POESÍA Canto desbordado **Haz una palabra tierna para no decirla, para no cantarla || Carilda Oliver Labra


Voy junto a mis huesos:
es un modo muy triste de andar en compañía...
La tierra esta húmeda de mí.
Vivo de oscuridad, como la estrella,
queriendo ser la misma que no soy...
Me acuerdo de cosas que a nadie le interesan,
de raíles que no sirven ya para los trenes,
de huérfanos con cloroformo,
de casas que nunca han tenido enredaderas.
Es un modo muy triste...
Sí, sobre todo para esta niña que no sabe...
¡Ah, Dios, Dios hecho con los martillos y las salamandras
mira cómo estallo entre mi carne,
cómo me río de no reír de la agonía que me corresponde,
mira como defiendo mi pedazo de cielo...
Haz un rincón de agua y una muchacha encima
que se llame por mi nombre.
Desamparada, como el hilo perdido de una aguja.
Sí, para encontrármela
saliendo del espejo...

Haz una palabra tierna para no decirla,
para no cantarla; que defina lo que se ahoga en el crepúsculo,
en ese instante último
donde ya ni los pájaros alcanzan a ser débiles...
Sí, haz cualquier cosa:
un sitio en que el sol llegue a la sombra,
una lluvia que me salve,
un niño, una perdiz llorando;
algo, algo que se me rompa desde el centro hasta el aire:
algo... para saber de qué muerte me escondo...
Dios esperando en las cucharas;
sí, tú,
suspendido sobre los cancerosos:
haz que él me regale una liga rosada.
Mira que soy de leche, de corazón, de polvo,
de pequeñas células terribles...
Mira que puede nacer de mí la yerba...
Mira que estoy cuidando tus palomas...
Guárdame la sonrisa debajo de los parques,
aunque nunca más me la devuelvas...
¡Échate en mis entrañas!
Es necesario que no piense en el mar;
me sube por el pecho, callándose de pronto.
(Hay algo así en el mar, cansado como esto.)

Ahora me gustaría un refajo de lunares,
una azucena enferma, un sonido naciendo:
algo que me tocara el alma de repente...
Sí, todos lo saben ya, todos lo saben...
Me han visto cruzar, pálida y despierta,
entre esas mujeres que llevan ojos y cintas.
Yo tenía tal vez una ostra en la mano,
y me paraba, casi alegre, en las esquinas...
¡Ah, Dios:
haciendo como que soy,
entre periódicos y flores;
borrándome contigo, simplemente... !

Poema tomado de la Antología de poesía heroica y cósmica (Frente de afirmación hispanista A.C.). Pueden descargarla AQUÍ 

Fotografía de Pexels

La Secretaría de Cultura, el Inbal y escritores de Cuba recordaron el legado literario de la autora, en el centenario de su natalicio. La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), junto con escritores nacionales y de Cuba, reconocieron el legado de la poeta CarildaOliver Labra (Matanzas, Cuba 1922-2018), este domingo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, como parte de la estrategia #VolverAVerte. En el marco de las celebraciones por el centenario de la autora participaron el escritor y asesor consejero de Cuba, Waldo Leyva, junto con las poetas Maricruz Patiño (México) y Liudmila Quincoses (Cuba), y la coordinadora nacional de Literatura, Leticia Luna Aguilar, quien moderó el encuentro; con sus comentarios evocaron la figura de la autora, reconocida por el gobierno cubano con el Premio Nacional de Poesía 1950 y el Premio Nacional de Literatura 1997. 


0 Comentarios