ENSAYO Niña, diosa y reina || Lilia Ramírez

Fotografía tomada de TV UNAM

A MANERA DE INTRODUCCIÓN
 
Cuando el Instituto Literario Veracruzano presentó La vida verdadera, compilación de ensayos de Juan Vicente Melo, en el Centro Veracruzano de las Artes Hugo Arguelles, el 28 de mayo de 2014, durante el debate final se mencionó que la vida de los artistas es fundamental para tener una perspectiva traslúcida acerca de su obra. Tan de acuerdo estuvo la audiencia, que al final de la presentación quedó organizado un seminario para estudiar ambos aspectos del escritor porteño. Si la obra surge del entendimiento particular de la vida, habrá que dar por cierta la influencia de la vida personal sobre la obra.
 
Se repite ad infinitum que la vida personal y la profesional son entidades distintas; pero cuando de artistas y escritores se trata como en el caso Paz-Garro, la voluntad emocional y los empeños artísticos resultan ser inseparables. [1]
 
Esta idea da cohesión al enfoque que daré en este texto a la obra de Elena Garro. Dos motivos más intervienen: el primero se lo debo a la lectura temprana de Los recuerdos del porvenir, obra que me introdujo en la magia de una narrativa insospechada por mí causándome un desasosiego al más puro estilo Saramago. Fue cuando supe de Elena. La segunda razón es una perspectiva de género: varias veces me he preguntado cómo puede llegar a ser la vida de la esposa de un escritor famoso, y Elena Garro recrea el horizonte de las posibles respuestas.
 
Este ensayo gira principalmente alrededor de un poema, inédito hasta 2016, de esta genial autora mexicana quien, hasta la fecha, ha sido reconocida más bien por su narrativa: ensayos, novelas y obras dramatúrgicas. Acercarse a su poesía es un privilegio que cierra con broche de oro la difusión de su legado literario. Y esto se debe al libro publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2016, escrito por la Dra. Patricia Rosas Lopátegui, Cristales de tiempo Poemas inéditos Elena Garro, en el cual la biógrafa de Elena hace gala de un enorme trabajo de investigación documental y de campo para dar vida, en el papel, a muchos textos que fueron rescatados en estado lamentable de bolsas negras de plástico, manchados unos y otros, ilegibles.
 
Debido a las vicisitudes de sus múltiples mudanzas y, sobre todo, ante la presencia de sus entrañables gatos, los baúles de Elena Garro se fueron transformando en bolsas de plástico negro destinadas para la basura. Ahí se guarecieron de “las cabezas bien pensantes”, de los orines de los mininos y esperaron pacientemente el día en que verían los polvos multicolores del sol y las estrellas, los elementos cósmicos que pululan por sus ficciones. [2]
 
En este libro, Rosas Lopátegui divide la producción poética de Garro en dos periodos: el primero corresponde a las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta cuando radica en París, Japón y México. El segundo corresponde a la época oscura, a las décadas de los setenta, ochenta y noventa, cuando vivió en España y de nueva cuenta, en la capital francesa. Los setenta y ocho poemas aparecen ordenados en cinco secciones “a fin de articular y crear una armonía poética y existencial.” [3]  
  
Las cinco secciones son:

1. La infancia en la memoria (diez poemas).
2. Horror y angustia en la celda del matrimonio (doce poemas).
3. A mi sustituta en el tiempo (diecinueve poemas).
4. “Bioy, tú me diste una tan buena lección que yo ya no puedo enamorarme de nadie, ni siquiera de Bioy” (veintiséis poemas).
5. La poética del exilio (once poemas).

 
EN TAN SÓLO TRES MESES
 
Elena Garro, predestinada a honrar las letras mexicanas, viajó en el vientre de Doña Esperanza Navarro Benítez, oriunda de Chihuahua, de España a México a bordo de un barco cuyo destino era el Puerto de Veracruz. De ese lugar, su madre se trasladó a la ciudad de Puebla, en donde vio la luz aquella niña que llegaría a ser una de las más insignes escritoras del Siglo XX.
 
