OPINIÓN Firmitas, Utilitas, Venustas | Ramón Ventura Esqueda


“Sólidos, útiles, hermosos”, así deberían ser los edificios según Marco Vitruvio Polión, quién escribió esta triada de máximas arquitectónicas hace más de dos mil años, por allá en el siglo uno antes de Cristo, en un antiquísimo tratado sobre construcciones públicas titulado De Architectura, o como se conoce hoy a dicho tratado Los diez libros de Arquitectura. Marco Vitruvio es considerado el  arquitecto más antiguo del mundo clásico y el primer arquitecto romano del que se tiene noticia, y para mí, uno de los primeros escritores sobre el arte de la arquitectura.


Ahora, en los recientes destrozos causados por los sismos a los edificios en ciudad de México y Oaxaca, me acordé de Vitruvio y de su vida. Un hombre muy experimentado en su quehacer, que además de ser soldado, fue ingeniero militar y quién con las pensiones vitalicias que le otorgaron los emperadores para quienes trabajó (Julio Cesar y Augusto), se dio tiempo y vida para escribir sus experiencias y sus conclusiones sobre el quehacer de la arquitectura y componer su tratado. Con éste, legó a la humanidad una teoría seria y congruente para construir acorde a la época. La primera edición de este tratado, por allá a finales de la edad media (1486), influyó en los artistas y arquitectos del renacimiento. Aún se conservan muchos edificios de este periodo y aún ubicados en un país sísmico como lo es Italia, ninguno ha colapsado. El sismo del 19 de septiembre de 2017[1], reveló (lo vimos así en las imágenes que difundió la prensa y la televisión), edificios que se vinieron abajo por la falta de sentido común para construirlos  y mantenerlos en pie, es  decir, por simple y llana estupidez humana, y desde luego, falta de ética y ceguera imperdonables.
            El sueño de todo ser humano desde su origen, ha sido tener un refugio que lo proteja de los elementos de su entorno. Posteriormente, este refugio, hace ya más de cinco mil años, es decir desde que se comenzó a hacer arquitectura propiamente dicha, incorporó la ornamentación y la función específica del edificio, generando con ello lenguajes arquitectónicos con la forma de los mismos. Estos refugios, fueron perfeccionándose al paso del tiempo por medio de una fórmula aplicable al campo de la ciencia: prueba y error. Con los años, no cientos, sino miles, se obtuvo un bagaje de conocimientos que lograron refugios como señalaba  Vitruvio: “Solidos, útiles y hermosos” [2].
            Ahora más de quinientos años después de la publicación de este tratado, se nos han olvidado los principios elementales para hacer arquitectura. Para qué nos sirve tanta civilización si por ceguera especulativa sobre el uso del suelo olvidamos lo básico. Y lo básico en estos asuntos de la arquitectura y la construcción como en cada una de las disciplinas es: la vida humana... preservar la vida. Es verdad que los fenómenos naturales han cobrado muchas vidas y han desparecido hasta continentes enteros como contaba Platón de la Atlántida, o como tenemos noticia de  Pompeya y su destrucción por el Vesubio, pero no es posible, que a estas alturas de nuestra civilización, como bien dijo José Emilio Pacheco en su poema “Alta Traición”, sigamos dando la vida por “…una  ciudad desecha, gris, monstruosa…”.



RAMÓN VENTURA ESQUEDA (Colima 1955). Arquitecto de formación por la Universidad Autónoma del Estado de México. Miembro de los talleres literarios de la Casa de la Cultura coordinados por Víctor Manuel Cárdenas 1981/82. Museógrafo diplomado en Arte Mexicano, con un master en Diseño Bioclimático. Ha publicado en los periódicos colimenses Diario de Colima, Ecos de la Costa, El Comentario y la revista Palapa en su primera época. Coautor en el libro Carlos Mijares Bracho Maestro Universitario distinguido, en los volúmenes I, II, III y IV de la colección Puntal. Ha participado con crónica en los volúmenes II, III, IV y VI de los coloquios regionales de Crónica, historia y narrativa. Actualmente publica en el suplemento “El Comentario Semanal” del periódico el Comentario de la Universidad de Colima, la columna “De ocio y arquitectura”.

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[1] El sismo del 19 de septiembre tuvo un epicentro en los límites de Puebla y Morelos, a 120 kilómetros de la Ciudad de México.
[2] Vitrubio en este tratado decía algo elemental, que una obra buena de arquitectura debe tener un equilibrio entre tres factores fundamentales que son: La Firmitas, la Venusta y la Utilitas. El resultado no será satisfactorio si uno de estos tres factores predomina sobre las otras. La Firmitas que significa firmeza, es todo lo relacionado con los aspectos técnicos y constructivos de una obra de Arquitectura, la fundación, la albañilería, la estructura, los materiales de construcción, las instalaciones, el presupuesto, las técnicas constructivas, entre otros. La Venusta que viene siendo la belleza es lo que llamamos en nuestros días composición, estilo, lenguaje arquitectónico, diseño, entre otros. Por ultimo las Utilitarias, la edificación se convierte en una maquina, como decía Le Corbusier, se convertía en una maquina de habitar. Fuente: http://www.arqhys.com/construccion/arquitectura-vitrubio.html 

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