Enrique G. Gallegos (1969). Es un filósofo, ensayista y poeta mexicano nacido en la ciudad de Tijuana en 1969, radicado en Guadalajara en los años noventa y actualmente en la Ciudad de México. Es profesor-investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Cuajimalpa. Estudio filosofía, política, arte y derecho en la Universidad de Guadalajara y la Universidad Autónoma Metropolitana. Ha publicado, entre otros, Cantera o el mito del hombre (1998), Canaán (1998), Malestar (2004) y Poesía, razón e historia (2010). Su libro Poesía mayor en Guadalajara (anotaciones poéticas y críticas) (2007) ha sido considerado como un texto pionero en la crítica literaria de principios del siglo XXI.
I
Preámbulo
La creación artística exige una reflexión constante. Quien hace de la escritura un estilo de vida siempre se encuentra renovando su quehacer artístico. Las inquietudes cambian con los años. Las preocupaciones, también. Una convicción de juventud puede verse cuestionada al paso de los años. Una trayectoria literaria que no presente ampliaciones y/o reducciones temáticas, virajes estilísticos, o incluso autocensuras, parece más una impostura que una apuesta vital.
Obra mínima (Poemas y aforismo) de Enrique G. Gallegos reúne más de dos décadas de escritura, es normal que los registros y temas aquí incluidos no se ciñan a un único derrotero. Más aún: la obra de Gallegos se ubica en una zona fronteriza entre la reflexión filosófica y la observación poética. Una encrucijada entre el pensar y el decir que enriquece significativamente su apuesta literaria.
La poesía de Gallegos, por ejemplo, transita de la claridad a la penumbra. Es posible advertir una serie de guiños textuales, de influencias y apropiaciones que van de Octavio Paz a T. S. Eliot, de José Gorostiza a Pablo Neruda. Gallegos, sin embargo, no es un epígono, mucho menos un imitador: es un poeta que ha sabido ponderar distintas tradiciones en la búsqueda de una voz propia, una voz contundente que ha cambiado de entonaciones con el paso de los años. Gallegos ha sabido inventarse como poeta, y mejor aún: ha logrado reinventarse en cada libro dado a conocer.
A pesar de estos cambios, se advierten también una serie de constantes que no ha abandonado en este tiempo. El gusto por la brevedad, por el pensamiento discontinuo o las posturas provocadoras son algunas de estas. No es gratuito que la escritura aforística sea un cimiento en la propuesta que hoy nos ofrece el autor. Él mismo lo apunta en la nota que introduce a su libro: “En cierto sentido, aforismo y poesía, poesía y aforismo, son parte de una misma tensión que ponía en movimiento la escritura”.
En las siguientes líneas, abordo los aforismos de Gallegos, pues siento que en esta faceta en la que puedo aventurar un comentario un poco más certero.
II
Entre el aforismo y el manifiesto
Quien haya leído “Manifiestos” y proclamas de la vanguardia seguramente habrá percibido el parentesco que subyace entre ciertos postulados y los enunciados punzantes y trasgresores que hoy denominados “aforismos”. Ambos pertenecen a la literatura de combate y buscan, la mayoría de las veces, hacer pública una declaración de principios o de preceptos artísticos. Propongo los siguientes ejemplos para confrontar lo señalado. Tomo esta daga del número 25 de la revista Martín Fierro (agosto de 1925): “Los escritores jamás deberían olvidar que la Cirugía es un arte de gran estilo”. Compárese con este aforismo, tomado del libro que hoy presentamos, Obra mínima (Poemas y aforismos): “Ninguna persona que no haya trabajado arduamente para ser poeta merece ser reputado como tal”.
Como se observa, ambos abordan cualidades que giran alrededor de la profesión literaria. Los manifiestos comparten con el aforismo una naturaleza deontológica, es decir, que los dos indagan en los deberes o principios de la profesión artística. Los aforismos, sin embargo, se alejan de la proclama vanguardista por un matiz individual que no busca adhesiones explícitas, ni intenta ofrecer algo que pueda considerarse como “un programa de acción”, o sea, una serie de “instrucciones” que debieran seguirse para alcanzar una meta u objetivo particular.
