RELATO Sobre encuentros clandestinos || Yaazkal Ruiz C.

Hoy, sin tener claridad en tus palabras, te enfrentas a una existencia que se ha desmoronado. Durante meses, has sido testigo de cómo todo se desvanece gradualmente, pero ahora has alcanzado el punto máximo en el que la voluntad de vivir se ha anulado por completo. Deseas detenerte en este preciso momento. Aunque todo a tu alrededor permanece inalterado, te sientes perdida y dibujas nubes oscuras en las esquinas. 

La única alegría que encuentras es tener suficiente trabajo para mantener tu mente ocupada y controlar el impulso de escapar. Paradójicamente, el lugar donde te aman y te quieren, donde darían la vida por ti, es el mismo que te acorrala y sofoca. Te preguntas dónde ha ido a parar la felicidad y reside esa emoción que te eleva, eriza tu piel y te hace sentir invencible.

En medio de esta desolación, has comenzado a salir con alguien. Es la primera vez que lo admites en voz alta. Diego es una persona mucho mayor y, aunque hay un poco de calma en esa relación, también hay un atisbo de ensueño. Has permitido y anhelado este encuentro. Todo es clandestino. Muchas personas te conocen y la mayoría también conoce a Mario, tu compañero de vida con quien compartes veintidós años de relación, sin decidir casarse. 

Los encuentros entre ustedes no han sido sencillos; es como jugar con los horarios, el trabajo y esa maldita reputación. Hace poco, le propusiste a Diego que se fueran lejos, tal vez a un pueblo cerca del mar o a una ciudad donde fueran totalmente desconocidos. Estarías dispuesta a abandonar tu vida actual sin pensarlo dos veces. A veces, sueñas con tener la vida de alguien que se levanta, va a cualquier trabajo y regresa a casa. Te gustaría trabajar en una zapatería o en un café, lejos de las complicaciones y la presión que sientes.

En medio de este caos, esta aventura mejora tu estado de ánimo y te hace sentir ligera. Te preguntas por qué te traicionas a ti misma y por qué eres infiel. Sabes que Mario nunca se atrevería a hacer lo mismo. Prefieres no hacerte esas preguntas, evitando obstáculos y etiquetas. 

Diego vive con una de sus hermanas y no dudas que ella se opondrá firmemente debido a la diferencia de edad. Quizás piensen que sólo buscas su dinero (y sí, él tiene dinero), pero eso es lo que menos te importa. Eres una mujer independiente que trabaja para tenerlo todo y no te gusta depender de nadie. Tus amigas, quienes conocen a Diego, te han sugerido que busques un beneficio económico, pero la aventura no se trata de eso. Vivir con Diego nunca está en tus planes. Prefieres la emoción de un instante contra el reloj.

Regresas a tu cuerpo y observas cómo se desmorona poco a poco. Te preguntas si permitirás que esto suceda. A veces, deseas que tu vida llegue a su fin. Estás cansada y sientes que ni Mario ni Diego podrán sostenerte. Si no fueras tan cobarde, te atreverías a consumir algún medicamento que lo extinga todo. No mirarías el alma elevarse hacia el cielo abierto. Pero, en el fondo, eso no te importa.

Fotografía de Pexels.

0 Comentarios