poesía. Es parte del misterio, ¿no? Para unos es un momento de lucidez y para otros, los más románticos, una iluminación venida desde lo celeste. Y creo que es un poco de ambas cosas. Escribo siempre en la laptop, por costumbre. Intenté mil veces servirme de lugares que, por su colorido y paisaje, aportarían algo a mi escritura. Nunca funcionó. Lo poco que he escrito ha salido en cualquier parte. Lo cierto es que pienso mucho en los poemas que quisiera escribir, eso sí con una frecuencia increíble. Por la parte de la escritura, son muy pocos los que poseen el don de la constante escritura de calidad.

Casa de las flores



Es un libro de enorme importancia para mí: representa mi visión de la poesía. Es breve, se funda en el amor –en su extensión más amplia– y está escrito por necesidad. Lo pensé durante un par de meses y lo escribí rápido. Fue una especie de terapia. El poeta no puede escribir de lo que no conoce y, pensando en esto, decidí escribir este pequeño libro que pedía ser escrito desde una construcción meramente personal. Esa Casa que menciono durante el libro es real, fue una parte importante en la relación amorosa en que se fundan los poemas. Traté de escribir el amor desde mi caso particular.


Hablando de influencias, coloqué tres epígrafes en los poemas: José Agustín Goytisolo, Juan Bañuelos y Rogelio Guedea. Elegí estos porque impulsaron la escritura de Casa de las flores por completo. Hay algo de estos tres poetas en el libro. Me gusta pensar que así es. Finalmente, puedo decir que la experiencia fue maravillosa; cuando estos poemas resultaron finalistas del Premio Internacional de Poesía Caribe-Isla Mujeres 2015 comprendí que el esfuerzo escritural había resultado, por lo menos, placentero para ese jurado que finalmente no está conformado por otra cosa que lectores. Eso me llena mucho.

Coda

Para finalizar esta conversación, Daniel Medina nos comentó que está trabajando en un libro de poemas, sin prisa y poco a poco. Agrega, además, que Ediciones O está próxima a sacar algunos ebooks de poesía, "creo que también es tarea de los poetas mover la cultura, hacer el esfuerzo para romper barreras".
BV Ediciones publicará en la colección "Aire Violeta, su libro Casa de las flores en versión PDF para leerse en línea y en EPUB, descargable y compatible con la mayoría de los lectores de libros electrónicos. Todos los libros pertenecientes a esta colección, serán de distribución gratuita.

Fotografía | Pacho de la Vega

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