RESEÑA Función de repulsa, de Luis Panini | Jorge Sáenz


Función de repulsa de Luis Panini es la recopilación de relatos provenientes de sus dos libros anteriores de cuentos: Mala fe sensacional y Terrible anatómica. Llamarlos cuentos quizás es un error.  El propio escritor define a sus historias más que cuentos como “viñetas”.  Entrar a Función de repulsa es como adentrarnos a un museo de arte contemporáneo, donde se nos presenta ya sea a través de instalaciones, pinturas, esculturas etcétera, aquello que nos violentará para crear un efecto puramente conceptual. En esto recurro a varios ejemplos de sus viñetas:

-Una descripción de una fotografía en Sudan donde un buitre espera a que una niña muera de hambre para devorarla.
-Instrucciones de un ritual grotesco que explican paso a paso el proceso para desfigurar el rostro de una mujer.
-Un anciano cuyo deleite es mudarse constantemente para oler el sudor de los cargadores del servicio de mudanza.
-La manera correcta de cocinar un bebe recientemente robado.
-Un recién nacido comido por hormigas rojas.

Y la lista continua, 34 veces para ser exacto. En este museo el artista premeditadamente busca provocar el asco, de la misma manera que Piero Manzoni lo hiciera en su instalación "La mierda del artistacuando el artista criticando el mercado del arte, llenó varias latas con su propio excremento que después selló y terminó exhibiendo y vendiendo exageradamente caras en los museos y galerías en que se presentó. Aun hoy esas latas de excremento son artículos de colección, irónicamente formando parte integra del mercado del arte, algo que su propia creación buscaba combatir.
No es casualidad esta atracción que el autor siente por el arte conceptual, sobre todo por el más obsceno e iconoclasta, ya que aparecen en su libro no solo como ideas sino también como descripciones. Es así que se asoma el trabajo de Piero Manzoni y otros artistas conceptuales como Marcel Duchamp y su mingitorio invertido, Robert Mapplethorpe y su fotografía de prácticas sexuales escandalosas, Maurizio Cattelan y sus esculturas hiperrealistas desafiando la estabilidad emocional con ahorcados y un papa golpeado por un meteorito.
En estos trabajos artísticos se encuentra la intención tacita de Luis Panini: la de exponer el cinismo en la sociedad. Para ejemplo está el relato de la mujer que compra gafas oscuras y piensa que se verían mejor en un funeral, a los pocos minutos ya tiene prospectos de amigos y conocidos quienes podrían morir pronto, y cuya defunción resultaría oportunidad perfecta para lucir espléndidamente esas gafas. Lo hace también no a través de la historia sino con los títulos de las mismas como en la “Gallinita ciega”, un conductor de televisión de gran popularidad pierde el rostro ante sus telespectadores y camina a ciegas tras el ataque de una osa que ha sido traída al programa por un entrenador.  En “Lejos de Seaworld” expone brevemente la matanza de cetáceos en los mares de Nagasaki. En “Los tamaños de la familia” una madre comienza a sorprenderse y mirar con mayor detenimiento el tamaño del genital de su hijo. Es así como también a través de los títulos, de esas sentencias que rayan en la comicidad, el sarcasmo o lo impúdico, el relato sirve menos que una breve descripción para que en el título recaiga la ironía y mordacidad. Inclusive el título del libro tiene varias lecturas pues la palabra función obtiene varios significados y todos posibles ¿Se refiere Panini cuando llama “función” en el titulo Función de repulsa a aquello que la produce, a su naturaleza inherente, a la relación con ella, a su propósito o a una “función” como mero espectáculo público de la decadencia y fragilidad humana?
En este viaje a través del museo que es el libro de Panini nos cuestionamos ¿Cuál es la intención de un cuento? ¿De una viñeta, o de una pieza de arte? Y si como el autor expresa por si mismo, su función no es la de contar ¿En qué se convierte? ¿En un simulacro? ¿Es valido que una pieza de arte se convierta en un instrumento para causar repulsa? ¿En un artilugio que cuenta poco? Una viñeta ¿Que dice poco en lo que dice y  mucho en lo que no dice? ¿Una postal breve cuya intención se sitúa en lo mórbido? Quizás.
Lo cierto es que se agradecen estos ensambles que poco le heredan estilísticamente a las literaturas pasadas, y bien podrían situarse de la misma forma que una pieza de arte en un museo de arte contemporáneo. Trabajos de varios escritores contemporáneos toman mucho de estas vanguardias artísticas que encuentran en el extrañamiento del mundo su forma de crear literatura, exponiendo la rareza en la realidad. La incomodidad y el absurdo y su inserción en la normalidad cotidiana resultan una forma de creación.
Luis Panini junta happenings de un catalogo de la vileza humana y bestial, que en momentos se juntan y se disuelven, una compilación magistral de siniestros. Parece ser importante para el autor, observar ese momento en donde algo terrible sucede, para buscar sentido en todo lo demás.
O dicho de otra manera, podría citar la historia dentro del libro que se titula Una cabeza llena de pájaros, en donde los detalles no interesan al narrador, porque lo único importante es el cuerpo del personaje mutilado tras un accidente: “eso no importa, porque esta no es ni la historia de la tortuga ni la de Ruth, sino la de su cuerpo violentado por un camión”. 
Al final salimos del museo en el que Luis Panini nos preparó una gran instalación, con una sensación perturbadora, como si hubiésemos presenciado no solo la crudeza ajena sino la propia. En esa función de repulsa el autor se anota una victoria, porque esas breves postales que no intentan narrativamente llegar a sitio alguno, se mantienen en un centro, como ideas. De alguna forma se conserva más en nuestra memoria, marcándonos, aquello que nos produce nausea, que lo que nos causa tranquilidad.

Fotografía | La tempestad

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