Presentamos la primera parte de la antología “Del Triángulo de la Bermudas a Lisboa: 18 poetas puertorriqueños” que ha preparado el poeta puertorriqueño Jonatán Reyes con la traducción al portugués de la poeta y traductora Sandra Santos y un prólogo de Pedro Arturo Estrada.
En el panorama de la poesía hispanoamericana actual Puerto Rico sigue siendo referente vital para el lector atento, más acá de los nombres ya reconocidos, sobre todo en los últimos cincuenta años, desde Julia de Burgos hasta Angelamaría Dávila, pasando por voces como las de Néstor Barreto, Joserramón Meléndez, Yván Silén, o también, por poetas como Alberto Martínez Márquez, Rosa Vanessa Otero, Jorge David Capiello, Nicole Cecilia Delgado, y Moisés Agosto Rosario entre otros.
Nunca como ahora la improbabilidad de fijar una
imagen, un territorio poético, un panorama o un canon cualquiera de la poesía
escrita en español se hace tan evidentemente imposible puesto que, desde la
propia diversidad de tonos, registros, torsiones y ramificaciones de la lengua
hablada y escrita hoy por hoy en toda Hispanoamérica, cualquier intento de
homogeneidad de criterios, de miradas totalizantes, de interpretaciones
unidimensionales tiende a fracasar. Sin embargo, todavía es posible un acercamiento
más o menos coherente a esa diversidad y pluralidad de una escritura que,
contra todo escepticismo y desesperanza, sigue abriéndose camino y decantándose
entre nosotros. En tal sentido, esta muestra de la más reciente cosecha reunida
en buena hora por el poeta Jonatán Reyes y en versión bilingüe, del español al
portugués, realizada por la traductora Sandra Santos, es un valioso aporte,
necesario y justo que señala nuevos caminos, miradas, horizontes posibles y
tiende, desde luego, vínculos bellos con otras poéticas, otras lenguas como tal
es el caso con la lengua, la cultura portuguesa.
Del
Triángulo de las Bermudas a Lisboa, sugiere un encuentro intercultural tan significativo
como bello: el Caribe nuestro dialoga, se abraza allende el Atlántico, al
soñador y nostálgico Portugal, hermana mayor de navegaciones sin fin, en la
geografía de un espíritu común, en la afinidad profunda que incluso desde la
sangre se reconoce, y en la que es posible la recomposición de una poiesis original, un reencuentro de
memorias, de almas, de raíces.
El gran torbellino magnético de la poesía quiere
irradiar ahora sus ondas más allá del “Triángulo” caribeño, y celebramos que lo
haga justo por medio de una palabra fresca, vital, irreverente, abierta a la
experiencia y la experimentación, al riesgo y a la búsqueda de nuevos modos y
formas del decir poético en las voces de una veintena de poetas puertorriqueños
nacidos entre 1960 y la década del 90, con obra en proceso aunque en su mayoría
ya publicada, donde puede apreciarse no sólo la fuerza expresiva connatural de
la gente del Caribe sino también el tono sutil de una poética al tanto de los
usos y procedimientos del lenguaje como centro, como vertiente renovadora y
esencial en nuestros días.