Elena Garro, la segunda mejor escritora mexicana después de Sor Juana Inés de la Cruz, es precursora del realismo mágico precisamente con la novela citada, sin embargo, la vida le negó el reconocimiento que merecía de la élite de intelectuales mexicanos de su época. Mi postura personal es que probablemente este hecho tiene raíces en su carácter indomable, una personalidad compleja aunada a sus tendencias depresivas y suicidas, sin embargo, ella misma dice que esta relegación fue ocasionada “por haber vivido bajo la sombra de Octavio Paz”. [4]
 
Como ejemplo de su genio, comienzo por mencionar la extraordinaria novela de su autoría: Recuerdos del porvenir, una obra de la cual, en la Enciclopedia de la Literatura en México, Diana del Ángel comenta:
 
La obra, considerada por muchos dentro de la corriente del realismo mágico, sustenta la fuerza de la narración en recursos poéticos, que lejos de confundir potencian la trama. [5]
 
Hay una situación, imposible dejar de mencionarla para esta sobresaliente novela: en 1980, Elena envía una epístola al escritor poeta investigador tapatío Emmanuel Carballo, con quien sostuvo una gran amistad.
 
En 1953, estando enferma en Berna y después de un estruendoso tratamiento de cortisona, escribí Los recuerdos del porvenir como un homenaje a Iguala, a mi infancia y aquellos personajes a los que admiré tanto y a los que tantas jugarretas hice. [6]
 
De lo anterior, aunado a lo siguiente:
 
Del Japón destruido por la guerra se desplaza a Suiza, país en el que se instala a mediados de noviembre de 1952. Reside en Berna alrededor de tres meses… Los Paz Garro se mudan a Ginebra en febrero de 1953.[7] 
 
se puede deducir que estando en recuperación en la ciudad de Berna, en tan sólo tres meses escribió la novela que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia en 1963, año en que fue editada por Joaquín Mortiz (Novelistas Contemporáneos), México, D. F. Obtener el reconocimiento de escritores para escritores, es sin duda, un mérito importante que nos habla, definitivamente, de la calidad de esta escritora.
 
En este ensayo intento desdoblarme en crítica sin perder mi condición de lectora y receptora de un discurso poético que por primera vez sale a la luz, gracias a los esfuerzos de la investigadora Rosas Lopátegui, quien ha seguido de cerca la vida y obra de las dos (h) elenas, Garro y Paz. [8]. Espero poder compartirles mi experiencia en este ensayo particularmente de la lectura del poema titulado “Lola”.
 
Se ha hablado del ensayo como “poema intelectual”, “literatura de ideas”, “prosa no ficcional”, “proceso personal de interpretación”, así como también “escritura del yo”, “ejercicio del juicio”, “discurso reflexivo”. El ensayo es a la vez –y tomo aquí la clásica distinción de Wilhelm von Humboldt– ergon y enérgeia: tanto el texto en prosa que representa un punto de vista personal y fundamentado sobre algún asunto que atrae su atención, como el proceso dinámico y creativo que le dio origen. A través de su escritura y la construcción de sentido a partir de un punto de vista, un autor presenta libremente, de manera original y con el sello de su estilo, una interpretación sobre un tema examinado y puesto en valor. [9]
 
Es decir, Weinberg autoriza en sus páginas a cualquier persona que, con un poco de sentido común, cierto nivel de escritura y motivación pueda expresar su sentir y su propia interpretación sobre una situación o un hecho más allá de ella misma. El requisito más importante es que conozca de lo que habla, lo cual le dará elementos para emitir una idea propia sobre el tema. Y esa es la mayor justificación a la que aludo: en las páginas de este libro que tuvo a bien enviarme como obsequio mi amiga escritora Gloria Domínguez, el cual me mira, abierto, desde la mesilla donde tecleo estos apuntes, he visto reflejados momentos y situaciones propios, que yo misma palpé y quizá reí y también lloré, como dice la canción tan conocida. Gloria y yo mantenemos una amistad desde 2015 cuando formé parte del proyecto Elena y el Volcán, en el cual Gloria viene trabajando para conmemorar los cien años del natalicio de Elena Garro, una mujer controvertida, complicada, que tuvo la suerte de vivir en otros países gracias a tener como esposo a un hombre al que no amaba y quien la tildaba de loca:
 
