A
Vicente Leñero (Guadalajara, 1933) lo conocí de manera cordial a través de un
libro llamado Vivir del teatro. No
puedo recordar si mi ejemplar lo compré yo, me lo regalaron, me lo prestó Tony,
se lo regresé y luego lo compré yo, o cómo fue que me hice de mi libro que ya
con el tiempo me doy cuenta, es una primera edición (presunción pura esto
último). El caso es que ese título ha permanecido en mi biblioteca desde el
primer contacto que tuve con él a pesar de los años, de los viajes, de las
lluvias monzónicas que echaron a perder una parte de mi biblioteca, de los
robos hormiga en ésta y de tener que dejar bibliotecas enteras en otras
ciudades por falta de fondos para traerlas conmigo.
Vivir
del teatro
es un texto donde Vicente cuenta sus vivencias en torno a este otro arte tan
querido para mí. Narra sus primeras incursiones con las que me identifiqué, ya
que mediante el juego es como sintió la necesidad de la seriedad que da el teatro.
Posteriormente nos relata cómo comenzó a escribir para el teatro, las
dificultades que le representaba, la mancuerna genial que logró con Ignacio
Retes, la lucha contra la burocracia teatral, los sinsabores, las alegrías y,
en fin, el proceso de llevar a escena una obra desde su escritura hasta las diez,
cien o más representaciones. Todo eso narrado de una manera sencilla, vital, irónica,
como solo lo puede hacer el autor de Los
periodistas.
Los
periodistas
lectura obligatoria dada la época de cambios hormonales, de pensamiento y
acción que estábamos viviendo a finales de los ochentas, cuando la adolescencia
dejaba de ser tan indolente para comenzar una vida de compromiso social, político,
cultural, o al menos, intuíamos, que debíamos sentar bases para que nuestras
opiniones no se volvieran una mera ocurrencia. Una lectura nos llevaba a la
otra. El ansia de conocer nos obligaba a devorar los libros, periódicos,
revistas y todo lo que se pudiera en una época sin internet.
Pero eso da para otro tema y hoy me quiero
centrar en Leñero, más conocido como novelista, pero que también fue guionista,
periodista, dramaturgo, ingeniero civil y académico mexicano. Sus novelas
fueron la base para su dramaturgia, así, inicia con Los albañiles, cuya trama policial sobre las contradicciones del
sistema judicial mexicano y su consecuente injusticia sobre la clase
trabajadora, traslada a la escena y posteriormente al cine.
El teatro de Leñero en su mayoría tiene un
contenido social, político y/o religioso, al igual que la mayoría de sus
novelas. Y, en mi caso, a pesar de la fascinación que ejerce sobre mí Vivir del teatro, prefiero su narrativa.
Tal vez porque no he tenido la oportunidad de ver ninguna de sus puestas en
escena y la lectura de sus obras, a diferencia con lo que me sucede con otros
dramaturgos se me hace pesada, no así sus novelas, que disfruto mucho.
Los cuentos de Leñero son también muy ágiles
en su lectura, no sé si exista por ahí alguna compilación de estos. Y por
supuesto que los guiones que escribió nos han dejado filmes que se quedan
dentro de lo mejor del cine mexicano.
Un autor que comenzó estudiando ingeniería
porque tenía facilidad para las matemáticas, pero que terminó enamorándose del
periodismo, el cual inició tímidamente con algunas clases con la esperanza de
escribir bien, gramaticalmente hablando y finalmente adoptó como forma de vida.
Además de lo anterior: novelas, cuentos,
dramaturgia, reportajes, me deja estos dos libros Vivir del teatro I y II, donde narra sus aventuras y desventuras
teatrales, que son las mismas de todos los que hemos abrazado una de las artes
más difíciles de trabajar, por la cantidad de gente que interviene en ella, por
los diferentes criterios con que se expone, por los egos, los problemas
económicos, pero también una de las más hermosas por la convivencia, el
intercambio de visiones, el resultado final, la magia de estar en el escenario
olvidado de todo y dedicado al placer de la entrega.
TERESA MUÑOZ. Actriz con formación teatral desde 1986 con Rogelio Luévano, Nora Mannek, Jorge Méndez, Jorge Castillo, entre otros. Trabajó con Abraham Oceransky en 1994 en gira por el Estado de Veracruz con La maravillosa historia de Chiquito Pingüica. Diversas puestas en escena, comerciales y cortometrajes de 1986 a la fecha. Directora de la Escuela de Escritores de la Laguna, de agosto de 2004 a diciembre 2014. Lic. en Idiomas, con especialidad como intérprete traductor. (Centro Universitario Angloamericano de Torreón). Profesora de diversas materias: literatura, gramática, traducción, interpretación, inglés y francés. Escritora, directora de monólogos teatrales y autora del libro de cuentos El fin de la inocencia (Quintanilla Ediciones, 2020).
Fotografía del autor: El Siglo de Torreón
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