Obra mínima (Poemas y aforismos), como en algunos manifiestos, indaga en los preceptos estéticos de la escritura y declara a su vez principios éticos relacionados con la poética. En este título, Gallegos nos acerca a su concepción de la poesía, nos ofrece guiños que explican las preocupaciones e inquietudes que han signado su quehacer literario. Qué lee, cómo lee el autor, o cómo se acerca a la poesía, son asuntos abordados en esta obra: “Cuando leo un poema rara vez me fijo en la forma o en el contenido. Más bien tiendo a explorar los espacios blancos que hay entre palabra y palabra”. Gallegos nos confiesa además las motivaciones de su apuesta poética: “Escribo poesía simplemente para darle forma infinita a mi existencia finita”, pero también las circunstancias fortuitas que han marcado su camino: “Soy poeta por accidente, quiero decir, a pesar de mí”.
No se trata de una obra “mínima”, sino de una inconmensurable, pues no se deja asir a la primera. No por preferir la brevedad deja de ser discrepante, contestaria y revulsiva con respecto a las convenciones de la poesía y de los poetas: “La seriedad del científico y del filósofo me causa risa. Pero la solemnidad del poeta, me suelta la carcajada”. Los aforismos de Gallegos son además una introspección que busca develar el sentido de lo poético, de su naturaleza inasible: “La poesía es un laberinto que nos conduce a nuestra propia disolución”.
Obra mínima puede leerse como un “manifiesto” o una serie de proclamas, pero de corte personal (y en algunos momentos, incluso “íntimo”) que no busca “seguidores” y por tanto no exhibe (ni persigue) una identidad de grupo. Una obra personalísima que nos invita a reflexionar en torno a una actividad de la poesía y sus eternos enigmas y contrastes.
III
La creación artística exige una reflexión constante. Quien hace de la escritura un estilo de vida siempre se encuentra renovando su quehacer artístico. Las inquietudes cambian con los años. Las preocupaciones, también. Una convicción de juventud puede verse cuestionada al paso de los años. Una trayectoria literaria que no presente ampliaciones y/o reducciones temáticas, virajes estilísticos, o incluso autocensuras, parece más una impostura que una apuesta vital.
Obra mínima (Poemas y aforismo) de Enrique G. Gallegos reúne más de dos décadas de escritura, es normal que los registros y temas aquí incluidos no se ciñan a un único derrotero. Más aún: la obra de Gallegos se ubica en una zona fronteriza entre la reflexión filosófica y la observación poética. Una encrucijada entre el pensar y el decir que enriquece significativamente su apuesta literaria.
La poesía de Gallegos, por ejemplo, transita de la claridad a la penumbra. Es posible advertir una serie de guiños textuales, de influencias y apropiaciones que van de Octavio Paz a T. S. Eliot, de José Gorostiza a Pablo Neruda. Gallegos, sin embargo, no es un epígono, mucho menos un imitador: es un poeta que ha sabido ponderar distintas tradiciones en la búsqueda de una voz propia, una voz contundente que ha cambiado de entonaciones con el paso de los años. Gallegos ha sabido inventarse como poeta, y mejor aún: ha logrado reinventarse en cada libro dado a conocer.
A pesar de estos cambios, se advierten también una serie de constantes que no ha abandonado en este tiempo. El gusto por la brevedad, por el pensamiento discontinuo o las posturas provocadoras son algunas de estas. No es gratuito que la escritura aforística sea un cimiento en la propuesta que hoy nos ofrece el autor. Él mismo lo apunta en la nota que introduce a su libro: “En cierto sentido, aforismo y poesía, poesía y aforismo, son parte de una misma tensión que ponía en movimiento la escritura”.
En las siguientes líneas, abordo los aforismos de Gallegos, pues siento que en esta faceta en la que puedo aventurar un comentario un poco más certero.
II
Entre el aforismo y el manifiesto
Quien haya leído “Manifiestos” y proclamas de la vanguardia seguramente habrá percibido el parentesco que subyace entre ciertos postulados y los enunciados punzantes y trasgresores que hoy denominados “aforismos”. Ambos pertenecen a la literatura de combate y buscan, la mayoría de las veces, hacer pública una declaración de principios o de preceptos artísticos. Propongo los siguientes ejemplos para confrontar lo señalado. Tomo esta daga del número 25 de la revista Martín Fierro (agosto de 1925): “Los escritores jamás deberían olvidar que la Cirugía es un arte de gran estilo”. Compárese con este aforismo, tomado del libro que hoy presentamos, Obra mínima (Poemas y aforismos): “Ninguna persona que no haya trabajado arduamente para ser poeta merece ser reputado como tal”.
