I
Tienen los edificios
un pulso desangrado
asfixiado en sí mismo
cuando miran abajo
la rotación de la pelota
que busca el arco
en la tarde sin monstruos
vacía en el asfalto
aspirada desde el baldío
por los pulmones
de la hinchada del barrio.
II
El sol color
de hierro al rojo
de ladrillo liviano
cae en un edificio
rueda
techos
espacios.
En el baldío
Un puntero veloz
Va a convertirlo en tanto.
III
Está tenso el arquero previendo la pelota
que rueda por el medio de noviembre.
Y el calor funde insectos
desesperados
en las calles sin sombras, sin relieves,
donde se desvanecen las esquinas.
IV
Los jugadores pasan la pelota
en noche fría.
Pases lentos de futbolistas concentrados.
Fantasmal, la tribuna sigue las acciones
/como siempre.
De pronto los hinchas rotan sus cabezas
/mirando
hacia arriba
hacia el sector oscuro de la luna ahora ausente.
Siguen luego los pases de la esfera lunar.
Y se quedan confusos con sus gorras en las
/manos.
Poema tomado de La poesía alcanza para todos.
▁▁▁▁▁▁▁▁▁▁▁▁
De “Versos, por qué no”,
Ediciones de Poesía La Lámpara Errante, edición con apoyo del Fondo Nacional de
las Artes, Buenos Aires, 1988. Magdalena Martín es Argentina. En 1984 fundó la
revista Internéditos. También publicó “Casi vivir” y “Sonetos marginales”.
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