A Héctor Baptista y Javier
Hombres y
agujas tuercen a las bestias para emigrar
mujeres y
cuencos de ojos surcan las albercas
las fosas
se tragan a los hombres y sus agujas
las simas
de lodo y sangre chispean madres y ojos
todo se
larga tarde o temprano
empujado
por las angustias
horrorizado
en tantos gritos que dejan los aullidos de las balas
Unos genes
se largan en manada tras otros genes
La vida se
hace menuda y escapa como los huracanes de las mochilas
las
gandolas cargan a las abuelas que van muriendo mientras bordan
los cerros
se apagan en el camino y no saludan
las pestes
se esconden esperando la aurora
los arroyos
bajan y suben con los coyotes
la guerra
persigue al hastío y lo soborna
las
comadronas cuidan de sus crías enloqueciendo de amor añejo
el amor
añejo se cuaja con la muerte y a veces, sabe ganarle a los dados
Un país
suele largarse de vez en vez hacia la nada
El aire que
viene de los sudores del sur entra en la piel y arde como una postal
los perros
que acompañan la alambrada no se quejan de la tos ni de la angustia
los karmas en
las calles deambulen tan coloridos
las madrigueras
de lagartos saben que su ruta es el olvido
las oleadas
de aves pobres siguen la maratón de las almas que no tienen memoria
los
pellizcos de los hienas al reír solo atraen más a los leopardos que torturan
las
amapolas en los cuencos de los ojos no florecen como los sueños perversos
Todas las
sangres tienen el nombre de las sanguijuelas sin dirección de llegada
Las cosas
de la historia son como la odisea del azar, no se sabe mucho de nada
Los trenes
cargan mulas y personas y se derrumban sin tener en cuenta la ruta
La gente
sigue sufriendo de pestes y enamorándose de tanto destierro
Las ropas
que esconden el espíritu de las penurias tienen sombra de mentiras
Los dioses
que migran hacia el absurdo no son tan poderosos como los demonios
Las curvas
del exilio ajeno se bautizan como las flores muertas de Abel sin Caín
Las dudas
de los corazones rotos no dejan duda de que pocos ganan la partida
Pasan las
noches y los zamuros piensan en cuánto pueden comer si no sueñan
los
devoradores del edén dejan de perder la esperanza en la carne fresca
los bufones
abaratan el desempeño de los arrabales donde nadie deja de morir
vivir o
morir ya no es cuestión de suerte ni de descendencia premeditada
llegar a la
cima donde no se llega sin haber iniciado el fuego, es un buen juego
danzar con
los muertos que madrugan en los viajes, es un presagio adulterado.
ENDER RODRÍGUEZ (San Cristóbal - Venezuela. 1972). Escritor y artista multidisciplinario. Licenciado en Educación Integral. Ha publicado: Cantos del origen (2001, CONAC); El sofá de Beatrice (2006, CENAL); Primavera cero (IPASME, 2007); Creactivo I (BARIQUÍA , 2007); Rabo de Pez. Nuevos idiomas en la creación formato e-book (FEUNET, 2014), Entrecruzamientos (EAE Editorial Académica Española, 2015), Ex sesos y asa res Borrones para textos no tan perversos (CENAL, 2016), El Blues de la Parca - cuentos grotescos (AMAZON, 2017), Creactivo II (AMAZON, 2017), Poemas Absurdos (LP5 Chile, 2020), y VISO Poesía visual, objetual y collages en Venezuela (SABERULA, 2020), entre otros libros publicados en internet, y en físico como coautor. Página web: http://enderodrigueznomeempoeme.blogspot.com/.
Foto de Steve Johnson en Pexels
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