POESÍA Triada poética de Adrián Chaurán


I. Contemplación de mi amante
 
Y el día dura tanto como un siglo
y no se acaba el abrazo.
Borís Pasternak.
 
Tan solo esta noche con su furia
de raíces rusticas y formas del orden,
el amor consagrado a las máscaras
era el sueño, era el desfile de su piel,
su sexo, el indómito eco, arcángel de furia,
entre paredes por donde el albor de la lluvia
crecía metro a metro sin bravura en nosotros.
Mi cuerpo atrapó cielos desgarrados,
el odio de los martillos, el vergel,
una corona de años para tu boca;
el beso, atascado en las perfumadas manos,
el ascender por las riberas, luna a luna,
con los ojos destruidos de caminos,
del transcurso del sueño al naufragio,
al tacto indócil de tu cuerpo:
me amarró a ti: la cadena de marzo,
recibí tu nombre como una frontera
lejana al arrecife, lejana a las constelaciones.
 
 
II. Ventana de mi amante
 
no decir jamás las palabras: apenas si toco
el dorso de tu aliento, y tu voz fue un río,
de azucenas y famélicas condenas
para alejarme, apartar mi noche, el deseo
del insomnio de tus pestañas o todo lo ignorado;
 
sí un beso, te busca, se tropieza en la materia;
con el espejo, tu perfil confuso de rabia,
de pensarte, de extrañarte, de no estás;
te has ido, pasos diseminados como hormigas
azules, amor, te llevaste el trigo y el cielo,
trece extensiones de sangre, y no estás;
 
abro los ojos, te llamo: tu nombre de nocturno,
golpea objetos secos y hojas y cuerpos destruidos,
en las aceras, en las calles que vuelvo a pisar: en las olas
hay un velo de olvido, de ausencia dura que me arropa.
 
 
III. Despidida de la amante
 
Beso, estandarte de caricias por tus pestañas,
       otrora tu perdón, navaja, amor de orilla
confundida hasta la horadada madrugada,
       amor, tu voz, el régimen de polen, desnudez de mayo;
recorre como cóndor eterno las avenidas,
       el prado, el trébol, el océano, la yerma ansía,
primavera, amor, un poco te procuro o te retengo
       con la boca, con la pupila, el sol, con la muerte,
hasta desfallecer en tus labios de espuma blanca,
       en el débil sopor de las horas,
tú, y hay un cangrejo de rojo insomnio entre nosotros
       masticado por tu cintura que nos aparta,
por los caminos concluidos de tu sombra
       un abismo toca o asesina o es esperanza,
escucho, tu dolor, la anegación
       de cada amanecer de níquel yuxtapuesto.
Amor, hay un jinete de mis ojos
       en cada fragua de tus manos,
en donde el deseo tiene nombre y flechas
       nombre de luna intangible, de morir en un total anhelo
de un tacto en el pozo, en los límites del acero
       y del amor que en tus alas es otoño.
                                 
 
Fotografía de Pexels.

ADRIÁN CHAURÁN. Nació en Lechería (Venezuela, Estado Anzoátegui) en 1999. Estudia “Lengua y Literatura” en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Tiene una breve selección de poemas, en la revista literaria Letralia; en la Revista Literaria Autores y Poesía Líquida, de España, etc.; y una Mención Honorifica en el III Concurso Internacional de Poesía J. Bernavil 2022; y es ganador del IV Concurso Internacional de Poesía J. Bernavil 2023. Ig: @chuarancarvajal. 

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