POESÍA Mi lengua como plegaria entrecortada | Tania Salinas


NUDO CIEGO 

¿Todo el desdén del mundo
hace mella en el alma del poeta?
¿O la borrachera enfermiza que
saboreó el amargo en otros labios,
como fantasma vino a dar a este siglo
en busca de bocas licenciosas?
Alguna explicación debe haber
alguna, que arranque el hondo suspiro,
que cubra la grieta que no encuentro
pero siento me arrastra al vacío.
Quiero saber ¿por qué poeta?
También he sentido una admiración siniestra por los péndulos,
por el vaivén, por el segundo como perro herido que atontado va y viene,
he sentido fascinación por las corbatas,
pero dime ¿por qué poeta?
He oído decir entre asombro y risa,
que no somos ni hombre ni mujer,
que somos seres neutros y extraños,
que sentimos doblemente como él o ella,
que padecemos nostalgias perennes
y que un orgullo abrazador no nos suelta la rienda,
he oído decir que somos dos en uno,
que se cae el hombre y se levanta la mujer,
pero nunca los dos a la vez,
dicen que soportamos más que los hombres,
pero me han mentido, tú no soportaste como poeta,
te largaste a no sé dónde siendo hombre,
te tengo rabia, la misma rabia que me tengo a mí,
a mí que me encojo en esa idea
que te acompañó la víspera.

EMBESTIDA HETERODOXA

No puedo expulsar por los ojos aquello que leo con el cuerpo,
tampoco puedo escribir sobre el efecto placebo
cuando las papilas gustativas de mi novio
lanzan fuego en las capas del rocío

Presiento la crisis existencialista del planeta,
las rodillas raspadas del mundo,
los borbotones de VIH en las venas del parque
y comprendo que chocar mis dientes contra la esperanza es irremediable.

Me prometieron toquecitos
y el electroshock emergió en mi lengua como plegaria entrecortada,
como sucesivos duelos en los que extrañar es la antítesis del olvido.

“No soy una magnolia” me dije,
lo que veo no son pétalos,
es mi sistema nervioso que empieza a caer a pedazos.

El azul claro se torna pardo-oscuro
y pende como humo de las barbas de dios.
Dios está cabreado con el mundo, o sea conmigo,
pero no es mi culpa que la corriente, también me queme las plegarias.

Cómo voy a calentarte las orejas mi señor
si en mi axila las sonrisas están petrificadas,
si tengo miedo, si tiemblo,
si mi corazón está en cuidados intensivos
cuando mi cuerpo tirita al filo de la cama.

Cómo voy a nutrirte el ego mi dios,
si en lugar de prenderse se me apaga el planeta
cuando me clavan 120 voltios de escarcha punzante.

Cómo hago señor para iluminarte la autoestima,
en este instante en que el amor
es una costra ardiéndome en los parpados.

No puedo ni quiero elevarte en tu pedestal señor,
solo intento frenar el coito,
bajarme de la cama
y eructar mi inconformidad
en el complejo sodo-patriarcal del invierno.

NOSTALGIA 

Ha venido desde constelaciones desconocidas,
ha entrado por poros y pupilas,
se ha unido inclemente
a la espina dorsal del alma
contagiándola de oscuro aliento.
Recorre mis hemisferios,
descansa en los torrentes sanguíneos.
He vejado su nombre mil veces,
pero ha decidido quedarse
a hacerme amarga compañía.
Resignada me dejo acariciar,
sé que no la podré sacar de la entraña,
mi lagrimal desde hace tiempo
ya no sabe parir gotitas
de rocío que carguen con ella.


TANIA RAMOS SALINAS
El último rincón del mundo, Loja-Ecuador.

Imagen | Pinterest

0 Comentarios