Estos poemas nos hablan de un país fragmentado, de un siglo en el que apenas podemos hablar de certezas: se está en movimiento y la violencia es una ola que tarde o temprano nos aplasta.
Menciona Nicolás Guillén, en una entrevista realizada en 1977, que
el crítico Hans Otto Dill dio en el clavo al hablar de su método de escritura:
“pone el poema y la noticia de prensa de donde salió. Efectivamente, yo saco
mis temas de lo cotidiano, esas noticias que aparecen en los periódicos y que
me llaman la atención especialmente”, y agrega: “cuando tengo un tema me siento
como si estuviera enfermo”. El mundo entonces, nos dice Guillén, se padece, es
una realidad que lastima y –valga el lugar común– haya en el poema un método de
expiación.
Algo similar sucede, me atrevo a decir, en Crónicas de un nuevo
siglo (ámbar, 2016) de Xel-Ha López Méndez, libro que haya su dinámica
de escritura –claramente de manera irónica pero dura– en textos que narran la relación de las cosas
de (agréguese un sitio) y en esa vasta cantidad de crónicas y
registros cuya utilidad era ser, sobre todo, un manual para adentrarse en lo
desconocido; es decir, “yo conozco este lado del mundo y esto es lo que debes
saber”. Las Crónicas de
Xel-Ha cargan una preocupación y una empatía con la ruina de este siglo y sobre
todo con la ruina que es México, y esto puede leerse desde la dedicatoria del
volumen que dice, entre otras cosas, esto: “para los poetas que tenían las
manos llenas de razón y la razón era negra y era roja”, “para los nuevos
hippies de starbucks que idealizan la pobreza”, “para los
granaderos que no pueden dormir porque están tristes”. En esta dedicatoria hace
un fresco pase de lista de la sociedad: niños, granaderos, jóvenes ordinarios,
cuestiones de género, familia, la xenofobia y la inseguridad. A lo que viene la
primera puerta de este libro: “cabezas colgando de un árbol / como esferas. //
un siglo nuevo”.
Los poemas de Xel-Ha se desenvuelven en conversaciones, mensajes de
texto, lecturas de periódicos y en el plano más ordinario de la realidad: “Leo
tu mensaje por cuarta vez / (…) / me dijeron / que el cuatro era un número
mágico” y en esa reproducción de la realidad más simple cae, repentinamente, la
sentencia: “DF es una masa amorfa y violenta” y esa masa comienza a
desangrarse, a revelar su naturaleza: “cuatro pedazos de su cuarto hijo”, “no
sé si el periódico mienta”, “Te extraño, nunca debí correr hacia el norte”. Es
decir, estos poemas nos hablan de un país fragmentado, de un siglo en el que
apenas podemos hablar de certezas: se está en movimiento y la violencia es una
ola que tarde o temprano nos aplasta. Es importante decir que los poemas que
forman el apartado central del libro vienen fechados y con el nombre del lugar
en que se escribieron. He ahí, pues, que puede hablarnos de la relación
de las cosas de ciertos lugares de México.
Existe también en los poemas una conciencia sobre la (in)seguridad
geográfica del país: por un lado el norte y por el otro el sur, por un lado la
violencia y por el otro la calma: “Así es el sur / un
andador bellísimo, ciudad real”. Podemos hablar, cómo no, de la normalización
de la violencia: “llegan tres tipos encabronados con machetes a tu casa / son
tres y el primero de la espalda más grande destroza la puerta de la entrada de
tu casa”, posteriormente: “me acomodo en el sillón, está buena la película,
hiperrealista”, “está buena la peli, pienso, no lo digo / me basta con oír de
cerca el zas de los machetes”. Así las cosas van normalizándose en los poemas:
cuerpos mutilados, discriminación, niños con futuros inciertos, pobreza y
analfabetismo. Es difícil enlistar con precisión todo lo que expone Xel-Ha en
estos poemas: México en toda la expresión de su ruina, la ruina hecha ruina y
cayendo más abajo todavía.
Otro
apartado destacable, aunque brevísimo, es el de Poesía polaca.
Contiene tres brevísmos poemas que no son otra cosa que una lectura irónica de
otra realidad, es decir, para Xel-Ha, siempre guardando las proporciones, la poesía
polaca nos dice de su realidad: “nada / un árbol / en un parque: / verde
bostezando” o bien “blanco / una palabra para decir invierno”.
Destaco,
también, un poema que recuerda, de la mejor forma, unos versos de Bertoni: La
vida es un hospital. Xel-Ha toca el tema de la enfermedad infantil y la
dolorosa protección de la madre sobre el hijo: “Nadie va a mencionar la palabra
hospital / se dirán muchas otras cuando lleguen los niños” y al final “La madre
esconde la palabra indecible / en su lugar / miles de cosas nacen / y la
aplastan”. El tema de la enfermedad (véase el poema “Estas circunstancias”)
también aparece en esta cartografía del mundo y del siglo.
Al final, este libro cierra con tres versos que condensan, pienso,
la semilla inaugural de estos poemas: “Qué feo / cuando hay miedo y no es tuyo
/ pero igual se siente”.
Para terminar este breve comentario sobre Crónicas de un
nuevo siglo regreso a la citada entrevista de Guillén y, sobre todo, a
una frase suya: “me preocupa la originalidad”, refiriéndose al tema de la
poesía comprometida con la causa social: la poesía de Xel-Ha López
Méndez es, sin duda, de las más frescas y originales de la poesía mexicana
reciente y de las voces más potentes que han surgido de Guadalajara, estado
que, claro que sí, nos ha dado en los últimos años una buena cantidad de
excelentes poetas. Crónicas de un nuevo siglo es un libro
que se agradece, sobre todo, por su compromiso con la literatura y con el
mundo.
DANIEL MEDINA (Mérida, Yucatán, 1996). Estudia Literatura Latinoamericana en la
UADY. En 2014, obtuvo el Premio INBA-CEDART de Poesía 100 años de letras
mexicanas y el Premio Nacional de Poesía Joven Jorge Lara, así como la Mención
Honorífica del Premio Internacional Caribe-Isla Mujeres de Poesía 2015. Es
autor de las plaquettes Mímesis para gusanos y Casa de las flores.
0 Comentarios
Recordamos a nuestros lectores que todo mensaje de crítica, opinión o cuestionamiento sobre notas publicadas en la revista, debe estar firmado e identificado con su nombre completo, correo electrónico o enlace a redes sociales. NO PERMITIMOS MENSAJES ANÓNIMOS. ¡Queremos saber quién eres! Todos los comentarios se moderan y luego se publican. Gracias.