Como se observa, ambos abordan cualidades que giran alrededor de la profesión literaria. Los manifiestos comparten con el aforismo una naturaleza deontológica, es decir, que los dos indagan en los deberes o principios de la profesión artística. Los aforismos, sin embargo, se alejan de la proclama vanguardista por un matiz individual que no busca adhesiones explícitas, ni intenta ofrecer algo que pueda considerarse como “un programa de acción”, o sea, una serie de “instrucciones” que debieran seguirse para alcanzar una meta u objetivo particular.
Obra mínima (Poemas y aforismos), como en algunos manifiestos, indaga en los preceptos estéticos de la escritura y declara a su vez principios éticos relacionados con la poética. En este título, Gallegos nos acerca a su concepción de la poesía, nos ofrece guiños que explican las preocupaciones e inquietudes que han signado su quehacer literario. Qué lee, cómo lee el autor, o cómo se acerca a la poesía, son asuntos abordados en esta obra: “Cuando leo un poema rara vez me fijo en la forma o en el contenido. Más bien tiendo a explorar los espacios blancos que hay entre palabra y palabra”. Gallegos nos confiesa además las motivaciones de su apuesta poética: “Escribo poesía simplemente para darle forma infinita a mi existencia finita”, pero también las circunstancias fortuitas que han marcado su camino: “Soy poeta por accidente, quiero decir, a pesar de mí”.
No se trata de una obra “mínima”, sino de una inconmensurable, pues no se deja asir a la primera. No por preferir la brevedad deja de ser discrepante, contestaria y revulsiva con respecto a las convenciones de la poesía y de los poetas: “La seriedad del científico y del filósofo me causa risa. Pero la solemnidad del poeta, me suelta la carcajada”. Los aforismos de Gallegos son además una introspección que busca develar el sentido de lo poético, de su naturaleza inasible: “La poesía es un laberinto que nos conduce a nuestra propia disolución”.
Obra mínima puede leerse como un “manifiesto” o una serie de proclamas, pero de corte personal (y en algunos momentos, incluso “íntimo”) que no busca “seguidores” y por tanto no exhibe (ni persigue) una identidad de grupo. Una obra personalísima que nos invita a reflexionar en torno a una actividad de la poesía y sus eternos enigmas y contrastes.
III
Reescribir es reencontrarse
La escritura es una vocación que demanda autocrítica. Escribir es casi siempre reescribir. La tachadura no es una operación simple, pues supone una toma de decisión, una postura ante lo dicho, cuando no una poética misma. Para escribir, la goma de borrar es el único instrumento que nunca se equivoca. Obra mínima es, como apunta el subtítulo, una “antología” que compendia 26 años de labor creativa. En este libro Gallegos ha tomado la decisión de reencontrarse con la pluma. Ha decidido, también, tacharse: borrarse en aras de la mejora. Este libro recupera los poemas y aforismos más logrados a juicio del autor. Suprime material que ya no considera rescatable y ajusta una porción de los textos previamente publicados. Reescribir, reeditar, publicar nuevamente una obra pasada, son formas inequívocas de reencontrarse con uno mismo. En este libro, Gallegos se reencuentra con su escritura y nos hace cómplices de su andar por las letras.
Con esta antología, el lector tiene la oportunidad de asomarse a una trayectoria poética, vital e intelectual, marcada por el espíritu crítico, la independencia ante las instituciones, los cánones en turno y las preferenciales e imposiciones editoriales. Una obra sugerente, evocativa, que estimula el pensamiento y aflora la sensibilidad. Obra mínima es un título necesario para entender la complejidad de un escritor, filósofo y académico como lo es Enrique G. Gallegos, pero también, una excelente oportunidad para adentrarse a la pluralidad de la escritura literaria que se resiste a ser consumida como un simple entretenimiento.
La conciencia de la necesidad poética no hace sino acrecentar el vacío de la misma.
Nada me gustaría más que morir al filo del nacimiento del poema.
Los grandes poetas escriben por accidente. Sólo los farsantes toman en serio su trabajo. La poesía es el accidente que modifica el rumbo de la historia y sus manifestaciones.
Poesía: acción para hacer evidente todo poder metafísico.
La muerte de un poeta es doble si es amigo.
Sólo no siendo yo mismo es como la poesía se me da.
La razón es finita; la poesía, infinita.
El diálogo más fructífero es el que hacemos con nuestros muertos y fantasmas.
Dios: el más grande silencio que he experimentado.
Por la boca del poeta habla Dios; por la boca de dios, la Poesía.