-Mi papá le prohibía escribir todo. No sólo poesía, todo, no la dejaba expresarse. Recuerdo que un día yo lo fui a ver y le dije que la dejara expresarse. Y él me preguntó: “¿Crees que así se le quite la locura?”. Yo le repliqué: “la locura no, porque mi mamá no está loca, lo que se le va a quitar es la depresión”. [10]
 
Por si fuera poco, Elena tuvo el mal tino de enamorarse de un hombre casado, que estaba lejos y que, después de veinte años de mantener una relación tóxica, la concluye con esta frase: “Bioy, tú me diste una tan buena lección que yo ya no puedo enamorarme de nadie, ni siquiera de Bioy.”

 

NOCHE DE REYES DE 1989
 
¿A usted le gustan los gatos? A mí no me agradan, pero sé que esta especie felina ha tenido suma importancia en la vida cultural, social y afectiva de muchos grandes escritores como Jorge Luis Borges, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y muchos más. Elena Garro y su hija Helena Paz, entran en esta lista de personalidades que amaron a los gatos y los hicieron parte de su familia.
 
Sus dificultades se revelan entre otras partes en el testimonio de Luis Enrique Ramírez sobre el regreso de las dos, ya definitivo, en avión de París a México el 10 de junio de 1993: “Tras ella [Elena Garro] salen de la nave diez gatos, cada uno en su jaula; y con ella otros tres […] Cuatro enormes maletas componen su equipaje. Después llegarán las 60 cajas en que depositó sus libros” (Ramírez 111).[11]
 
Este poema llamado Lola, es el último de la sección “La poética del exilio”, el cual fue escrito exactamente hace treinta y dos años, en la Noche de Reyes de 1989 (hoy es precisamente Noche de Reyes de 2021).   
 
Lola y Petrouchka: gata y gato callejeros que madre e hija recogieron en Nueva York (circa 1972). Se los llevaron con ellas a España. [12]
 
El poema está dividido en dos partes, la primera, compuesta de doscientos sesenta y un versos y la segunda, de treinta y siete. Las sílabas tónicas varían de un verso a otro, sin mantener un patrón. Hay algunos encabalgamientos y rimas internas del tipo asonante. Sin embargo, es muy notoria la intertextualidad con escritos de este mismo y de otros géneros que la escritora dominaba bien. A pesar de usar un lenguaje cotidiano, como de quien cuenta un cuento, y la presencia de muy pocas metáforas y figuras literarias complejas, se puede apreciar el sentimiento profundo con el que se refiere a Lola, su gata amada, a quien tilda de reina, diosa y niña. Abundan en él las aliteraciones y las rimas asonantes, de las cuáles, señalamos algunas en los versos que se transcriben. También es notorio en el poema la repetición del color verde en primer término, y el color amarillo en segundo, aunque se nombran también los colores rosa y blanco. 
 
He aquí el inicio del poema “Lola” [13]:
 
Murió Lola. Sí murió
junto a la chimenea
esperaba su regalo
ella tan callada, nunca
me lo dijo.
p. 235
 
Rimas asonantes en la anterior estrofa: esperaba, callada.
 
En la siguiente, alude al gabán de Lola (lo hará más veces a lo largo del poema): un gabán deshilachado. Así nos transmite la idea de la precariedad en la que vivieron madre e hija, durante muchos años, en el extranjero.  
 
Era Lola, la reina Lola,
saltarina, graciosa, siempre
bella en su pobre gabán
deshilachado.
p. 235
 
Rimas asonantes se encuentra en las siguientes estrofas: siempre y leche; largas, delgadas. Aliteraciones con la m.
 
Muy temprano, como siempre,
subió con sus piernas largas
y delgadas a la cama
en busca de su traguito
de leche.
p. 235
 
Más rimas asonantes: cama; esperaba, almohada, miraba. Aliteraciones: amarillo, ella, lleno.
 
Su tazón amarillo
la esperaba sobre la almohada
pero ella, como todos los días
de su enfermedad, miraba
al vaso lleno.
p. 235
 
En la siguiente estrofa, construye una idea contradictoria, al atribuir a los Reyes Magos el oficio de llevar y no de traer.
 