Desde luego que en esta muestra sucinta de textos en
su mayoría breves, no cabe buscar otra cosa que el acento esencial de una
poética todavía en ascenso, asida a la experiencia directa de cada poeta y por
ello mismo, también, muy próxima a la nuestra, cercana en sus ecos, en sus modulaciones
a la intimidad del lector contemporáneo que, de cierta manera, regresa para
escuchar lo que de humano y verdadero puede decirle aún la poesía, incluso como
desgarramiento, como grito en el vasto y siempre abierto misterio del mundo:
(…) Cada noche
me recuesto / sobre la yerba fresca
/ Me convierto en el aullido que escuchas // La vasta noche / es un
regreso a lo abierto – E.S. Ortiz-González
No se encontrarán aquí tal vez las típicas “postales”
líricas a las que en ocasiones alguien está acostumbrado cuando se habla de una
Borinquén legendaria, la Isla del encanto, plena de fantasía, música, ritmos,
piel al sol y frenesí vital. No obstante, sí es posible advertir en estos
poemas un origen común, una hermandad entrañable con la tierra y la vida
cotidiana, la atmósfera y la cultura caribe que, sin duda, es muy difícil
soslayar incluso cuando el poeta busca deslindarse estéticamente de ese
entorno. En poetas como Margarita Pintado (1981), Juan Carlos Quintero (1963),
Irizelma Robles, Yarisa Colón, Johanny Vásquez Paz o Gabriel Francisco Ruiz
Rivera (1991), por ejemplo, el poema busca desentrañar sutilmente esa memoria
colectiva todavía dolorosa por momentos, expresada incluso a modo despectivo o
irónica nostalgia:
Me tocó vivir
en un puente de arena (…) Mi vida
tiene la consistencia del miasma (…) – Juan Carlos Quintero
(…) Habían
aprendido a rebuscar en gavetas ajenas (…) -habían des(a)aprendido- (…) que
antes de tierra ser tierra y de agua ser agua / fueron bajo fuego y fuego, fango y fango (…) – Gabriel Francisco
Ruiz Rivera
(…) Te coloco
dentro de un cuadrado / Azul (…) Todo llega tarde y sereno (…) – Margarita
Pintado.
O a veces a manera de secreta confesión, recuerdo o
dolorida queja:
Cuando te duela
el pecho, mi´ja / mete los
dedos hasta el fondo / del pote de
Vicks VapoRub (…) – Johanny
Vásquez Paz
Hija del aire / eres la palabra que nos falta (…) –
Irizelma Robles
Yo soy la sed…y
tú el agua / También soy el muro de una
catedral que silencia / un verso /
que / se / derrumba (…) – Mayda Colón
(…) Porque del
rojo soy hija del cuerpo sin orillas del encarnado / brillante que seduce y
engendra la oscuridad con su candela (…)
– Yarisa Colón
Varios de los poetas recogidos en esta muestra tienen
o han tenido nexos no sólo con su propio país sino, por supuesto, con los demás
países y culturas caribeñas y aún de toda América. Algunos residen, trabajan,
luchan en el exilio, por ejemplo, tal como sucede con Jonatán Reyes (1984),
cuya escritura rompe esquemas y propone a la vez sin desprenderse de su
entorno, una palabra arriesgada, bella:
(…) entre los
acuerdos rotos del viento / la
ravenala palpitando / bombeando a
machetazos la luz / y entre la hojarasca desafiando la forma precisa de la
belleza / no hemos vuelto a saber de nosotros – Memorabilia.
Otros, como Elidio La Torre Lagares, sabe concentrar
en imágenes veloces su decir, en versos que nos toman al sesgo:
Ocurrimos en
una esquina, al fuego / de tu pelo que ilumina la acera y el azar / como si el
mundo fuese ademán sin tiempo / que quería decirte y que traía aplastadas / en
el bolsillo de mi camisa blanca, a través / de la cual pudiese haber visto la
sangre / brotar (…)
Como también lo hace Áurea María Sotomayor desde la
elegante forma neobarrroca lezamiana, muy bien lograda, y que por supuesto
expresa tanto de nosotros, de nuestra forma de ver, de sentir:
En vez de
cuerpo, / sublime música. Envés del signo / el viento por detrás soplando
recio, / ocaso empurpurado, nube caníbal. / Y de las alucinaciones, / lo que
tienen de sed. (…)
O como desde su entraña íntima, Iris Mónica Vargas, en
un tono que conmueve:
Llevo en el
vientre / una casa solitaria / Su austeridad de madera, / su adolescencia en
cemento; / la melancolía de un árbol / que lo resistió todo.
