La lección que he aprendido a fondo, y deseo transmitir a los demás, es conocer la felicidad duradera que el amor de un jardín da. Gertrude Jekyll
Hace poco una amiga me contaba que le habían obsequiado una planta de Pensamientos[1] y ella muy conflictuada se preguntaba cómo podría cuidarla, tanta fue su preocupación que la dejó muy bien resguardada, pero al poco tiempo, sus Pensamientos fallecieron, y con ellos llegó la idea de “…yo no soy buena con las plantas…” ¿Saben? Yo también lo llegué a pensar y en algún momento de mi vida comencé a suplir ese pesar con plantas y flores artificiales, tengo que confesarlo, eso evitaba que me preocupara o que tuviera pendiente por regarlas, podarlas y consentirlas.
Hace un año ya, en el mes de enero comencé a cuidar una suculenta[2] y mi sorpresa fue que vivió más de un mes y aún está conmigo, luego comencé a informarme sobre ellas y me di cuenta que bien podía darles espacio en mi rutina de vida; con el confinamiento valoré cuánto necesitaba de la naturaleza para continuar, para no desesperar a pesar de todo lo catastrófico que veía, escuchaba o sentía… así comencé a invitar plantas a mi casa, les hice un espacio y ahí empecé a dialogar de otra manera. Imaginé a Emily Dickinson[3] quien en su vida temprana ayudó a su madre en el jardín y luego impulsada en su instrucción escolar comenzó a recolectar plantas y logró un hermoso herbario, también poesía, pero hoy me centro en su hacer con las plantas.
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Las hojas, como las mujeres, intercambian
unos cuantos saludos, y unas cuantas
portentosas conclusiones,
en ambos casos las partes
disfrutan del secreto --
compacto e inviolable
a la visibilidad.
Cuidar de un ser vivo es cuidarnos a nosotros mismos, es compartir nuestra querencia, y no, no me piensen de esas personas que andan derramando miel y amor, no es en ese sentido; pero sí creo que desde el momento de la contemplación elevamos nuestro espíritu y nos conectamos, somos energías. ¿Quién de ustedes se ha maravillado al ver cómo nace un brote, una hoja o bien cuando por fin despierta una flor? Cuidar de las plantas brinda más sentido a la existencia y a solazarnos en la soledad, en la actividad introspectiva; Dickinson decidió recogerse por más de veinte años en su hogar y no, no había pandemia ¿Se habrá dado cuenta del destrozo social que vamos transmitiendo los humanos?
CUANDO CUENTO LAS SEMILLAS
sembradas allá abajo
para florecer así, lado a lado;
cuando examino a la gente
que tan bajo yace
para llegar tan alto;
cuando creo que el jardín
que no verán los mortales
siega el azar sus capullos
y sortea a esta abeja,
puedo prescindir del verano, sin queja.
Mucho tiempo busqué una Monstera Deliciosa[4], era una planta que no conocía y de repente empecé a verla por todas partes, cuando la encontré y la traje a casa pensé que tenemos mucho en común, porque conforme van creciendo sus hojas, varias de ellas se fragmentan y se abren, como si fueran heridas pero luce bella; sí, así como varias veces me ha sucedido, todos aquellos desgarres que me han ido permitiendo aprender y también porque en su mismo nombre lleva la penitencia Monstera por monstruosa o anormal, un monstruo me provoca impresión.
turbada aunque sin miedo,
encontré en mi jardín
a una doncella a la que no esperaba.
Me hace señas y allí empiezan los bosques,
me llama y todo empieza.
Sé bien que en una tierra
así jamás he estado.
Así que acompáñenme a hacer catarsis jardinera, a mí me ha servido mucho, dialogo con ellas y les pongo música, sé que la escuchan; vivamos el instante y sintamos aquellos a lo que nos hemos negado, o más bien atrevámonos a sentirnos pequeños ante la majestuosidad de la vida y trabajemos la paciencia como Emily Dickinson, pensemos que la paciencia es un árbol de raíz, pero de frutos muy dulces[5].
Recomendamos:
* Emily Dickinson. HERBARIO (En papel). Edit. Ya lo dijo Casimiro Parker, 1900.
House, 2018.
* Emily Dickinson. Poemas. Editorial Planeta, 2019.
[2] Estas plantas tienen la capacidad de almacenar grandes cantidades de agua entre sus hojas, esto hace que ellas puedan sobrevivir a periodos de sequía; hay una variedad extraordinaria de ellas.
[3] Emily Dickinson fue una poeta norteamericana del siglo XIX, busquen su poesía, les encantará.
[4] La planta Monstera Deliciosa, es una planta trepadora, endémica de selvas tropicales. Debemos cuidar de no exponerla directamente al sol porque podrían sufrir quemaduras y hay que mantener su sustrato húmedo.
[5] Este proverbio persa lo escuché en mis clases de arte y lo he amado desde que hice un pequeño espacio en casa para que vinieran conmigo varias especies de plantas.
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