No se lo di.
Ignoraba que los Reyes Magos
vendrían por ella esta noche.
p. 235
 
En lo que sigue, cita a Boni, su tío, de quien hay otro poema en la p. 97, en la sección “La infancia en la memoria”.
 
Lo debería haber imaginado.
Boni murió el 28 de diciembre,
Día de los inocentes, su día.
p. 235
 
Aquí cita a su hermana menor, Estrellita.
 
Estrellita murió el 29 de septiembre
Día del arcángel San Miguel
a quien tanto invocamos.
Mi madre murió el 29 de junio.
Día de San Pedro y San Pablo
para estar allí y pedir
la entrada para sus hijos
al señor San Pedro...
p. 236
 
Es indudable que, en la siguiente estrofa, está hablando de ella misma, reflejándose en la gata amada. Otra vez las rimas asonantes: desterrada, despojada.
 
¿Y Lola? Lola, la Reina desterrada,
perseguida, despojada,
Lola, el día de Reyes.
p. 236
 
Rimas asonantes: mirra, guía, vía; cortejo, camello, siguiendo, riachuelos; paraíso, armiño, jacintos; estrella, fresca. Aliteraciones también existen.
 
Lola estás ahí tan pobre
y yo te veo en el glorioso cortejo
de elefantes y camellos olorosa
a mirra viajando por la vía láctea
siguiendo la estrella que te guía
hacia tu verde perfumado paraíso
ahí te darán tu gloriosa capa de armiño
tu corona verde de luces
los jardines llenos de jacintos
y riachuelos de leche fresca
tan fresca como el agua
de las fuentes celestiales.
p. 238
 
Eleva a Lola, su gata, de niña a Diosa y a reina. Minerva y María Antonieta son sus iguales.
 
La niña Minerva.
La niña razonable.
La niña aparte, muy aparte
de todas las niñas
me ha dejado huérfana.
 
Un río de lágrimas, niña Reina
no te hace hacer
el menor movimiento.
 
El mundo ha perdido hoy,
esta Noche de Reyes
a la Reina Lola,
sólo comparable
a la Reina María Antonieta.
Doscientos años después
de su muerte, tú, Lola
la sigues.
La encontrarás con sus pastores
y su cofia blanca.
Lola, si pudieras hacerme
una señita…
pp. 239-240
 
Pasaron los reyes por ti
y vas en su cortejo.
Aquí abajo quedamos
tú, quieta en tu viejísimo
gabán y yo, mirándote
entre torrentes de lágrimas.
p. 240
 
Esta misma noche, cuando
termine la cabalgata
de los Reyes, Lola, la minúscula
Reina cruzará
las enormes Puertas…
 
Yo estaré atenta al ruido
que provocará su entrada
mientras velo el gabán
deshilachado que dejó
y sus ojos verdes abiertos
que ya no ven y cuyo
verde se apaga cada vez
más…
p. 242
 
En la siguiente estrofa, pareciera otra vez estar hablando de ella misma, y de su sentimiento de sentirse perseguida y acorralada.
 
Velo sus guantes
y sus botines rotos,
velo las muestras que dejó
a su paso por esta tierra oscura
la niña Reina Lola
como prueba de que existen
las Diosas y las Reinas
y que ambas están habitadas
por ángeles translúcidos,
ángeles a los que se les niegan
todos los derechos,
hasta el derecho de existir.
 
Lola, por última vez
hazme una señita.
pp. 242-243
 
Fin de la primera parte.
 

ELENA Y LOLA, LOLA Y ELENA 

Lola y Elena tienen mucho en común. Dejaron para la posteridad sus nombres los cuáles muestran aliteración. Ambas son niñas, diosas y reinas, perseguidas, acorraladas, desposeídas de su libertad y condenadas a vivir en la pobreza, pero aun así, Elena, como los gatos, siempre mostró un espíritu indomable a pesar de las circunstancias. Lola, como Elena, se sometió a su pérdida de libertad como gata callejera cuando fue adoptada y aceptó su destino sin dejar de ser ella. Elena, como Lola, siguió abrevando de su tazón amarillo, la leche del intelecto que la mantuvo viva por largos años sin perder la brújula, sabiendo siempre que estaba ahí, en la almohada. Lola, como Elena, aceptó en silencio su destino y pasó a la posteridad gracias a la literatura. Elena y Lola, ya no huyen, permanecen en el sitio que sus lectores le ofrendamos dentro de nosotros mismos por su grandeza literaria.  
 

