POESÍA La tiniebla es incierta entre respiraciones | Jesús Briseño Vázquez


RITUAL DEL FUEGO NUEVO

Sobre los muros de la noche
la luz se revela
con los húmedos sables del alba,
abajo, un águila de sombra
corona la penumbra de los montes,
el tiempo es esa lejanía de estrellas
que se desvanecen:
es tu mirada de astros gemelos
en delicada muerte bajo tus párpados.
La tiniebla es incierta entre respiraciones.
¿Acaso estaré ciego o son mis huesos los que humean
delante de mi rostro?
Cara al sol
las máscaras quemadas se borran
y es tu pasado el vuelo de las golondrinas,
y tu sonrisa de media luna
se disuelve allá, fresca y pura,
en el espejo de bahías de mi piel,
palabras que como agua sombría
manan de aquel maguey solitario,
silencios que como fumarola embrutecida
enlutan el horizonte con su llanto de ceniza.
A zarpazos de cristal de aurora
el cielo devasta las nubes
y sólo permanecen las blancas ruinas de su guerra,
el sacrificio se ha consumado,
la vida lava su rostro con los vientos de la mañana…
Al verte corriendo por el aire
la luz te envolvía y eran tus labios la flor aérea
y tus brazos eran ríos de humo blanco,
al verte me vi
como quien ve una sombra disolverse,
harapos de oscuridad ardían en el barranco,
porque a pesar de la noche
la vida resiste los embates del olvido,
derriba a esos dioses fríos que nos inundan
de rutinarias muertes apagadas
y que nos mastican lenta y calladamente…
Ahora, vida, deletreo tu rostro que es mi rostro,
bebo tu fuego que es mi fuego,
abrazo tu alma que es mi alma.


BLANCO IDILIO

Las nubes
son las bestias blancas del olvido,
navegantes invencibles en un mar de astros,
ellas como versos
son rebeldía en vuelo
contra el tiempo que las deshace,
con albura infinita
y atadas a la inercia del viaje
nunca dejan de transformarse,
nosotros como ellas cambiamos,
dejamos la piel a la deriva del mundo:
de sueño a carne y de carne a polvo
ardemos en la hoguera de los días…
En los temporales del odio
nuestras bocas se vuelven grises de suciedad
mientras ellas anuncian
el retorno de los relámpagos,
cae la lluvia de las eras como lágrimas de sangre,
cae el tiempo sobre soñolientas lenguas de piedra,
el cielo es una febril marea de deseos,
pero las nubes, fieles a su ejercicio de quimeras,
invaden la memoria del viento
y sólo dejan en los labios
señales blancas de silencio como frágil nieve:
la fugacidad infalible de la vida.


PAISAJE INTERNO

Dibujo en el alma
la ruta cristalina del viento
y al alba, en oscuro deshielo,
se vuelve río de lumbre la nieve sombría
entre los pétreos senos de una montaña:

aquí, somos la ardiente transparencia del instante,
el cielo abierto y la soledad vacía,
y allá, a la orilla del fin,
la profecía del polvo somos:

un grito roto en mil silencios
y un puñado de recuerdos.


JESÚS BRISEÑO VÁZQUEZ (1993- ). Nació en la Ciudad de México. Estudiante de Derecho en la UNAM. Colaborador de Revista Estepario. Participó en la XXIX Gran Muestra Teatral de Educación Secundaria con la obra "Cómo escribir una adolescencia" de Flavio González Mello.

0 Comentarios