POESÍA Apenas del otro lado de estos labios | Aldo Rosales Velázquez


MEMORIA

Después de la medianoche
cuando el aire termine de mellar su filo contra cada piedra de este mundo
y un relámpago labre los contornos de la madrugada
(en ese preciso instante en que la oscuridad vibra hasta su raíz de ceguera)
puede que solo permanezca la certeza de que somos nada  
desnuda y perfecta como grano de arena
óbolo de cristal que aún no sabe que es cristal
y puede también que todo esto sea suficiente
para no querer amanecer de nuevo

De esa memoria que atraviesa todos los olvidos
para llegar aquí
a tejer su hogar en las esquinas del insomnio
de ese finísimo hilo que une un respiro con el siguiente
de esa semilla de agua pendiendo al borde de una hoja
de todo eso nacerá otro día
acaso un lunes con olor a humo
o un miércoles de todas las formas de la ceniza

Este recuerdo se ha adherido a la raíz de cada palabra
es el gramo de lumbre que basta para arrasar el sueño
y allá, en la otra orilla de esta noche
las cosas siguen pareciendo no existir de tan lejanas

Esto es lo que queda después de tantos cielos que nunca acaban de caer
y una vida apenas vida de recordar tanto y avanzar apenas:
una centella a mitad del pensamiento
aquel nombre que moja sus pies en las aguas del olvido
antes de hundirse y no volver
la mano que no sabe batirse en retirada de otro mano
un cuerpo cayendo con tanta furia hacia el pasado
que apenas se rememora sobre la piel


MADUREZ

Puede que no seas consciente de ese beso al borde de tu boca
porque estás tan cerca de él que es imposible que lo notes
(ni el agua ni la lumbre se conocen el cuerpo
jamás han estado mojado uno o ardiendo el otro)
pero yo que estoy aquí
a la orilla de tu nombre y de tus ojos
soy capaz de verlo temblar a punto de caída
maduro y fresco como la primera hierba del verano
doloroso por cercano y limpio
apenas del otro lado de estos labios

Beso tantálico que se aleja cuando ya va a ser besado
beso de cuerpo de aire
beso que resiste el paso de las cosas y los nombres
y acaba por ser nada o serlo todo
escondido en sí mismo;
beso mar, que nunca empieza ni termina

—porque creo que hay besos como viajes
que se extinguen en cuanto se alcanza lo que se persigue;
besos con cuerpo de colibrí
que mueren súbitamente
si se les atrapa—

(Quizá ese beso pertenezca al reino de las cosas tan perfectas
que apenas si soportan el peso de una mirada:
no hay forma de tomarlas sin romperlas
no hay mano tan delicada como para acariciarlas
y no se ha inventado la palabra que las diga sin cambiarlas)


ALDO ROSALES VELÁZQUEZ (Ciudad de México, 1986). Autor de los libros de cuento Luego, tal vez, seguir andando (Río Arriba, 2012), Entre cuatro esquinas (FETA 2014), La luz de las tres de la tarde (BUAP, 2015), El filo del cuerpo (Revarena ediciones, 2016), Ciudad Nostalgia (Casa editorial Abismos, 2016) y Sombra-Reflejo (BUAP, 2017). Becario del FONCA en el área de cuento (2016-2017) y coordinador del taller de creación literaria del FARO Indios Verdes, en la CDMX.

Facebook: Aldo Rosales Velázquez
Twitter: @AldoRosalesV

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