Asimismo, Amarilis Tavárez Vales, Rafael Acevedo
(1960), Azhar Amara (1993), Nadya M. Echevarría, Gegman Lee (1990) y Raquel
Salas-Rivera, terminan definiendo a la postre una intensa y renovadora visión
poética que en su diversidad y riqueza expresivas alcanzan a darle al conjunto
general de esta muestra no sólo carácter y solidez, sino vuelo y trascendencia
más allá de lo geográfico, en versos que por supuesto el lector en español y en
portugués sabrá apreciar y llevar a la memoria del corazón:
(…) 19.
¿matarás el que me quemó la espalda? / 20. ¿pedirás un injunction? / 21.
¿llamarás a mi padre? ¿te dirá que no? / ¿violarías la ley? / 22. ¿tienes lámparas, pañuelos, alcohol? /
23. ¿nos encontramos? ¿a qué hora? / 24. ¿llorarás por las mujerotas /
asesinadas por no cumplir? / 25. ¿llorarás por mis hermanas con dedos, /
longitudes, pelucas? / 26. ¿llorarás conmigo por puerto rico, por la deuda, /
por nunca pagarla? (…) – Raquel Salas-Rivera
(…) yo necesito
volver a mi pueblo chico / y morir allí sin grandes sucesos / en la precisa
línea de lo maravilloso / porque esa es la más grande libertad / la desconocida
(…) – Amarilis Tavárez Vales
(…) Cómo te
explico que quiero intentar contigo / el silencio de los soles que se prenden /
de prisa, cuando olvido que soy materia y tiempo // Caravana de humo //
Cronología que se incendia / momento a momento – Nadya M. Echevarría
(…) Caminemos
cabizbajos / ante el poniente que se asoma / en los instantes de observar las
guerras pasadas (…) – Gegman Lee
(…) Me pregunto
cómo será sentir dolor para la ostra / la amargura de la arena pisada tantas
veces / gemir el ardor de la sal en su guerra con el agua (…) – Azhar Amara
(…) Dime esa
fórmula de los umbrales / Y mira al
horizonte. ¡Qué leche tiene el delirio! / Llega así de repente como si fuera la
naturaleza / (Pero sé que hay una industria escondida que nos consume) – Rafael
Acevedo.
Pedro Arturo Estrada
* * *
Johanny Vázquez Paz
CONSEJOS
DE MI MADRE: EXTREMAUNCIÓN
Cuando te duela
el pecho, mi’ja,
mete los dedos
hasta el fondo
del pote de
Vicks VapoRub,
y embadúrnate
el cuello, la garganta, los senos,
en la cuevita
detrás de las orejas,
y en la punta
de la nariz, ponte un chin chin.
Pintarrajéate
toda con esta crema milagrosa
hasta que estés
bien protegida y guarecida
y no haya
germen, ni mal de ojo ni mal de amores
que debilite tu
fuerza y enmudezca tu voz.
Úntate Vicks
donde el ramalazo te castigue,
donde la
amargura te tuerza la sonrisa
y el disgusto
te arrugue la frente.
Cuando la tos
interrumpa tus palabras
y la fiebre
dibuje espejismos en tus ojos.
Úntate Vicks en
los golpes bajos de los falsos amigos,
en las manchas
permanentes de las lágrimas
y las
cicatrices que las despedidas dejan en la piel.
Cuando
tambalees por los pies hinchados
y el estómago
se te retuerza de verdades dolorosas.
Siente la
energía de tu mano santa.
Huele el aroma
del eucalipto entrando por la nariz,
el alcanfor y
la menta perfumando el aire.
Sube la cabeza,
engorda el pecho,
inhala fuerte y
decidida,
descongestiona
el camino obstruido,
desinfecta los
pensamientos mordaces
y respira hondo
y profundo,
hasta que
olvides el dolor y la pena
igual que yo
hago todos los días.
CONSELHOS
DA MINHA MÃE: EXTREMA-UNÇÃO
Quando te doa o peito, minha filha,
mete os dedos até ao fundo
do frasco de Vicks VapoRub,
e unta o pescoço, a garganta, os
orifícios,
na cova atrás das orelhas,
e na ponta do nariz, coloca um
poucochinho.
