Destilada de atavíos
se decanta en las losas.
Transmuta en diáfanas
piezas de pulcro arroz
y se despoja trémula
de la taciturna opresión.
Cristalina cae sobre las rosas,
el blusón trazado a mano
desliza entre ella y la luz
formando una tenue hipérbola.
La revolución del viento
permite fotografiar su silueta
y conservarle en marcos
irrompibles de carbón.
El dintel de la habitación
ofrece una vista panorámica.
Las obras satelitales en su piel
son corpúsculos imposibles
hilvanados en la avena
fría y pacífica de su pecho.
El valle anidado
presenta hendiduras visibles,
que en nada afectan
el volar de los dientes de león.
En colinas conjugadas
cubiertas de orozuz y anís
descubro la textura del alabastro.
La trementina se localiza
embistiendo pliegues subducidos
y abriéndose paso con esmero.
Antiguos encuentros fugaces
son evocados por la proyección
consecutiva de estímulos pasados;
por el danzar de esencias
y partículas de la segregación
al deshilar su pelo cada mañana.
JAFET ALANIS RUIZ (Ciudad de México, 1997). Acaba de ingresar a la licenciatura en Actuaría de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado recientemente en la revista A buen puerto.
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