OPINIÓN El amor romántico vs Jane Austen | Urla Poppe


Hace poco leí una noticia que me dejó un poco pensativa sobre la idea del amor romántico. No del amor, como tal. Sino del que ya se ha ido desgastando con los años, ese amor tonto, ese enamoramiento pasajero que nos inunda cuando conocemos a esa persona que creemos súper especial. Con el día de los enamorados todavía arrastrando hoy quiero hablarles del amor, pero en términos un poco más deconstruídos. Desde un punto de vista literaria, que de eso venimos a hablar todos los meses.
          Jane Austen es para mí una de mis escritoras de cabecera. De esas mujeres que inspiran, que empoderan y que para nosotras las escritoras nos dan ejemplos a seguir. ¿Es Jane Austen una creadora de historias orientadas a ese amor romántico? En parte sí y en parte no. A ver si me explico.
          Si han leído alguno de sus maravillosos libros habrán podido apreciar la sutileza de su trazo, ese saber narrar historias de amor correspondido, de amor orgulloso, de amor tardío o de amor maduro. Nos narra con una destreza, casi envidiable, historias de amor diversas y nos sumerge en un mundo paralelo que quiere que nos olvidemos de nuestra tediosa realidad. Sus historias son precisamente universales por esa atemporalidad y ese desapego a lo real del momento.
          Hay que recordar que se le criticó mucho por no ocuparse de temas tan duros como la guerra, que azotaba Europa por ese entonces. Pero qué manía tiene la gente de meternos a los escritores en política o en buscar la realidad más cruda. Quizás lo que el lector quiere es olvidarse de todo ese dolor y los escritores alzamos nuestras voces reivindicando la libertad para evadirnos y si eso ayuda, habrá que seguir escribiendo.
          Perdón por este pequeño “lapsus interruptus”. En su narrativa y deliciosos textos que nos envuelven, Jane nos hace sentir, sentir emociones. Pero ella como gran genio quiere ir más allá de ese amor pasional que se reflejó tanto en obras como «Romeo y Julieta» o en poetas como Lord Byron y los Románticos. Jane quiso traspasar esas barreras del amor pasional, del amor romántico y mirar qué pasa cuando éste se va, qué pasa cuando no es ese amor loco el que nos penetra por las venas. Ella juega con otros amores, con el poder de decisión frente a lo que se espera de una mujer. En «Orgullo y Prejuicio», por ejemplo, nos sumerge en el poder que tiene Lizzy para decidir sobre su futuro y sobre lo que ella realmente quiere del amor. ¿Era amor romántico el que nos contaba en esta historia? A mí me parece que no.
          Estamos todavía acostumbrados a hablar de ese enamoramiento, de ese amor que en realidad es irreal, es sólo para los cuentos que tanto nos leyeron de pequeñas. Esos cuentos en donde el amor pasional justifica el perderse a uno mismo. Y al final qué pasa con nosotras, pues que queremos imitar esa irrealidad en nuestra realidad. Queremos creer que existe algo parecido en nuestro universo, pero lo que como lectores no hemos aprendido es a distinguir que ese amor debería quedarse en los cuentos, dejarlos ahí para luego buscar consuelo y recrearnos con sus fantasías y soñar, sobretodo soñar.
          ¿El amor lo cura todo? ¿El amor todo lo puede? ¿El amor verdadero está predestinado? Son temas tan difíciles de tratar y que por otro lado han sido tratados hasta la saciedad. Yo recomiendo leer a Francesco Alberoni y su texto básico sobre el amor «Te amo». Nos habla de las distintas clases de amor que existen como el amor de madre, el amor erótico, el amor de los esposos, de los amantes, de hermanos, etc. Un clásico que debemos tener todos en la mesita de noche.
          Jane Austen fue una visionaria de su tiempo. De un tiempo cambiante para las mujeres, no sólo de su época, sino también para las futuras generaciones. Sus novelas tratan tantos temas, tantos tipos de amores. Ella ya creía que ese amor romántico era sólo pasajero, sólo para los libros que tanto leerían sus vecinas por esas lares victorianos. Principalmente escritas por hombres y que nos hacían soñar con un mundo donde la pasión nos gobernaba los estados mentales: a las mujeres, claro está. Hombres que nos simplificaban a simples marionetas de ese amor romántico. Jane Austen abrió el hilo a otra clase de amor. Al amor orgulloso y libre de «Orgullo y Prejuicio», a un amor maduro en «Persuasión». El amor no correspondido y correspondido a la vez de la maravillosa «Emma»; las consecuencias del amor romántico en «Sentido y Sensibilidad», etc.
          Así podría seguir y seguir. Pero sobretodo lo que quiero recalcar de estas maravillosas novelas es que el amor se construye, se cultiva y se consigue desde un amor propio, un amor personal que nos hace ver más allá del dolor y así poder encontrar SIEMPRE lo que tanto anhelamos como seres humanos: Que nos quieran como nos queremos a nosotros o más.

URLA POPPE
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