Carlos Hurtado, el escritor que puso a
Cancún en el mapa literario en 2001 con la novela Cancún, todo incluido, falleció el 17 de enero de 2015 a causa de
un cáncer con el que luchó algún tiempo; perdió esa batalla pero ganó algo que
dejó para la posteridad en esta ciudad carente de genuino interés hacia la
literatura. Era un tipo sobrio y con una inteligencia sobresaliente para con la
palabra, un auténtico maestro, impulsor de la escritura en Cancún en muchas
vertientes.
Uno
de mis mejores recuerdos de las pocas veces que pudimos coincidir fue en la
presentación de la segunda edición del Cancún, todo incluido en
2011 en el Club Casablanca, donde, de forma inspiradora y clara, expuso lo que
es ser un escritor y la acción de escribir, y lo tendré siempre muy presente.
Platicamos rápidamente entre el mar de invitados mientras firmaba mi ejemplar,
incluso le hice algunas preguntas sobre la obra, que amablemente respondió.
Otra
ocasión fue en 2013, antes de irme a la Feria del Libro de Minería. En una
entrevista para el programa Estado de los Estados de Lilia Arellano del Canal
10, tuve el placer de platicar a solas mientras esperábamos a los demás
invitados al programa, y ahí me expuso los sinsabores que le había
provocado el olvido literario, que el Cancún, todo incluido lo
veía como algo lejano y que ya había pasado; un Carlos muy diferente de aquel
2011, pero con el brillo de eso inexplicable que tienen los grandes
reflejándose en las pupilas. Se dedicaba por completo a sus plantas y retirado
casi por completo de la vida literaria. Ya no escribía, y eso fue una
contraparte igual importante que causó un gran impacto en mí. Intenté
explicarle que respetaba su pensamiento, pero le expresé mi respeto y reincidí
en que su novela había cambiado algo aquí, que su obra no era
indiferente al menos para mí y para muchos otros que lo reconocíamos. Sonrió,
me agradeció, y entonces llegaron los demás invitados a la entrevista. Más
tarde, en la misma entrevista, junto a Francisco Verdayes, Jorge González Durán
y Antonio Callejo, me devolvió el gesto de reconocerme, eso también me lo quedo
como un recuerdo muy preciado por su parte. Como dije, era un señorón. Aquí
dejo la reseña que hice hace algún tiempo sobre su magna obra; Cancún,
todo incluido:
Aunque
el género y la historia tienda a ser realista y reflejante para nuestra
sociedad actual, la novela tiene una historia sencilla, ficticia y un tanto
conveniente para la misma trama, que nos advierte sobre las consecuencias que
tendrá cada uno de los personajes al ir tomando diversos caminos, que solo
puede ofrecer una sociedad multicultural como la nuestra. Cancún, Todo
Incluido, la culminación del prolífico trabajo de Carlos Hurtado y de
sus Crónicas ciudadanas que se publicaban en un diario local, tiene
el crédito de tomar la ciudad como escenario y fin para cada una de las
ambiciones de los personajes, cosa que a mi parecer no se había dado nunca en
una novela o trabajo que hable sobre Cancún y sus personajes. A pesar de las distancias
y los diferentes trabajos, la considero una segunda parte del libro de Fernando
Martí, Fantasía de
banqueros, que mostró a Cancún como parte de una ensoñación en la creación
de un centro turístico. Una segunda parte que nos devuelve a la realidad actual
y donde los sueños se quebrantan, se entierran y se viven en la desesperación
de una ciudad particular como esta.
Hay
que agradecerle a Carlos Hurtado este libro, que nos deja a los cancunenses con
una difícil tarea: buscar, trabajar y modelar nuestra identidad literaria,
continuar el camino que él logró dejar en la historia de letras de Cancún, y
que hacen de esta ciudad algo único por lo que es, una ciudad multicultural y
conformada por personas que vienen de cualquier parte del país o el mundo. Cancún, todo incluido sigue vigente a pesar
de que su publicación tenga ya algún tiempo, y seguirá vigente como parte de
esta ciudad de ninguna parte.
Aunque el maestro ha
partido, o como mejor señala su hijo Carlitos Chak, se volvió águila y
se fue, sus letras quedan para esta ciudad le guste o no le guste a la
propia Cancún, y seguirán señalando un presente latente y real, algo que no
tiene que ver con un sueño o fantasía planeada en los sesenta. Se fue del mundo
terrenal, pero legó a Cancún la mejor de sus obras, llena de buenas letras,
sátiras, humor negro y político, un mundo sórdido que recorrió en esta vida en
una ciudad que al final no le correspondió como debía. Esto sí hay que
señalarlo, porque a Cancún, esa chiquilla traviesa y turística, hasta ahora, le
es indiferente esta novela, aunque verse sobre ella misma. Sin embargo y a
pesar del tiempo transcurrido desde su partida, las letras de Carlos Hurtado ya
son referentes narrativos de la historia de Cancún.
MAURO BAREA (Cancún, 1981). Estudió la Maestría en Creación y Apreciación Literaria en el IEU Puebla. Finalista en el I Premio Hispania de Novela Histórica de Madrid y consultor del documental sobre Gonzalo Guerrero Entre dos mundos; publicado en la antología infantil Mi mejor amigo (Editorial Verbum, Madrid, 2015). Fue articulista para la Revista Pioneros, publicación historiográfica de Quintana Roo (2011-2015). Estuvo a cargo de la columna Desde Ninguna Parte para el periódico Quintana Roo Hoy, con temas culturales y sociopolíticos (2015-2016). Finalista y antologado en el Certamen Relats d' amor del Adjuntament de Constantí (Tarragona, 2017) y finalista del V Concurso de Microrrelatos del Ateneo de Mairena (Sevilla, 2017).
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