Mario Benedetti (1920-2009) cumpliría
cien años el 14 de septiembre. De alguna manera lo hará por los homenajes que se
le dedican, como el Congreso Internacional que organiza el Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti, en la Universidad de Alicante, donde el
montevideano donó su biblioteca madrileña antes de morir. También por ello le
dedicamos un espacio en el Club de lectura de la SeuUniversitària de Calp a propósito de sus últimos poemas y de la película de
Eliseo Subiela en la que participa, junto a Oliverio Girondo y Juan Gelman: El
lado oscuro del corazón.
Si
seguimos Inventario, la edición de Visor que recoge su obra poética,
reparamos en algunos poemas que nos permiten acercarnos tanto al amor como al humor
que influirían en demás poetas comunicantes o coloquiales como es el caso del
mexicano Jaime Sabines.
Cuando
el director de cine y guionista argentino estrenó la película en 1992 nos
regaló una peculiar historia que reflexiona sobre el oficio poético con numerosos
textos de tres poetas. Uno de ellos, el uruguayo, recita en alemán su
famoso poema «Corazón coraza» / «Gepanzertes Herz»:
Porque
te tengo y no
porque
te pienso
porque
la noche está de ojos abiertos
porque
la noche pasa y digo amor
porque
has venido a recoger tu imagen
y
eres mejor que todas tus imágenes
porque
eres linda desde el pie hasta el alma
porque
eres buena desde el alma a mí
porque
te escondes dulce en el orgullo
pequeña
y dulce
corazón
coraza
porque
eres mía
porque
no eres mía
porque
te miro y muero
y
peor que muero
si
no te miro amor
si
no te miro
porque
tú siempre existes dondequiera
pero
existes mejor donde te quiero
porque
tu boca es sangre
y
tienes frío
tengo
que amarte amor
tengo
que amarte
aunque
esta herida duela como dos
aunque
te busque y no te encuentre
y
aunque
la
noche pase y yo te tenga
y no.
Gepanzertes Herz
Weil ich Dich habe und nicht habe.
Weil ich an Dich denke.
Weil die Nacht die Augen offen hat.
Weil die Nacht vergeht
und ich 'Liebe' sage.
Weil Du gekommen bist
um Dein Bild zu holen
und Du besser bist als alle Deine Bilder.
Weil Du vom Fuss bis zur Seele schön bist.
Weil Du von der Seele bis zu mir gut bist.
Weil Du die Süsse hinter den Stolz verbirgst
klein und süss, gepanzertes Herz.
Weil du Mein bist
Weil du nicht Mein bist.
Weil ich Dich so sehr anschaue und sterbe.
Und schlimmer sterbe ich
wenn ich Dich nicht anschaue.
Weil Du immer überall existierst.
Aber Du existierst besser dort wo ich Dich liebe.
Weil Dein Mund Blut ist.
Und weil es Dir kalt ist.
Ich muss Dich lieben, Geliebte.
Ich muss Dich lieben.
Auch wenn diese Wunde doppelt schmerzt.
Auch wenn ich Dich suche und nicht finde.
Und auch wenn die Nacht vergeht
und ich Dich habe und nicht habe...
Esa dicotomía que causa la afirmación
y su contraria parece ser precisamente el lado oscuro del corazón. Sístole y
diástole ante el deseo de ser y estar, en una defensa de la libertad y, por
eso, del amor: «porque eres mía / porque no eres mía». El lado oscuro se ve en
la película con la muerte, el personaje femenino que simboliza el contrario que
existe tras la felicidad y que le da sentido a esta; en la cama que se abre y
deja caer a quien no vuela; en la capa que se crea quien no cree en un símbolo
que es alegoría desde el poeta con que arrancábamos este Club de lectura. De él,
del oriolano, parte el montevideano por el epígrafe en su poema «Corazón con
canas»:
Mi sien, florido balcón
de mis edades tempranas,
negra está, y mi corazón,
y mi corazón con canas.
Miguel Hernández
Al
fin por fin en fin no caben dudas
la
belleza se aleja y uno queda
solo
como una flecha que erró el blanco
dejó
melancolías en la puerta
un
azar miserable en la ventana
y
el nombre salvador que nunca llega
sólo
perdura el corazón con canas
cansado
de latir en las promesas
estirpe
de los sueños que hacen cielo
cielo
de los amores a la espera
canas
que son del alma amenazada
soplo
que sobrevive a duras penas
recuento
inútil de estaciones locas
donde
ya se borró la primavera
El paso del tiempo se verá en la
segunda parte de esta película, así como en otros poemas de Benedetti. Ana, la
prostituta de la que se enamora Oliverio, le ilumina la parte oscura del
corazón. Se lo rompe, se lo saca en bandeja de plata. Al herirlo es cuando
siente el amor, un tema solemne donde los haya en forma de sonetos que hemos
ido viendo también con Estellés. Aquí va uno de Benedetti, «Nocturno», al
estilo villaurrutiano, en la atmósfera lúgubre de la noche solitaria.
Si
la noche se vuelve tenebrosa
cierro
mis viejos ojos remendados
ya
me sirven de poco / están cansados
de
mirar con mirada nebulosa
en
cambio si se vuelve milagrosa
heredera
de cielos despejados
los
ojos se me abren asombrados
y
no puedo pensar en otra cosa
la
noche del amor es un escudo
que
defiende del pasmo y la sorpresa
su
mejor contraseña es el desnudo
la
noche es juvenil cuando se besa
y
si el tacto del cuerpo es más agudo
la
belleza en lo oscuro es más belleza
La ternura logra el efectismo
años después, sin desatender el humor que logra el juego de palabras, basándose
en el seseo americano, en otra estructura clásica que permea de Uruguay a
México. Es el haiku 76:
semen
y semen
pero
de sementera
no
sementerio
Moriremos. Estos días la señora
de negro nos acompaña. Aun con humor se alude a ella. El virus que afecta al
poeta es el amor, y va directo a ese músculo que también tiene su lado oscuro.
IGNACIO BALLESTER PARDO (Villena, Alicante, 1990). Es doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Alicante, con una tesis sobre poesía mexicana que dirige Carmen Alemany Bay. Es miembro del Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti y del Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea. Con Alejandro Higashi coordina el número 23 de la revista América sin Nombre (2018), dedicado a la «Madurez de la joven poesía mexicana». Es autor del libro La dimensión cívica en la poesía mexicana contemporánea: herencia, tradición y renovación en la obra de Vicente Quirarte (Tirant lo Blanch / Universidad Autónoma del Estado de México, 2019). Cada domingo comparte sus líneas de investigación en el blog Poesía mexicana contemporánea.
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