Se
me hacen agua los ojos
y
por contagio.
Te
escucho y me vuelvo cascada
fuente,
oleaje
lado
a lado
de
la urgencia a la urgencia
deseo
que mece alto
y
sube.
Devenir
cascada
deslizarse
ritmo
baile
de miradas
hidra
de agua
temperatura
que crece
lirio
erguido del estanque.
La
corriente del río
en
aumento
reír
incesante
entre
el verde de los ojos y las bocas
todas
tus bocas.
Todas.
Ese
río de fondo se acelera
olvida
los contornos
desbocado
de color
y
en cada pincelada
tiembla
una nueva urgencia.
Un
asomo apenas
el
pudor acaso
movimiento
que arrecia
un
ojalá incipiente
que
no mengua.
No
cesa.
Ahí
la memoria
cadencia
de aguacero y cascada.
Se
me hace agua la vida
y
por contagio
se
me hacen fuego las manos
y
te vuelvo barro húmedo
se
me hace líquido el tiempo
se
escurre
se
nos escurre
entre
las ganas
tiempo
en que modelo tus contornos
los
sobo
y
redondeo
hasta
dejarme su huella
impresa
en las manos.
Mis
manos
mapa
de tu mapa.
Mi
mapa.
Se
me hacen fuego los dedos
me
vuelvo prisa
rozarte,
afinarte
pulir
cada filo de tu mapa
tallarte
hasta deslizarte seda
en
llamas.
Se
me hace agua la vida
entre
tus labios y tu boca
salivo
el aroma que llevas
clavado
en el pecho
y
ahí, entre las piernas
en
la cueva de la diosa.
Luz
el camino oscuro.
Se
me hace fuego la urgencia
derrame
de lumbre
llamas
de dicha
me
bailan encima
fuera
y dentro
fiera
y centro.
Se
me derrama la vida encima
mientras
tus ojos
van
dejando sílabas sueltas
caídas,
revueltas
que
recojo
ávido
síes
que se amontonan
unos
detrás de otros
se
pisan los talones
prisa
a prisa
como
plegarias.
Las
olas las dicen tus ojos
ver
la lluvia de tu fuente
llover
yo
verte a borbotones
vuelta
mar
en
que me vuelco
y
me hundo.
Se
me hace boca el agua
tu
mar agolpándose
agolpándome
contra
el peñasco
que
deviene de asombro en asombro.
Se
me hace agua la vida
y
por contagio.
Agua
los
minutos
gota
a gota
de
clepsidra.
Es
tiempo
es
hora
y
ola
que
rompe, que estalla
Ven
ven
Derrámate
de
rama en rama
trepa
como hidra
enreda
este tronco de mi cuerpo
pedestal
cuando tú.
Florece
lenta, demorada
abierta
exuberante
ofrecida
a mis manos
deshoja
esta espera de años.
Se
me hacen sueños las horas
lejanos
los minutos
hasta
volver a cercarte
pulirte,
limarte
hacerte
deslizar manantial de seda
en
que me abrigo.
Se
me hacen semillas tus gestos
explotan
primaveras
estallidos
de gozo
brotes
a punto
y
orgasmos en flor.
Se
me hacen agua las ganas
en
las que sumergirte y nadar
las
mismas
en
las que yo me ahogo
y
vivo.
Se
me hace agua la vida
a
tu vera
fuego
las manos
río,
la vida.
Río
la vida
reímos
las gotas
que
la lengua rescata.
Nos
hacemos agua
en
este nuestro ritmo
ajeno
al tiempo cotidiano.
Ven
líquida
gotea
y
por contagio.
IRMA ZERMEÑO. Autora de la novela Agonía de ojos negros (Ed. M.A. Porrúa); Retrato en voz alta (Ed. Assouline/ A Editores). Escribe poesía, cuento, novela y teatro. Autora de la obra teatral musical Contigo aprendí (Música de Armando Manzanero y producción en proceso) y autora de la novela Dispara la memoria. Página personal Sabor a mientras tanto.
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