Grietas
en los escombros de un país en ruinas.
Forajidos,
bandidos y salvajes entre las embestidas.
Ruinas,
grietas de mis alegrías, de nuestras ironías en estas noches intranquilas.
Desmoronamiento
de la razón, abnegación por mi indignación.
Prófugos
y solidarios con indigestión.
El
murmullo de los cimientos y el aullar de binomios en alusión.
Corazones:
bombas hidráulicas que sacan el cascajo de los afectos. Escuchar a los adeptos:
–¿Lloras?
–No. No lloro, se me metió un sismo en los ojos.
Bienvenidos
al país de las ruinas.
Las mil y una noches
intranquilas.
Grietas
que se cubren con plastilina amasando las salidas (también las bienvenidas).
El triste juego de las escondidas.
1,
2, 3, por mí y por todos mis amigos.
El
vals de los condenados: asalariados ciudadanos.
La
catrina danza divinos pasos.
Chambelanes:
políticos y empresarios.
Todos
vengan a celebrar sus 32 años.
1, 2, 3, pas
de bourrée.
«Una
desgracia puede tener éxito en el mercado»
Mientras
el cascajo de la memoria se aglutina.
La
vida se monopoliza.
Retengan
la esperanza con aullidos fáticos: Fridas y salmos.
Almas
quebrándose cual cristal.
Contra
cuarteadas y coartadas.
–No nos han cortado por la misma tijera.
Reza
la inmobiliaria.
Grietas
para una generación en ruinas.
Nuestras
viejas-nuevas heridas
abiertas como Cristos en las capillas.
Qué
se desangren
llevándose el cascajo de las avenidas.
Hermosas
alegrías mínimas.
Infectos
en demasía.
El
efecto gota de las embestidas.
Me miras
Te miras
Espejo
de los días
Catarsis en las esquinas
Sismos
convulS.O.S
obtuS.O.S
Chimalpopoca
todo resquebrajado
Y un Tezcatlipoca Negro irritado
La
“normalidad” es una costurera atrapada en la ru(t)ina
laboral
(salarial).
El triste juego de las
escondidas
1
costurera
2 costureras
3
costureras
Por mí y por todos mis amigos
ARIEL RESÉNDIZ. Escritor
de closet. Paseante en esta vida y las muchas otras posibles. Vividor en el
mejor sentido de la palabra y también en el peor sentido. Amargo y directo.
Nacido en la periferia de la ciudad más grande y frágil. Espera no pertenecer
al club de los 27. En especial porque no es rockero, ni poeta; mucho menos
artista consagrado. No joven con beca del FONCA; mucho menos orador, ni
traductor. No es nada. No quiere ser nada. Nunca será nada… y no, tampoco tiene
todos los sueños del mundo. (No soporta a Pessoa).
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