Besunta-te toda com este creme
milagroso
até que estejas bem protegida e sarada
e não haja gérmen, nem mau-olhado nem
mal de amores
que debilite a tua força e emudeça a
tua voz.
Unta-te com Vicks onde a dor te
castigue,
onde a amargura te torça o sorriso
e o desgosto te enrugue o rosto.
Quando a tosse interrompa as tuas
palavras
e a febre desenhe miragens nos teus
olhos.
Unta-te com Vicks nos golpes baixos dos
falsos amigos,
nas manchas permanentes das lágrimas
e nas cicatrizes que as despedidas
deixam na pele.
Quando cambaleies por conta dos pés
inchados
e o estômago se retorça de verdades
dolorosas.
Sente a energia da tua mão santa.
Cheira o aroma de eucalipto entrando
pelo nariz,
a cânfora e a menta perfumando o ar.
Ergue a cabeça, incha o peito,
inala forte e decidida,
descongestiona o caminho obstruído,
desinfecta os pensamentos mordazes
e respira fundo e profundo,
até que esqueças a dor e a pena
tal como eu faço todos os dias.
JOHANNY
VÁZQUEZ PAZ (San
Juan, Puerto Rico). Entre sus libros se encuentran Sagrada familia (ganador del 2015 International
Latino Book Award), Querido
voyeur (Ediciones
Torremozas, 2012) y Poemas callejeros/Streetwise Poems (Mayapple Press, 2007). Recibió
el primer premio en poesía en
el Concurso de
Cuento y Poesía Consenso 2012 de la Universidad Northeastern Illinois.
Iris
Mónica Vargas
LA
CASA DESHABITADA
Llevo en el vientre
una casa solitaria,
su austeridad de madera,
su adolescencia en cemento;
la melancolía de un árbol
que lo resistió todo.
una casa solitaria,
su austeridad de madera,
su adolescencia en cemento;
la melancolía de un árbol
que lo resistió todo.
En la memoria cargo,
precisos, los olores
de cada esquina profunda,
y cada danza espontánea
que bailo en algún centímetro.
precisos, los olores
de cada esquina profunda,
y cada danza espontánea
que bailo en algún centímetro.
Oscilan imperturbables
los ecos de cada risa;
desabatidas las voces
que habitaron mis tímpanos
cuando cruzaba el portal.
los ecos de cada risa;
desabatidas las voces
que habitaron mis tímpanos
cuando cruzaba el portal.
Y las luces,
con sus trazos de
memoria,
las mismas sombras
dibujan en el salón.
Las cotorras han cambiado alrededor.
las mismas sombras
dibujan en el salón.
Las cotorras han cambiado alrededor.
Unas han muerto;
Otras se han ido;
Algunas han parido
—pequeñas cotorras
que ya repiten lo mismo.
Otras se han ido;
Algunas han parido
—pequeñas cotorras
que ya repiten lo mismo.
Las paredes
no han mudado la tristeza
de aquel verso que escribí
sobre su rostro,
no han mudado la tristeza
de aquel verso que escribí
sobre su rostro,
ni aquel insecto
aplastado.
El árbol que yace al
frente
—mi gemelo— gruñe;
se arroja al aire
viejo y desalentado.
—mi gemelo— gruñe;
se arroja al aire
viejo y desalentado.
Es un embarazo largo.
Ha durado ya tres años.
Ha durado ya tres años.
A
CASA DESABITADA
Levo no ventre
uma casa solitária,
a sua austeridade de madeira,
a sua adolescência em cimento;
a melancolia de uma árvore
que resistiu a tudo.
Na memória carrego,
exactos, os aromas
de cada esquina profunda,
e cada dança espontânea
que bailo em algum centímetro.
Oscilam imperturbáveis
os ecos de cada gargalhada;
enfraquecidas as vozes
que habitaram os meus tímpanos
quando atravessava o portal.
E as luzes,
com os seus traços de memória,
as mesmas sombras
desenham na sala.
Os periquitos transformaram-se à volta.