La escritura es una vocación que demanda autocrítica. Escribir es casi siempre reescribir. La tachadura no es una operación simple, pues supone una toma de decisión, una postura ante lo dicho, cuando no una poética misma. Para escribir, la goma de borrar es el único instrumento que nunca se equivoca. Obra mínima es, como apunta el subtítulo, una “antología” que compendia 26 años de labor creativa. En este libro Gallegos ha tomado la decisión de reencontrarse con la pluma. Ha decidido, también, tacharse: borrarse en aras de la mejora. Este libro recupera los poemas y aforismos más logrados a juicio del autor. Suprime material que ya no considera rescatable y ajusta una porción de los textos previamente publicados. Reescribir, reeditar, publicar nuevamente una obra pasada, son formas inequívocas de reencontrarse con uno mismo. En este libro, Gallegos se reencuentra con su escritura y nos hace cómplices de su andar por las letras.
Con esta antología, el lector tiene la oportunidad de asomarse a una trayectoria poética, vital e intelectual, marcada por el espíritu crítico, la independencia ante las instituciones, los cánones en turno y las preferenciales e imposiciones editoriales. Una obra sugerente, evocativa, que estimula el pensamiento y aflora la sensibilidad. Obra mínima es un título necesario para entender la complejidad de un escritor, filósofo y académico como lo es Enrique G. Gallegos, pero también, una excelente oportunidad para adentrarse a la pluralidad de la escritura literaria que se resiste a ser consumida como un simple entretenimiento.
Aforismos
La conciencia de la necesidad poética no hace sino acrecentar el vacío de la misma.
Nada me gustaría más que morir al filo del nacimiento del poema.
Los grandes poetas escriben por accidente. Sólo los farsantes toman en serio su trabajo. La poesía es el accidente que modifica el rumbo de la historia y sus manifestaciones.
Poesía: acción para hacer evidente todo poder metafísico.
La muerte de un poeta es doble si es amigo.
Sólo no siendo yo mismo es como la poesía se me da.
La razón es finita; la poesía, infinita.
El diálogo más fructífero es el que hacemos con nuestros muertos y fantasmas.
Dios: el más grande silencio que he experimentado.
Por la boca del poeta habla Dios; por la boca de dios, la Poesía.
Adquiere Obra mínima en AMAZON
HIRAM BARRIOS (Ciudad de México, 1983). Escritor, traductor y crítico. Es autor de los libros de ensayo El monstruo y otras mariposas (UNAM-Naveluz, 2013) y Las otras vanguardias (UANL, 2016); de los títulos de aforismo Apócrifo (Ajenjo, 2014; 2ª ed., UNAM-Naveluz, 2018) y Artimañas (Lima, Perú: Quarks Ediciones Digitales, 2021); y de los compendios Lapidario. Antología del aforismo mexicano (FOEM, 2015; 2ª ed., 2020); y Aforistas mexicanos actuales (Sevilla, España: Apeadero de Aforistas, 2019). Traductor del italiano. Preparó las antologías de Eros Alesi: Voces paranoicas. Bitácora inédita (Cuadrivio, 2013) y Mamá Morfina. Poesía reunida (Laberinto, 2021). En coordinación con Donato Di Poce, editó los compendios Silenzi scritti. Aforismi. Antologia Bilingüe Italiano-Spagnolo (I Quaderni del Bardo, 2020), y Clandestini / Clandestinos (I Quaderni del Bardo, 2021), ambos publicados en Milán, Italia. Ha escrito prólogos para autores de ambos lados del Atlántico. Preparo la edición crítica Gotas tóxicas. Aforismos y minificciones de Sergio Golwarz (Cuadrivio, 2015; 2ª ed., 2021) y la antología poética Zarrapastra (Mapa de obra) (Guatemala: 400 Elefantes, 2021) de Andrés Cisnegro (pseudónimo de Andrés Cisneros de la Cruz). Incluido en antologías de México, España, Italia y Perú. Algunos de sus escritos se han traducido al inglés, al croata y al italiano. Forma parte de la Redacción de la revista-blog Zona di Disagio, en la que colabora con artículos y traducciones al italiano.
0 Comentarios
Recordamos a nuestros lectores que todo mensaje de crítica, opinión o cuestionamiento sobre notas publicadas en la revista, debe estar firmado e identificado con su nombre completo, correo electrónico o enlace a redes sociales. NO PERMITIMOS MENSAJES ANÓNIMOS. ¡Queremos saber quién eres! Todos los comentarios se moderan y luego se publican. Gracias.