NOTICIAS Iniciaron las charlas dentro del Homenaje Nacional a Sergio Pitol


17/mayo/2018 00:00
Libros, revistas y literatura
Con la mesa "Todo está en todas las cosas"

Los autores Rosa Beltrán y Rafael Pérez Gay participaron este 17 de mayo en la mesa “Todo está en todas las cosas” que inauguró la jornada Pasión por la Trama en tres tiempos, realizada en el marco del Homenaje Nacional a Sergio Pitol.
          En el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Rosa Beltrán afirmó que Sergio Pitol supo siempre que los hombres son la arena en la que se teje toda la comedia y toda la tragedia, por lo que tenía un instinto especial para escuchar y luego para saber en qué clase de escritores se convertirían sus alumnos.
          En ausencia de Margo Glantz, quien por motivos de salud no pudo acompañarlos, ambos escritores coincidieron en que este homenaje representa una oportunidad para hablar de diversos ángulos de unos de los escritores y traductores más importantes de nuestro país y que se convirtió en un puente con la cultura universal.
          Recordó que todo lo que escribe antes de las obras que conforman Tríptico de carnaval conforman una etapa de la vida de Pitol, y después vino la etapa de traductor que desarrolló como agregado cultural en Europa del Este.
          "Sus narraciones sobre ciudades como Checoslovaquia u otras que conoció en sus viajes eran maravillosas y ahí descubrió también libros maravillosos que tradujo y dio a conocer". En el terreno literario mencionó que en la obra El Arte de la fuga se encuentra contenida una de las etapas más queridas de Pitol, la de ese arte de narrar interminable que conquistó a tantos lectores.
          "Otra característica fue la de ser un autor de cajas chinas, porque en sus historias encuentras un desarrollo que te va llevando por otros caminos, y una historia se convierte en otra y otra y con ello nos da una idea de las muchas visiones que se encuentran alrededor de un mismo tema".
          Rosa Beltrán recordó cuando estuvo con Pitol en Rusia en medio de un conflicto armado y ambos quedaron atrapados en un lugar donde sólo había una botella de vodka. "Se escuchaban los bombardeos a lo lejos pero Sergio no perdía su buen humor y entonces comprendí que yo había conocido aquel país a través de la imaginación de Sergio y que no lo hubiera disfrutado tanto, aún en esa dura realidad si no me hubiese narrado tantos luminosos elementos".
          Rafael Pérez Gay afirmó que Sergio Pitol fue uno de los escritores que abrieron una de las más grandes ventanas a México para que corrieran los aires de otras literaturas. "Develó un sueño de amplitud desconocido en la literatura mexicana junto con otros notables autores como Salvador Elizondo". Recordó que en la revista Siempre cuando comenzó a hacer sus pininos como escritor, solía revisar las obras de otros autores y por supuesto las de Pitol eran las que figuraban siempre e invitaban a la imaginación.
         "Carlos Monsiváis nos decía que cómo podían gustarnos esas cosas espantosas que escribía José Agustín, pero sin embargo en cuanto hablábamos de Pitol siempre estábamos de acuerdo". Pérez Gay comentó sin embargo que la obra de Sergio Pitol siempre sufrió de lecturas simplistas aún con su fuerza expresiva y sus notables atmósferas, invirtiendo su talento narrativo en lo excéntrico y desorbitado. "Pitol era un gran narrador, sin embargo nunca tuvo esa fama inmediata por sus obras. Fue hasta 1988 cuando publicó El desfile del amor, que realmente se encuentra con sus lectores mexicanos".
         Mencionó también que en su carácter anfibio el libro El arte de la fuga se convirtió también de inmediato en un clásico, logrando uno de los grandes libros de la narrativa mexicana."Quienes lo conocíamos sabíamos que no se trataba de un libro de paso, donde transita por los terrenos terrestres de la literatura y se ocupa también de la autobiografía, siendo un escritor de oscuras tonalidades que reflexiona sobre su vida y sus amigos".
          Finalmente, Pérez Gay lamentó nunca haber sido amigo de Sergio Pitol aunque si estuvo con él en varias tertulias acompañado por Carlos Monsiváis. "Eran un dueto verdaderamente maligno y sorprendente que lo mismo se acordaban en un instante de citas de libros, cantaban canciones o recordaban algún dato histórico. Por ello en esta breve viñeta que hacemos de él en este homenaje lo recordamos como un autor que supo combinar el drama con la comedia y se dio cuenta que toda vida vista desde lejos se percibe dentro de los terrenos de la tragicomedia".

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