Uns morreram;
Outros voaram;
Alguns pariram
—pequenos periquitos
que já repetem o mesmo.
As paredes
não transformaram a tristeza
daquele verso que escrevi
sobre o seu rosto,
nem aquele insecto esmagado.
A árvore que jaz em frente
—minha gémea— grunhe;
projecta-se no ar
velha e desalentada.
É uma gravidez longa.
Durou já três anos.
IRIS MÓNICA VARGAS (Caguas, Puerto Rico).
Ha escrito para diversas revistas y periódicos. Tiene cuatro libros inéditos,
dos de poesía, y dos de relatos cortos. En septiembre de 2013
publico su libro La ultima caricia
(de Terranova Editores, en Puerto Rico) el cual ha permanecido en la lista de
los más vendidos de la librería Amazon.
Áurea
María Sotomayor
LEZAMA
Y toda siembra que nos hace temblar se hace en el
espacio sin respuesta,
que al fin es una respuesta.
José Lezama Lima
I
En vez del cuerpo,
sublime música. Envés del signo
el viento por detrás soplando recio,
ocaso empurpurado, nube caníbal.
Y de las alucinaciones,
lo que tienen de sed.
Me acojo al silencio de esta bóveda
con su millar de estrellas.
Sonrisa etrusca, bizantina, viajera,
fastos quemados del fervor.
Noche estrellada,
místico acorde roto sobre intenso azul
en un fragmento de la Sainte Chapelle.
Ardor suspenso genuflexo.
¡Ah, que no escape!
II
Se acumula la tinta en esta sima
que se prolapsa con el desbordamiento.
Sufre la sorpresa el abrillantamiento de la nuez
hecha almíbar en la boca juguetona de una nave a la deriva.
Eleva su lengua hasta tocar el cielo de la boca
chasquea la sílaba entintada
echa al mar. Regocijada en la marea nocturna
de esta ínsula, el protocolo de su carnalidad gravita hacia la imagen.
Tensa su ronda de destellos
sujeta a la morada perpetua de la gracia.
III
Ausente de los hechos fluye el vértigo,
pasan las aguas tibias en que la nada
alardea de signos impalpables:
sepultos sones siempre volátiles,
ala de tinta.
En vez del cuerpo,
sublime música. Envés del signo
el viento por detrás soplando recio,
ocaso empurpurado, nube caníbal.
Y de las alucinaciones,
lo que tienen de sed.
Me acojo al silencio de esta bóveda
con su millar de estrellas.
Sonrisa etrusca, bizantina, viajera,
fastos quemados del fervor.
Noche estrellada,
místico acorde roto sobre intenso azul
en un fragmento de la Sainte Chapelle.
Ardor suspenso genuflexo.
¡Ah, que no escape!
II
Se acumula la tinta en esta sima
que se prolapsa con el desbordamiento.
Sufre la sorpresa el abrillantamiento de la nuez
hecha almíbar en la boca juguetona de una nave a la deriva.
Eleva su lengua hasta tocar el cielo de la boca
chasquea la sílaba entintada
echa al mar. Regocijada en la marea nocturna
de esta ínsula, el protocolo de su carnalidad gravita hacia la imagen.
Tensa su ronda de destellos
sujeta a la morada perpetua de la gracia.
III
Ausente de los hechos fluye el vértigo,
pasan las aguas tibias en que la nada
alardea de signos impalpables:
sepultos sones siempre volátiles,
ala de tinta.
Selección del libro Diseño del
ala (Ediciones Callejón, 2005)
ÁUREA MARÍA SOTOMAYOR (Puerto Rico). Poeta, crítica, ensayista y
antóloga. Entre sus libros, Sitios de la
memoria (1983), La gula de la tinta
(1994), Rizoma (1998), Diseño del ala (2005), Cuerpo nuestro (2013), Artes poéticas (2014). Es ganadora de
varios premios nacionales de poesía, incluida en múltiples antologías
nacionales y latinoamericanas. Fundadora de las revistas culturales Posdata, Nómada y Hotel Abismo.
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