Texto publicado en: Domínguez Castañeda, G. (Ed.). (2023). Elena y el volcán. Editorial Novelungos.
 
 
Bibliografía
Ángel, Diana del. Enciclopedia de la literatura en México ELEM (FLM) Fundación para las Letras Mexicanas FLM 2015 / 05 dic 2017/ http://www.elem.mx/obra/datos/3408

Earle, Peter G., Octavio Paz y Elena Garro: una incompatibilidad creativa.  Revista Iberoamericana, Vol. LXXVI, Núm. 232-233, julio-diciembre 2010, 877-897.

Rosas Lopátegui, Patricia, Cristales de tiempo Poemas Inéditos Elena Garro, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2016.

Tomás Navarro, Tomás, Arte del verso, Compañía General de Ediciones, México, 1959.

Weinberg, Liliana, El ensayo en busca del sentido, Iberoamericana, Vervuert, 2014.
 
___________ 
[1] Peter G. Earle, Octavio Paz y Elena Garro: Una incompatibilidad creativa, Revista Iberoamericana, Vol. LXXVI, Núm. 232-233, Julio-diciembre 2010, 877-897, p. 880.
[2] Patricia Rosas Lopátegui, Cristales de tiempo Poemas Inéditos Elena Garro, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2016. p. 19
[3] Rosas Lopátegui, Ibídem, 2016. p. 39.
[4] Earle, op. cit., p.
[5] Diana del Ángel, Enciclopedia de la literatura en México ELEM (FLM)
Fundación para las Letras Mexicanas FLM 2015 / 05 dic 2017/ http://www.elem.mx/obra/datos/3408
[6] Elena Garro, “Carta. Madrid, 29 de marzo de 1980”, en Protagonistas de la literatura mexicana de Emmanuel Carballo, p. 504, en Patricia Rosas Lopátegui, Cristales de tiempo Poemas Inéditos Elena Garro, Universidad autónoma de Nuevo León, 2016, p. 35.
[7] Rosas Lopátegui, op. cit., p. 29.
[8] Cada una escribe su nombre de diferente manera: Elena Garro y Helena Paz. N. de la A.
[9] Liliana Weinberg, El ensayo en busca del sentido, Iberoamericana • Vervuert, 2014, pp. 18-19.
[10] Patricia Rosas Lopátegui, entrevistas con Helena Paz Garro, abril de 2006 en Rosas Lopátegui, op. cit., p. 19.
[11] Earle, op. cit, p. 878
[12]Rosas Lopátegui, op. cit., p. 266.
[13] Rosas Lopátegui, op. cit. pp. 235-244.

LILIA CENOBIA RAMÍREZ CARRERA (Orizaba, Veracruz, México) es columnista del Diario El Mundo de Orizaba desde 2010. Premio Nac. de Poesía Rogelio Treviño 2020, Tintanueva Ediciones con el poemario Performance de cicatrices; Mención Honorífica IV Premio Internacional Bitácora de vuelos 2020, con el poemario Este lugar que soy; 1er lugar Nac. poesía “Jardín de figuras abiertas” de Bitácora de vuelos Ediciones 2020, con el poemario Laudes para cualquier hora del día; 1er lugar Nac. Erradicando la violencia contra las mujeres, INDESOL 2017 con el cuento “Las botas”; Mención Honorífica XXXI Juegos Florales Nacionales de Coatzacoalcos 2017; 3er lugar Concurso Poesía ALCDMX 2016, Mención Honorífica Premio Nac. de Poesía Tuxtepec Río Papaloapan 2009; 3er lugar Juegos Florales Nacionales de Papantla (2008). Ha publicado diez libros de poesía y cuatro de ensayos y cuentos. Ha sido antologada en Argentina, España y México.

0 Comentarios