POESÍA Hélice doble | Alfredo Villanueva Collado

Destrucción masiva

CIBERNIA

Quiere a un hombre al que no ha conocido.
O que conoce a través de mensajes
en una musaraña de coincidencias.

El que pasea las calles del mundo,
asombrado de lo ajeno y ancho.
Busca una morada que sustituya
el color, el olor, el sabor de su isla.

Quiere a una mujer que no conoce
o ha conocido numerosas veces
en charlas sobre vidrio, muerte, vino.

Comparten un destino inminente.
Llega la hora de montar la carreta.
Se dan la mano para el último viaje,
ya no aterrados. Compañeros.



CONGA DEL FUEGO

Tiempo de regresar al sujeto.
El vidrio, impávido, contempla
al que no hallará refugio en museos.

Nadie quiere ni su osamenta
en colecciones de objetos perfectos
que no han perdido la salud mórbida
del arte convertido en mercancía.

El cuerpo es lo más frágil, pero duradero.
Desaparece. Se reconstituye
con fósiles, fantasmas, y una conga

más rabiosa que todas las existencias.
Un extático infierno de encarnaciones
conservadas en la hélice doble
que lo rehace para un nuevo combate.



SALA DE ESPERA

Antes de traspasar la cortina de fuego
quiere que lo vistan de novia o de novio.
No sabe la identidad de los que esperan.

Si hubiera una manera fácil de morir.
Pero reniega de la autoviolencia.
No va a darle el dis/gusto a nadie.

Volverá a ser el hijo adorado,
el hermano perdido, el más fiel amigo;
amante siembraritmos en piel de pergamino,
anciano liberto que no olvida historietas
arrancadas a fuerza de tanto latigazo.

Solamente queda la trillada salida.
Someterse, como todo el mundo.
a la lenta putrefacción del espejo,
la indiferencia que precede al cambio,
el imperativo de la biología



NOCHE OSCURA

Pobres poetas. No tienen salida.
Solo pueden llorar gotas amargas,
denunciar a gañido pelado
el suicidio genocida de la especie.

Pobres poetas. Se reúnen en peñas
transmutadas en sepulturas,
vagos laberintos de banalidades,
letrinas de ampulosas metáforas.

Pero existe esperanza en la desesperanza.
Esos momentos de arrebato cuando retorna
la pentecostal babelia avasallante.

Y ya no importa la amargura del mensaje
sino la envoltura de inauditos pétalos
que solo se perciben en la noche oscura.



Alfredo Villanueva Collado (Santurce, P.R., 1944) PhD, SUNY Binghamton, NY. Profesor emérito, Eugenio María de Hostos Community College, CUNY Primer premio de poesía y cuento de Casa tomada, NY, 2006. Mención cuento, Ateneo Puertorriqueño, 2006. Entre sus poemarios se cuentan Pato salvaje (Arcas 1991), Entre la inocencia y la manzana (UPR 1996), De antiguo amor (Taller del Poeta 2004), Pan errante (Taller del Poeta 2005), Mala leche (Taller del poeta 2007), y Poemas Inhumanos (Taller del Poeta, 2013). Actualmente jubilado, se dedica a la poesía, la cocina y la cristalería checoslovaca del Art Nouveau.



0 Comentarios